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CIUDAD DE MÉXICO (EL UNIVERSAL).- Aunque se están promoviendo cambios, es probable que desde la universidad ya hayas notado que las mujeres no tienen acceso a las mismas oportunidades que los hombres a pesar de que, de acuerdo al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el PIB de Latinoamérica podría crecer hasta un 16% más si la brecha de género disminuye.
En los anteriores 50 años, la participación laboral femenina pasó del 20% al 65%. Hoy 117 millones de mujeres forman parte de la fuerza de trabajo en América Latina y el Caribe, la cifra más alta en la historia. Sin embargo, esto no siempre se traduce en logros en el campo profesional para ellas, ya que muchas son parte del comercio informal.
En ese sentido, es importante que las universidades y la iniciativa privada promuevan la participación femenina en los campos de trabajo que, además, se enriquecen a nivel creativo, organizacional e incluso en el retorno de inversión.
Al respecto Amanda Berenstein, Directora de Comunicaciones para MBA Tour, consideró que, si bien los avances han tomado mucho tiempo y aún hay grandes áreas de oportunidad, hay actores que han propiciado la creación de ambientes cada vez más inclusivos. "Los cambios sociales, por más relevantes y necesarios que sean, toman su tiempo. Por ello, hay que continuar haciendo consciencia de que tener más mujeres en puestos directivos y equipos de trabajo representa una ventaja".
Al terminar su carrera y a lo largo de su vida profesional, las mujeres tienen que enfrentar diversos obstáculos, entre ellos buscar el equilibrio entre su desarrollo personal y profesional. La buena noticia es que las organizaciones están más dispuestas a apoyarlas. "La apertura que las empresas han mostrado en los últimos años ha ayudado a que las dinámicas de vida de muchas mujeres sea más cómoda, respetando los distintos ámbitos en los que se desenvuelve. Por ejemplo, hemos pasado de tener pavor a compartir que estamos embarazadas a decirlo abiertamente. Incluso vemos a mujeres que reciben ascensos en esa etapa de sus vidas", agregó Berenstein.
Sin embargo, con todo y que los espacios de trabajo evolucionan y se adaptan a los estilos de vida de las mujeres que forman parte de ellos, existen todavía algunas barreras que impiden su ingreso y crecimiento en el mercado laboral, como el llamado "techo de cristal", junto a la errónea percepción sobre masculinizar los procesos creativos, tal como lo menciona Berenstein: "seguimos viendo la barrera del techo de cristal cuando las mujeres no son invitadas a las mesas de discusión. Además, falta incluirlas en la cadena de valor de comunicación y creatividad, pues seguimos viendo a más hombres en esos ámbitos, y lo que pasa cuando tienes a hombres creativos es que van a reflejar valores masculinos".
También hay que eliminar algunos estereotipos basados en roles de relación social. "Todavía hay muchos esquemas de networking en el ámbito empresarial que están muy masculinizados. Por ejemplo, se ve mal que una mujer salga a cenar y se relacione con un cliente", comentó la ejecutiva.
Añadió que es necesario generar espacios de colaboración inclusiva en las compañías, las aulas y en casa para ayudar a cambiar la percepción de las tareas y lograr una revalorización de los tiempos y necesidades de las mujeres. "Debemos tener más ejemplos de mujeres exitosas que no sacrificaron todo. Siempre tenemos esta imagen de la mujer ejecutiva como la mujer agotada. Teníamos la conceptualización de que debíamos dejar todo para ser exitosas, pero los estándares e indicadores de éxito han ido evolucionando", comentó Berenstein.
Finalmente destacó que es importante mostrar que los equipos diversos tienen mejores resultados en todos los ámbitos, así que, ya sea en la universidad o en las empresas, las mujeres tienen mucho que aportar. "Debemos tener la noción de que los grupos con mayor pluralidad apoyan el crecimiento de las empresas, su retorno de inversión y resultados. Por ello, incluir a las mujeres no debe ser un esfuerzo aislado, tiene que ser una prioridad", finalizó la directiva.








