Y si tan sólo

Se trata de llegar al mundo e imitar lo que vemos

Y de aprender la lengua con su gestos, sus ademanes, sus modismos

Se trata de llegar al mundo, prenderse del pecho de la madre 

e irse despegando conforme el tiempo nos invade

O de descubrir al individuo dentro, sin duplicarlo en un yo inconsciente.

Y tal vez de intuir que no sabemos de qué trata esto del ser humano, 

de la comunidad, de los sistemas sociales, de los grilletes virtuales

Se trata de detener la inercia

De pausar el paso

Se trata de respirar el mundo, de inhalar la naturaleza 

y digerir el equilibrio planetario

El juego se trata de nunca pronunciar el miedo a la vida

De temerle al miedo, de amar la individualidad y la diferencia.

Y al tiempo sentirnos un solo cuerpo.

Se trata de acordarse de que somos piezas de un espejo.

Que reflejamos el todo en nuestra peculiar particularidad.

Se trata de liberar la mano y el trazo que se dibuja en sus ademanes

Se trata de caminar el mundo y regalar recuerdos que se han vuelto frágiles y ligeros.

Se trata de voltear al frente sin el remordimiento o la nostalgia

de conseguir aliento para el siguiente escalón

de jugar a la vida, al niño, al hombre maduro, al adulto.

Y pasar a la vejez despacio entre los eclipses y los equinoccios.

Se trata de despojar de género a los individuos.

Se tarta de prescindir de los difraces.

Se trata de desclasificar a lo raro, a los grises o a los azules.

Se trata de eliminar geografías y circular sin fronteras.

Se trata de dejar ser, de permitirse ser, de disfrutar siendo.

Se trata de que cada uno haga su chamba y que la ley que aceptamos se cumpla sin reiteramientos inútiles y costosos para poder seguir viviendo, haciendo lo nuestro y cada quien lo suyo. Sin molestar y sin tomarle el pelo a otros. Menos pasarle encima con las palabras que se usan solo en los litigios de quinta porque alguien se atreve a gritar pensando en que eso es el poder.

Porque quizá se trata de que no se trate, más que de vivir.