¿Vámonos haciendo más?

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“Vámonos haciendo menos”, rezaba el eslogan que el Consejo Nacional de Población lanzó en la década de los años setenta en un intento de mitigar el crecimiento poblacional del país que en esos momentos rebasaba el 3 por ciento anual. A este ritmo de crecimiento la población de México casi se duplicaba en 20 años y constituía un escollo para el desarrollo social del país En la actualidad, a pesar del eslogan –y de algunas caricaturas que hacían escarnio de los machos mexicanos que dejaban hijos regados por todas las colonias– no nos hemos hecho menos y seguimos creciendo. Lo hacemos, sin embargo, a  un ritmo considerablemente menor: aproximadamente el 1 por ciento anual.

La reducción en el ritmo de crecimiento poblacional en los últimos cincuenta años ha sido un fenómeno global. Esta reducción, sin embargo, no ha sido uniforme y mientras que algunos países mantienen todavía una tasa de crecimiento poblacional mayor al 3 por ciento, otros han hecho realidad el eslogan de marras y su población está disminuyendo. Esto último afecta a países ricos, como es el caso de Italia  y Japón, por poner dos ejemplos.  

Obviamente, un factor fundamental que determina que la población de un país crezca o disminuya es el número de nuevos nacimientos. Para llegar a un equilibrio poblacional cada mujer deber procrear en promedio 2.1 hijos. Por arriba de este número la población crecerá en términos absolutos y disminuirá por abajo del mismo.  En este último caso, al haber menos niños y personas jóvenes se incrementará la edad promedio de la población. 

Un artículo aparecido esta semana en la revista “The Lancet” discute en forma amplia las consecuencias económicas, sociales y geopolíticas que tendrán los cambios poblacionales a lo largo del presente siglo. Dicho artículo fue publicado por un grupo de investigadores de la Universidad de Washington en Seattle encabezado por Stein Emil Vollset.

Stein y colaboradores modelan el crecimiento de la población a lo largo del siglo XXI y hacen predicciones sobre la evolución que experimentará dicha población en 195 países. Contrario a las predicciones de la Organización de la Naciones Unidas que pronostican que la población del mundo continuará aumentando desde su nivel actual de 7,800 millones hasta alcanzar 11,000 millones en el año 2100, Stein y colaboradores encuentran que muy posiblemente dicha población alcanzará un máximo de 9,700 millones en el año 2064, y después disminuirá paulatinamente hasta llegar a 8,800 millones en 2100.

Los investigadores encuentran también que hacia el final del siglo XXI, en 183 países, incluyendo a México, la fertilidad será inferior a los 2.1 nacimientos por mujer necesarios para mantener el equilibrio poblacional. Todos estos países estarían entonces entrampados en un proceso de disminución de población, a menos que el abatimiento de la fertilidad sea compensada por la inmigración. En España, por ejemplo, la población disminuiría de los 46 millones actuales a 23 millones en 2100, mientras que en Italia la población lo haría de 60 millones a 30 millones.

En los Estados Unidos, un país hecho de inmigrantes pero que en años recientes ha endurecido sus políticas en este respecto, la población tendría un aumento marginal al pasar de 324 millones en 2017 a 335 millones en 2100, alcanzando un máximo de 364 millones de 2060. México, por otro lado, pasará de 127 millones en 2017 a 146 millones en 2100, con un pico máximo de 170 millones en 2062.

Los cambios poblacionales tendrían impactos económicos y modificarían la clasificación de las economías del mundo. Así, China adelantaría en 2050 a los Estados Unidos como la primera economía global, para después perder esta posición a favor de los Estados Unidos en 2100. Esto último debido a que China disminuirá drásticamente su población de los 1,400 millones actuales a 730 millones en 2100. La India por su lado, que contaría en 2100 con una población de 1,100 millones, sustancialmente más grande que la de China, se convertiría en el tercer país económicamente más poderoso desplazando a Japón.

En este escenario de disminución del índice de fertilidad, Stein y colaboradores apuntan que la inmigración será un factor clave para mantener el nivel poblacional y la salud de las economías más grandes del mundo. Momento en el cual quizá podamos condicionar y controlar el flujo de inmigrantes mexicanos a los Estados Unidos. Al mismo tiempo que lanzamos el eslogan “vámonos haciendo más”.