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¿Por qué te niegas a aceptar lo que sientes? No vivas ignorando al corazón. Porque éste, también tiene sus razones.
Ya lo dijo Blas Pascal: “El corazón tiene razones que la razón ignora”. Y para llegar a la verdad, no basta con el uso de la razón; también se necesita escuchar al corazón.
El hombre, hace siempre lo que cree que se debe, y no lo que el corazón le dicta. Y por eso, pocos son los que viven felices. Porque la raíz de la felicidad está en el corazón, y no en la razón.
SENTIR
Cuando nos negamos a aceptar lo que sentimos, empezamos a padecer un calvario; porque nos dejamos llevar por lo que deberíamos sentir, y no por lo que estamos sintiendo. Y el hombre es más que la razón, porque también siente; pero se niega a escuchar los llamados del corazón.
Dijo Ortega, que la vida está llena de irracionalidad por todas partes. Y, aun así, el hombre sigue negando la existencia de lo ilógico; aunque su vida no sea tan razonable.
DIVINIDAD
Y por eso mismo, hay quienes niegan la existencia de Dios; porque lo divino les parece ilógico.
Pero hemos olvidado, que la felicidad va más allá de la razón; también sabemos, que el amor es algo ilógico. Pero éste, es la más dichosa de las locuras.
Muchas personas, basaron su vida en el deber, y vivieron una vida desdichada; porque jamás, se dieron la oportunidad de seguir el llamado del corazón.
Aunque hay momentos, en que el corazón salta de gozo; pero nosotros lo acallamos con falsos razonamientos. Y esto nos hace pensar, que no nos importa ser felices.
SER FELICES
Pues lo mismo sucedió con los discípulos de Emaus, ellos estaban tristes, porque Jesús había muerto; y no tenían voluntad para abrir los ojos y aceptar que Cristo estaba vivo. Él, caminaba con ellos, pero ellos se negaban a creerlo; porque se resistían a ser felices.
Para los de Emaús, solo contaba un hecho: que Jesús había muerto, y esa era la triste “verdad”.
Los que viven de acuerdo a la razón, son incapaces de pensar en algo más allá de los hechos; e ignoran, que en lo del más allá, es donde se encuentra la verdadera felicidad.
Y una vez, que los discípulos descubren que Jesús está vivo, es cuando se dan cuenta de todo lo bueno que tenían, y no lo habían advertido; y así, comienzan a decirse el uno al otro: “ ¡Con razón nuestro corazón ardía, mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras!”. (Lc.24).
¿POR QUÉ NOS
NEGAMOS A CREER?
El corazón les decía, que Jesús estaba ahí; que iba caminando con ellos, pero ellos se negaban a creerlo. Los discípulos no seguían sus corazonadas.
Y con esa actitud, optaron
por seguir sufriendo.
Hoy, necesitamos preguntarnos: ¿Por qué nos negamos a creer en aquello que nos hace felices? ¿Será que no nos amamos? O tal vez pensamos, que no somos dignos de ser dichosos.
Porque el hombre vino al mundo para ser feliz; pero cuida tanto la razón, que ha olvidado al corazón. Y éste, se ha ido endureciendo; haciendo de la vida algo insípido.
Porque, donde todo es exacto, no encuentras nada que te llene. Y, ¿Qué te dice el corazón? “El corazón me dice que te busque, y buscándote estoy”. (Salm.26.)
Pregúntate, si lo qué haces, te está haciendo feliz; o solo haces lo que te han hecho creer y has creído, que es tu felicidad.