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Tlacuaches en la ciudad de SLP

Por Christian González Del Carpio.

Enero 13, 2025 03:00 a.m.

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En medio de la noche lo descubrimos caminando perezosamente entre los arbustos. Al acercarnos, nos parece una gran rata, por la cola desnuda que arrastra descuidadamente. Es un Tlacuache o Zarigüeya. Acusado falsamente de hacer destrozos en los jardines, en realidad son sufridos e inofensivos animales que ayudan a mantener la ecología funcionando. Su desaparición lesionaría más al maltratado ecosistema de los parques y jardines de la Ciudad. 

El Tlacuache, también llamado Zarigüeya, es el único Marsupial endémico de México. Pertenece a la antigua Familia Didelphidae y posee cualidades asombrosas.  

Tlacuache o Zarigüeya Juvenil

? Come de todo; insectos, fruta, hortalizas y hasta alimento para mascotas, que busca recorriendo patios y jardines durante la noche. Trepando fácilmente por árboles y paredes, ayudándose con sus manos y su cola prensil desnuda.

Los Tlacuaches son Marsupiales, al igual que los canguros y koalas de Australia y otras 270 especies de este curioso tipo de mamíferos. Se les dice así, porque la hembra presenta una bolsa o marsupio en la panza, dentro de la cual se encuentran sus pezones y glándulas mamarias. Como no posee una placenta eficiente, sus crías salen apenas a las dos o tres semanas de gestación. Todavía son prácticamente embriones. Aun así, tienen que trepar por el pelo de la madre hasta la dichosa bolsa. Una vez allí, los que llegan, buscan y se aferran a un pezón, para terminar de desarrollarse. (La primera infancia de todo marsupial es una aventura difícil y peligrosa). Un par de meses después, salen de la bolsa y ahora se trepan al lomo de la abnegada mama, quien los transporta todo el tiempo mientras camina buscando comida. 

Viven poco, de tres a cinco años solamente. Sin embargo, ahí donde los ven, los Tlacuaches son inmunes a todos los venenos, sean de serpientes, arañas y escorpiones. Animales que más bien les sirven de alimento. Son inofensivos para perros y gatos, aunque amenazan mostrando sus numerosos y afilados dientes para defenderse. Pero cuando se aterrorizan realmente y ven todo perdido, su último recurso es desmayarse y fingir estar muertos, al tiempo que despiden un olor a carne descompuesta, lo que desanima al supuesto depredador. 

Nuestro querido marsupial mexicano sobrevive en los parques grandes de la ciudad, pero en sus caminatas nocturnas atraviesa calles y carreteras; tristemente, se encandila fácilmente con la luz de los coches. Por su larga cola prensil, que la utiliza para agarrarse de las ramas, a muchos les parece una rata gigante y la apedrean o balacean. Se le calumnia, de atacar aves y mamíferos de zoológicos y ranchos, pero olvidan a perros ferales y humanos descuidados. Afortunadamente, en otros países más desarrollados en cultura biológica, la Zarigüeya es apreciada y comprendida apareciendo en cientos de videos familiares por internet. 

A los Tlacuaches, nunca les da, ni trasmiten la rabia. (Enfermedad ya casi erradicada de México) Calumnias de este tipo son difundidas por personas que quieren llamar la atención o empresas atemorizando a sus potenciales clientes para ofrecerles deshonestamente, un costoso servicio de eliminación del supuesto animal invasor. Tristemente, aun en pleno siglo veintiuno, existen falsas creencias y supersticiones que conducen a crueldades terribles contra los Tlacuaches y muchos otros mamíferos. La Cd. de San Luis, con su rápido crecimiento industrial y urbanístico, debe prestar mucha atención a la urgente necesidad de áreas verdes y bosques naturales que contrasten con el frio y triste paisaje urbano de congestiones de tráfico, cemento y asfalto. 

Las instituciones responsables de proteger la vida silvestre, así como las universidades y centros educativos, deberían comunicar y concientizar al público sobre nuestro patrimonio ecológico. Informar sobre el conocimiento biológico actual, para eliminar la paranoia causante de tantos abusos y crueldades a las flora y fauna. Ignorancia e indiferencia ya han ocasionado una terrible y costosa destrucción de la ecología en regiones enteras del país.

El Consejo Nal. de Ciencia y Tecnología y el Sistema Nal. de Investigadores; promueven que todos sus miembros, investigadores o aspirantes a serlo, a modo de justa retribución social, acorde a la ley, efectúen o presenten proyectos de divulgación científica en los medios; resúmenes simplificados para todo público sobre la investigación que se lleva a cabo en cada rama científica en México, como beneficio social. Transparencia pues. Al fin, los ciudadanos pagamos con impuestos la mayoría de la actividad científica en el país y tenemos derecho a estar informados del conocimiento que se genera. De igual manera, en la UASLP desde hace más de diez años existe la carrera de biología. Es importante que sus alumnos o egresados, propongan, asesoren o participen en las decisiones gubernamentales relacionadas a la ecología. Así mismo, los ciudadanos tenemos la obligación de informarnos para cuidar y hacer cuidar correctamente nuestra riqueza ecológica, tan diversa y tan olvidada. 

gonzalez7063hotmail.com