Violentos fifís

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“El lenguaje político -y con variaciones esto es verdad de todos los partidos políticos, de los conservadores a los anarquistas- está diseñado para hacer que las mentiras suenen veraces y el homicidio respetable, y para darle una apariencia de solidez al mero aire”.

George Orwell

Ya lo dijo el presidente. En la manifestación de Ayotzinapa del 26 de septiembre, los encapuchados que hicieron pintas en monumentos históricos, destrozaron vidrieras de hoteles, restaurantes y comercios, prendieron fuego a la Librería Gandhi y arremetieron contra la puerta Mariana y los muros de Palacio Nacional, donde pintaron “Estado asesino”, “43”  y la “A” encerrada en un círculo del anarquismo, no eran anarquistas. 

“Ayer hubieron excesos [sic] -explicó López Obrador al día siguiente-. Dicen algunos, y respeto desde luego, es un punto de vista, que son anarquistas. No, el anarquismo es un movimiento muy profundo en ideales, productivo, propositivo. No es anarquismo lo de ayer. Ahora sí que lo diga mi dedito. Esa es una variante del conservadurismo, de tantas variantes que tiene el conservadurismo. ‘magínense, ‘magínense, ¿cómo van a ser anarquistas los que destruyen una librería, o sea, eso no tiene que ver con el movimiento de izquierda, con el movimiento progresista. Eso se acerca más a otras cosas, al conservadurismo, que tiene varias manifestaciones, expresiones”. 

Los conservadores prendieron fuego a la librería Gandhi de avenida Juárez coreando “Leer es de burgueses”. ¿Cómo podrían ser anarquistas?, si los anarquistas son gente buena como Ricardo Flores Magón, “un hombre con ideales, con principios, [que] casi se quedó ciego de tanto leer y de mantener sus principios con dignidad. ¡Qué van a ser anarquistas esos que quieren quemar una biblioteca, perdón, una librería!” En redes sociales estos perversos conservadores afirmaban, incluso, que no hay nada de sagrado en una librería como Gandhi, porque es una empresa capitalista y explotadora. 

Los conservadores volvieron al ataque el 28 de septiembre. Un grupo de ellos, o más bien de ellas, encapuchadas, participó en la manifestación para exigir la legalización del aborto. Estas conservadoras hicieron nuevamente pintas en monumentos y quemaron la puerta de la Cámara Nacional de Comercio de la Ciudad de México. Pintarrajearon columnas y rejas de la catedral y arrojaron papel encendido al interior, el cual, sin embargo, fue sofocado. Las encapuchadas coreaban lemas típicos conservadores como: “Saquen sus rosarios de nuestros ovarios” o “Si no hay aborto legal, el desmadre que se va a armar”. 

El progresista gobierno de la ciudad de México resistió la tentación de usar la fuerza pública contra los conservadores. En la manifestación del 26 de septiembre los policías se mantuvieron a una prudente distancia y cuando los conservadores atacaban comercios y vandalizaban monumentos históricos les decían “¡Fuchi!” y “¡Guácala!” y les pedían que pensaran en sus mamacitas. Pero los conservadores, violentos y agresivos como son, no hacían caso. Unos comerciantes de las calles de Motolinía y 5 de Mayo sí  tomaron palos y cerraron el paso a los conservadores, quienes se replegaron y se fueron a atacar otros objetivos. 

Este próximo 2 de octubre los conservadores fifís saldrán nuevamente a las calles para protestar por la matanza de Tlatelolco. El gobierno recomienda a los comerciantes y a los monumentos que les griten “¡Fuchi!” y “¡Guácala!”, pero ahora con más fuerza, y que les recuerden que sus mamacitas los pueden dejar sin merendar si siguen haciendo desmanes. 

José José

Un video del cineasta Luis Peagui que se viralizó en redes sociales mostraba este sábado a los pasajeros en un microbús coreando la letra de “El triste”. El video se convirtió en símbolo del cariño de los mexicanos al fallecido José José. 

Twitter: @SergioSarmiento