NO LE PIERDAS EL SABOR A TU EXISTENCIA

Compartir:

A-AA+

PBRO. LIC. SALVADOR GONZÁLEZ VÁSQUEZ

Hay etapas de la vida, en que podemos   perder el gusto de vivir. Ya que hay momentos, en que la vida se vuelve algo insípida. 

Pero la vida humana está hecha de todo, de momentos desabridos y de instantes amargos.  Y éste, es el momento, por el que nadie quisiera tener que atravesar.

Pero a Jesús, también le toco beber el lado amargo de la vida; y como cualquier mortal, tuvo momentos de angustia; pero al voltear hacia el Padre, encontró la fuerza para levantarse.  

Y en Getsemaní, Él, le dice a su Señor: “Padre mío, si es posible, líbrame de este trago amargo; pero que no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tu”. (Mt.26,39).

La vida es más llevadera, cuando aceptamos los designios de Dios. Porque el amor, es el ingrediente que endulza hasta lo más amargo. 

AMOR

El amor, es la razón que nos da la fuerza para enfrentar lo adverso. Porque al tener un: “por quién”, encontraremos la manera de soportar lo adverso.

Nosotros, no podemos evitar los sinsabores.  Pero cuando se padece por amor, entonces vale la pena el sufrimiento. 

Solo los sabios entienden esto. Porque el sabio, es el que le toma sabor a la existencia, aún cuando ésta, sea dolorosa. 

SABIDURÍA

Por eso, no hay tesoro más grande, que saber vivir.  Es decir, no hay nada tan valioso, como contar con el don de la sabiduría.

Hay que aprender de Salomón, que tuvo la oportunidad de pedir dinero y poder; y prefirió pedir sabiduría, más que cualquier otra cosa. 

Hoy leemos la petición del sabio: “Soy tu siervo y me encuentro perdido en medio de este pueblo tuyo, tan numeroso, que es imposible contarlo. Por eso te pido que me concedas sabiduría de corazón para que sepa gobernar a tu pueblo y discernir entre el bien y el mal. Pues sin ella, ¿Quién será capaz de gobernar a este pueblo tuyo tan grande?”. (1 Re.3,8-9).

De nada sirve tenerlo todo, sino sabemos como manejar lo que tenemos. Y cuántas veces, nos vemos perdidos entre tantas cosas.

Porque el poder, es posesión; y lo poseído, hace que se nuble la vista. Y eso, no nos permite pensar con claridad, ni actuar con libertad.

DESPRENDIMIENTO

Por eso, Salomón no habla de lo “suyo”, sino de lo que es de Dios; él, no se apega a las cosas, para no tener que sufrir el dolor del desprendimiento. 

Porque al decir: “esto es mío”, vamos perdiendo libertad, y también sabiduría.

Y el sabio Salomón le dice al Señor: “Pues sin ella, ¿quién será capaz de gobernar a este pueblo TUYO tan grande”. (1 Re3,)

Se comienza a ser sabio, cuando no vivimos apegados a lo nuestro; ya sean bienes, o también personas. 

Pero, qué importante es ser conscientes de lo que pedimos; y antes de pedir cualquier cosa, hay que pedir el don de ser sabios. 

Porque si falta la sabiduría nos vamos a perder en la confusión.   Y así, es imposible pensar claramente.

Por lo mismo, hay que buscar lo más valioso, y una vez que se encuentre, no dejar que se pierda.  

VIDA

También hoy nos dice el Señor: “El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuánto tiene y la compra”. (Mt.13,45-46).

Podrás perderlo todo, pero nunca pierdas la sabiduría. Porque ésta, es como la sal, que da sabor a la comida; y la sabiduría, es el ingrediente que nos devuelve el gusto por la vida.

Y cuando llega la sabiduría, la vida recupera su sabor. Ya que el sabio, es quien le encuentra sabor a todo, hasta aquello que nos parece más amargo.