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Fe en el futuro

Por Alfonso Lastras Martínez

Julio 23, 2023 03:00 a.m.

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A las cinco y media de la mañana del 16 de julio de 1945, un grupo de adolescentes que se encontraban acampando cerca de Ruidoso, Nuevo México, fueron despertadas por una explosión. En una entrevista concedida a la revista National Geographics, Barbara Kent, una de las adolescentes del grupo, recuerda el incidente: “Todas estábamos conmocionadas... y luego, de repente, había una gran nube sobre nuestras cabezas y luces en el cielo. Incluso nos lastimaron los ojos cuando miramos hacia arriba. Todo el cielo se volvió extraño. Era como si saliera un sol tremendo”. 

Horas después de la explosión comenzaron a caer copos blancos del cielo. Pensando que eran copos de nieve, las niñas empezaron a jugar con ellos, frotándoselos en la cara. Algo extraño había, sin embargo, pues los copos no eran fríos sino calientes. A pesar de este hecho inusual, las niñas, de solo 13 años, pensaron que esto era por el calor que hacía.  Desafortunadamente, los copos no eran de nieve, sino producto de la primera explosión nuclear de la historia y por tanto estuvieron expuestas a residuos radiactivos. Esta explosión se llevó a cabo en el desierto de Nuevo México, cerca de la ciudad de Alamogordo, a unos 60 kilómetros del campamento en el que se encontraban las adolescentes.  

La bomba nuclear de Alamogordo, lo mismo que las bombas que destruyeron posteriormente a la ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki al terminar la Segunda Guerra Mundial, fueron resultado del proyecto Manhattan, llevado a cabo de manera ultrasecreta por el Gobierno de los Estados Unidos como parte del esfuerzo de guerra. El líder científico del proyecto fue Robert Oppenheimer, quien con seguridad se hará popular, pues es el protagonista de la película que lleva su nombre y que fue estrenada en las salas de cine esta semana. 

El desierto de Nuevo México fue escogido para llevar a cabo la primera explosión nuclear de la historia- bautizada como prueba Trinity- por su baja densidad de población. No obstante, por la naturaleza ultrasecreta de la operación, miles de personas que se encontraban a decenas de kilómetros del sitio de la explosión -como sucedió con las adolescentes de campamento de Ruidoso- no fueron alertadas de su inminencia y fueron expuestas a altas dosis de radiación. Así, en los años que siguieron a la prueba Trinity, las adolescentes que jugaron con copos radiactivos en el campamento de Ruidoso enfermaron, a tal grado que, al alcanzar la edad de 30 años, Barbara Kent era la única sobreviviente del grupo, si bien habiendo sufrido varios tipos de cáncer. 

¿En qué medida y con qué alcance se dispersaron los contaminantes radiactivos de la prueba Trinity? Un artículo aparecido esta semana en el sitio “arXiv” intenta responder a esta pregunta. El artículo, que todavía debe pasar por una revisión formal, fue escrito por un grupo de investigadores encabezado por Sébastien Philippe de Princeton University. En su trabajo, Philippe y colaboradores conjuntaron datos gubernamentales y datos climáticos, con cálculos sofisticados del movimiento de las capas atmosféricas para determinar la dispersión de contaminantes radiactivos durante los diez días siguientes a la prueba Trinity.

Los cálculos demuestran que los contaminantes radiactivos se dispersaron en dirección noreste, llegando eventualmente a todos los estados de la unión americana, con la excepción de Washington y Oregon. Las mayores concentraciones se dieron a lo largo de una franja que cubre una buena parte del medio oeste norteamericano. Dichos contaminantes cruzaron también hacia Canadá y México. En este último caso a largo de toda la frontera, desde California hasta Texas. 

Philippe y colaboradores encuentran que la nube radioactiva llegó al lago Crawford, en Ontario, Canadá, el 20 de julio de 1945, con un pico de concentración dos días después. Dado que la prueba Trinity se llevó a cabo con plutonio, el 20 de julio de 1945 marca la fecha en la que se depositó plutonio en el fondo del lago Crawford por vez primera. De esta manera, los expertos proponen que este lago sea el sitio que marque el inicio del Antropoceno, una nueva época geológica que seguiría al holoceno -vigente desde el fin de la última glaciación-. El Antropoceno está caracterizado por un estrato geológico con una huella que marca la presencia humana en la Tierra, en este caso, una capa con plutonio en el fondo del lago Crawford.

Así, tenemos fe que, en un futuro lejano, un geólogo -humano o no humano- al explorar el fondo del lago Crawford -o lo que quede de él- encuentre una capa de plutonio que le indique el momento geológico cuando los humanos empezaron a modificar su planeta -o lo que quede de él.