Restauración de “La Plaza de San Marcos” de Canaletto se realizó con micromecenazgo

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Restauración de “La Plaza de San Marcos” de Canaletto se realizó con micromecenazgo
Foto: EFE

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MADRID (EFE).- "La Plaza de San Marcos" de Canaletto, una de las pocas obras que existen en España del famoso pintor, recuperó su resplandor y colores originales debido a un complejo proceso de restauración, financiado gracias a una campaña de micromecenazgo. 

El tiempo había ensombrecido la grandiosa vista que Canaletto pintó entre 1723 y 1724 de la Plaza de San Marcos de Venecia. Se había convertido en una vista "tremendamente oscura, sucia y tenebrosa”, cuando la imagen es justo lo contrario, explica Guillermo Solana, director del Museo Thyssen.

Su restauración era una de las "prioridades" del museo. Para llevarla a cabo, decidió recurrir a una iniciativa pionera en España: dividió el cuadro en mil cuadrados minúsculos y ofreció la posibilidad de que cualquier interesado eligiera una porción y sufragará la restauración de "un trocito de Canaletto" con una aportación simbólica mínima de 35 euros (unos 38 dólares).

En cuatro meses se recaudaron los 35 mil euros (unos 38 mil dólares) de la restauración, a los que se sumaron otros 20 mil euros (unos 22 mil dólares) aportados por la editorial Artika, del grupo Planeta. El director del museo reconoció su escepticismo cuando le presentaron la propuesta: "Para mi sorpresa, la respuesta fue sensacional".

En el primer mes de la iniciativa -se prolongó durante cuatro-, se asignó el 85 por ciento de los cuadraditos. 

El proceso de rejuvenencimiento del cuadro ha durado un año y ha sido "todo un reto", según reconoció hoy lunes en Madrid, durante la puesta de largo de la obra, las restauradoras que la llevaron a cabo, Marta Palau y Susana Pérez. 

"La Plaza de San Marcos" había sufrido mucho con el paso del tiempo; además del velo amarillento que impedía ver sus colores originales y todos sus detalles -como un gatito en un tejado o vendedores de cristal de Murano-, había sufrido repintes y un reentelado que había modificado su tamaño original. 

"Lo más difícil -explican- fue restaurar las zonas en sombra y equilibrarlas con las zonas donde hay luz". 

La obra muestra ahora con nitidez el día a día en la Plaza de San Marcos hace tres siglos: vendedores procedentes de Oriente Medio apilados a la entrada de la catedral veneciana, gente charlando en la calle, y ropa tendida en el edificio de las Procuradurías Viejas, que indica que entonces eran viviendas. 

"Es una interpretación clara de la vida veneciana, como punto de unión entre Oriente y Occidente, con ropa tendida, vendedores y el movimiento de la calle", detalla Ubaldo Sedano, director de conservación y restauración del museo madrileño. 

Los visitantes pueden ver todos los detalles de la restauración en una mesa interactiva que se colocó junto a la obra, en la Sala 17, con imágenes de antes y después, y una explicación del proceso.

La restauración reveló nueva información sobre la pieza y sobre la manera de trabajar de Canaletto, uno de los máximos representantes de los 'vedutistas' italianos del siglo XVIII, un género del paisajismo que se centra en las vistas urbanas con marcado acento en la perspectiva.

Canaletto trabajaba "rápido", con una "gran técnica y una pincelada asegura", detallaron las restauradoras. 

Usó una tela con una imprimación roja -en vez de blanca-, hecha con pigmentos de tierra y aceite secante; dibujó a carboncillo los principales elementos y pintó la escena con óleos y pigmentos como albayalde, azul de Prusia, amarillo de Nápoles, bermellón, laca rojo o negro de huesos. 

Las radiografías y los rayos infrarrojos del estudio técnico desvelaron detalles desconocidos: el pintor usó un compás para realizar los arcos del campanile, ocultó con las últimas capas de pintura parte de la ropa tendida y cambió la altura de alguna de las chimeneas que aparecen.

Canaletto se vio obligado a alterar la perspectiva real de la plaza para poder meterla en el cuadro. La perspectiva es el resultado de mezclar varios puntos de vista, y según las restauradoras "es probable que utilizará una cámara oscura" para dibujar edificios como la torre del campanile. 

El resultado es un espacio más teatral y cerrado que el real, a modo de escenario. 

La iniciativa de micromecenazgo que permitió restaurar la obra es una iniciativa pionera en España, donde no hay un gran tradición de mecenazgo y el sector pide desde hace años una ley específica que no termina de hacerse realidad.