No te enganches a cualquier idea

Compartir:

No te enganches a cualquier idea

A-AA+

No todas las ideas son buenas. Ya que hay buenas y malas ideas; así como también hay malos y buenos pensamientos. Y de éstos, no todos son buenos para la salud.

Hay pensamientos positivos que fortalecen el espíritu; pero también hay pensamientos que son nocivos para el bien-

estar emocional.

Pero hoy, vivimos en medio de un mercado de ideas; por dondequiera nos asaltan las propuestas para una vida mejor. Pero, no todas las ideas van a mejorar nuestra existencia.

No cualquier idea, nos va a ayudar a ser mejor. Por eso mismo, hay que preguntarnos: ¿Qué es lo que vemos, y qué lo que escuchamos? Y esto, ¿Qué tanto, influye en nuestro ánimo? Porque hay muchos, a quienes les importa que pienses como ellos; pero a ellos, no les importas tú. 

A DIOS LE IMPORTA QUE VIVAS BIEN

En cambio, para Dios tú no eres un cliente; tú eres su hijo, y a él le importa que vivas, y que vivas bien. 

Y hoy nos dice el Señor: “Pero a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños”. (Jn.10,5).

No sigas la voz de un desconocido. Porque éste, no te va a llevar a donde tú lo necesitas; sino a donde el quiere que tú vayas.

ESCUCHAR AL CORAZÓN

Siempre que escuchemos un consejo, es importante escuchar al  corazón. Porque éste, no se equivoca, y nos ayuda a detectar cuál es la palabra que nos trae la paz.

Hay que ser como ovejas, que saben bien a quien están siguiendo. Ya lo dice el Señor: “Y cuando ha sacado a todas sus ovejas, camina delante de ellas, y ellas lo siguen, porque conocen su voz”. (Jn.10,4). 

Por tanto, no dejes que el otro te destruya con sus ideas, no hagas caso a cualquier charlatán. Ya lo dice el Señor: “El ladrón sólo viene a robar, a matar y a destruir” (Jn.10,10). 

Pero Dios, no te quita nada de lo que él te ha dado. Porque tú eres suyo; y él no quiere que te falte nada. 

Es bueno repetir con el salmo 22: “El Señor es mi pastor, nada me falta”.

No olvides que Dios se hizo hombre para encarnar tu vida. El viene a ti con un motivo: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”. (Jn.10,10).