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No se observa el cumplimiento de la Recomendación General 32/2018 de la CNDH sobre la contaminación atmosférica urbana, tanto en la capital como al interior del estado. No se informa de forma sencilla, los datos sobre la calidad del aire, analizó Alfredo Ávila Galarza, profesor-investigador del CIEP de la Facultad de Ingeniería de la UASLP.
El 24 de julio de 2018 la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitió el pronunciamiento al gobernador Juan Manuel Carreras López y los 58 presidentes municipales.
Refirió que la CNDH recomendó no solo medir la calidad atmosférica, sino también implantación de programas de verificación vehicular, promoción de una movilidad no contaminante, mejoramiento del transporte urbano público, desincentivar el uso del vehículo particular, entre otros aspectos.
Externó que, en ciudades como Matehuala o Ciudad Valles, donde la población rebasa los 100 mil habitantes, no hay medidas para mejorar la calidad del aire, sobre todo en la Huasteca durante la zafra de cañaverales.
Enfatizó que, si bien la Segam ha iniciado acciones en torno a reactivar las estaciones de monitoreo atmosférico en la capital, “lamentablemente” las emisiones siguen siendo discontinuas y no se miden todos los parámetros, de acuerdo con lo establecido por la legislación ambiental.
Consideró que la dependencia estatal no traduce los reportes de la verificación a un lenguaje accesible para la población, es decir, se exponen los informes de tantas partículas por millón (ppm) o presentes en metros cúbicos (m3), cuyos términos son técnicos-científicos.
Por ende, recalcó que eso no permite determinar si los niveles de concentración de polución se encuentran por debajo o por encima de los rangos de la normatividad ambiental, y “qué representa para la salud”.
“En el acceso a la información sigue siendo complicado y no claro, es decir, si bien aparecen buscándole ciertos contaminantes, los contaminantes que se miden en el monitoreo atmosférico, que repito, no son todos los contaminantes criterio, realmente no hay una traducción de esa información a un lenguaje comprensivo a la ciudadanía”, adujo.
Argumentó que, aunque la medición de la calidad atmosférica es un proceso costoso, el disponer de información sencilla, clara y oportuna para los habitantes, “es cosa de traducir esos datos medidos en información entendible”.