¿YA HABLASTE CON DIOS?

Compartir:

¿YA HABLASTE CON DIOS?

A-AA+

Pbro. Lic. Salvador González Vásquez

Venimos al mundo para vivir en comunión, y por lo mismo, en comunicación; no existimos para vivir encerrados, hay que salir de nosotros mismos, y entrar en diálogo. 

Y para eso, hay que ser humildes y reconocer que los demás nos son necesarios. Por eso, Dios nos dio el lenguaje. Y por medio de éste, podemos exteriorizar lo que llevamos dentro.

Es imposible, que alguien permanezca incomunicado.  Porque no nos hicieron para vivir aislados. Ya lo dijo Dios: “No es bueno que el hombre esté solo”. 

Por ese motivo, varios filósofos han afirmado, que el hombre es un ser dialógico. Esto significa, que fuimos creados para vivir dialogando; y así, permanecer en contacto con los demás.

Ya lo decía M. Buber: “Es en el encuentro con los demás seres humanos, dónde el hombre individual toma conciencia de que es un sujeto”. El otro, me hace sentir persona; y su trato, me hace consciente de mi valor. 

DIÁLOGO CONSTANTE

Pero en el trato, se necesita el diálogo. Y éste, es algo constante. La persona habla   con los demás; y cuando calla, habla consigo misma. Pero es indispensable, hablar con Dios.

Y el Evangelio de hoy, insiste en la necesidad de orar siempre y sin desfallecer. Porque solo así, nos vinculamos con un ser Divino. 

Y, si no hacemos oración, nos sentimos solos contra el mundo.

SOLEDAD EN LOS HOMBRES

Dice el Papa Benedicto: “El que reza, nunca está solo”. Hay soledad de los hombres, es decir, nos podemos quedar sin los demás, pero nunca nos quedaremos sin Dios; solo que nosotros, así lo hayamos decidido.

Hoy, dice el Evangelio de Lucas: “En aquel tiempo, para enseñar a sus discípulos la necesidad de orar siempre y sin desfallecer, Jesús les propuso está parábola…”.

ORACIÓN

Sin diálogo, no es posible vivir. Y la oración, es un diálogo con Dios. Y aunque el Señor ya sabe lo que nos sucede, es importante que se lo digamos; porque es saludable contar a Dios lo que nos aflige.

Pero, no hay que desesperar, al sentir que Dios no nos escucha; Dios te oye, pero no responde de manera instantánea. Porque hay que aprender a esperar. Y los momentos de espera, nos ayudan a repensar lo que estamos pidiendo. 

Y si Dios tarda en responder, ese tiempo lo necesitamos, para pensar bien lo que estamos pidiendo.

NECESIDAD

El hombre, no siempre está preparado para hacer buen uso de lo que pide. Y por eso, Dios conoce el  momento oportuno para darnos lo que necesitamos.

Por esa razón, Jesús termina diciendo: “Pero, cuando venga el Hijo del Hombre, ¿creen que encontrará fe sobre la tierra? “. 

Por lo tanto, no caigamos en la desesperación. Para que ésta, no nos haga perder la fé. Y, por el contrario, no dejemos desfallecer la fe. Para que ésta, nos mantenga firmes en la espera.