A-AA+
Pbro. Lic. Salvador González Vásquez
No esperes recibir, lo que no estás dispuesto a dar. No hay que olvidar, que el trato que demos es el mismo que vamos a recibir.
Aunque hay un don, que todos quisiéramos tener, pero pocos queremos dar. Ese don, es indispensable para seguir viviendo; por eso es perfecto, y se llama: PERDÓN, porque es un perfecto don.
Pero no basta el perdón recibido, también hay que dar el perdón. Porque si falta éste, quedamos atrapados en el pasado; y nosotros, somos algo más que un error.
VIVIR EN PLENITUD
El perdón, no es algo que se merezca, por eso es un “don”; y al pedirlo, estamos pidiendo algo más, de lo que ya hemos arrebatado.
Pedro le hace una pregunta a Jesús: “Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces? Jesús le contestó: No sólo hasta siete, sino hasta setenta veces siete”. (Mt.18, 21-22). El siete, significa siempre. Es decir, para vivir con plenitud, es necesario perdonar siempre.
SANAR EL ALMA
Y el perdón, debe ser total y de corazón, no solo de labios. Porque al perdonar de corazón, estamos sanando el alma.
Perdonar, es perdonarse. Y si perdonas, te estás librando de un dolor pasajero, que no te deja vivir. Y ese dolor, es el castigo que tú te has impuesto.Vivir, es tener proyecto, y caminar viendo hacia adelante; sin clavarse en el pasado.
Por tanto, perdona; para que sigas viviendo.