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Las ovejas aprenden a contar pastores
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Salimos, armados con cerbatanas jíbaras,
para cazar sentidos,
el primero en caer fue un libro de gramática.
Pero todo se perdió en la niebla
porque un capitán confundió un elefante blanco con un mapa.
A es A: dijo Aristóteles,
durante una borrachera épica,
de lo cual se deduce que un elefante no es un mapa.
E no tiene sentido,
puede ser una letra capital con trompa,
o un viejo samovar de cobre,
el requisito es que pase por el ojo de una aguja.
Lástima que no pueda decir esto
en hexámetros griegos
porque la prisa, el papel, el anapesto roto y una que otra bala.