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Cuando don Miguel Valladares García fundó Pulso, su objetivo fue dar a San Luis Potosí un periódico profesional, plural, vertical y sin lugar a la injuria o al amarillismo.
Quiso su fundador que Pulso tuviera como señas de identidad el ejercicio y la defensa de la libre expresión, con la inclusión de muy diversas miradas y con ello se convirtiera en un punto de vinculación de la sociedad a la que se debe.
En aquel 1988, el país atravesaba por una época en la que la prudencia recomendaba invertir a corto plazo o esperar “tiempos mejores”. Poner capital a una empresa periodística que no estuviera sujeta a las exigencias de los resultados materiales inmediatos, fue una apuesta que puso de relieve el genuino interés de propiciar el diálogo plural, el consenso constructivo y el bien común.
A lo largo de estos treinta años, Pulso ha reunido en sus páginas una gran variedad de perspectivas en el ejercicio de la libre expresión. La búsqueda del dato preciso y la convicción del servicio a la sociedad han sido la piedra de toque para exponer los factores que obstaculizan el desarrollo, deforman la aspiración a un mejor San Luis o abren ventanas de impunidad.
El periódico acrecentó su proyección, asumió retos y ha atendido la necesidad de reinventarse ante los desafíos del futuro, sin alterar sus compromisos de origen. Esas son las claves de la sintonía con sus lectores y la propuesta en otras plataformas para nuevos públicos.
La identidad que quiso darle su fundador y el compromiso con sus lectores seguirán siendo la dimensión obligada de Pulso para los tiempos venideros.