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Una enorme fuga de agua potable apareció este viernes en la Calzada de Guadalupe. Por ahora se desconoce si se reventó alguna tubería dañada por una raíz, o sufrió algún otro tipo de daño.
La fuga era un gran charco en la zona de jardín y parte del piso del andador en el tramo comprendido entre las calles Coronel Ontañón y Valentín Gómez Farías.
Es posible que la red de agua se encuentre en el centro del área peatonal, justo donde se hallaba la ruta original de la galería filtrante que bajaba el agua de la presa “La Cañada del Lobo” hasta la Caja del Agua.
La infraestructura hidráulica de la Calzada de Guadalupe es una de las más antiguas de la ciudad, y hasta ahora no se sabe con qué frecuencia, las redes de agua instaladas posterior a la galería filtrante recibían mantenimiento.
Durante la administración municipal de Ricardo Gallardo, el andador central en el tramo comprendido entre la Caja del Agua y la Basílica Menor de Guadalupe recibió mantenimiento de sus piezas de cantera, pero nadie se preocupó por la revisión de las redes de agua potable en la época.
El enorme charco afecta precisamente una parte de la zona reparada del piso de cantera, en el andador central de la Calzada de Guadalupe. La humedad permanente ya afecta el color de la piedra y también ahoga el pasto, que a su vez sufre por las bajas temperaturas de la madrugada.
La fuga era un gran charco en la zona de jardín y parte del piso del andador en el tramo comprendido entre las calles Coronel Ontañón y Valentín Gómez Farías.
Es posible que la red de agua se encuentre en el centro del área peatonal, justo donde se hallaba la ruta original de la galería filtrante que bajaba el agua de la presa “La Cañada del Lobo” hasta la Caja del Agua.
La infraestructura hidráulica de la Calzada de Guadalupe es una de las más antiguas de la ciudad, y hasta ahora no se sabe con qué frecuencia, las redes de agua instaladas posterior a la galería filtrante recibían mantenimiento.
Durante la administración municipal de Ricardo Gallardo, el andador central en el tramo comprendido entre la Caja del Agua y la Basílica Menor de Guadalupe recibió mantenimiento de sus piezas de cantera, pero nadie se preocupó por la revisión de las redes de agua potable en la época.
El enorme charco afecta precisamente una parte de la zona reparada del piso de cantera, en el andador central de la Calzada de Guadalupe. La humedad permanente ya afecta el color de la piedra y también ahoga el pasto, que a su vez sufre por las bajas temperaturas de la madrugada.
