Tlacuaches en la ciudad de SLP
En medio de la noche lo descubrimos caminando perezosamente entre los arbustos. Al acercarnos, nos parece una gran rata, por la cola desnuda que arrastra descuidadamente. Es un Tlacuache o Zarigüeya. Acusado falsamente de hacer destrozos en los jardines, en realidad son sufridos e inofensivos animales que ayudan a mantener la ecología funcionando. Su desaparición lesionaría más al maltratado ecosistema de los parques y jardines de la Ciudad.
El Tlacuache, también llamado Zarigüeya, es el único Marsupial endémico de México. Pertenece a la antigua Familia Didelphidae y posee cualidades asombrosas.
Tlacuache o Zarigüeya Juvenil
? Come de todo; insectos, fruta, hortalizas y hasta alimento para mascotas, que busca recorriendo patios y jardines durante la noche. Trepando fácilmente por árboles y paredes, ayudándose con sus manos y su cola prensil desnuda.
Los Tlacuaches son Marsupiales, al igual que los canguros y koalas de Australia y otras 270 especies de este curioso tipo de mamíferos. Se les dice así, porque la hembra presenta una bolsa o marsupio en la panza, dentro de la cual se encuentran sus pezones y glándulas mamarias. Como no posee una placenta eficiente, sus crías salen apenas a las dos o tres semanas de gestación. Todavía son prácticamente embriones. Aun así, tienen que trepar por el pelo de la madre hasta la dichosa bolsa. Una vez allí, los que llegan, buscan y se aferran a un pezón, para terminar de desarrollarse. (La primera infancia de todo marsupial es una aventura difícil y peligrosa). Un par de meses después, salen de la bolsa y ahora se trepan al lomo de la abnegada mama, quien los transporta todo el tiempo mientras camina buscando comida.
Viven poco, de tres a cinco años solamente. Sin embargo, ahí donde los ven, los Tlacuaches son inmunes a todos los venenos, sean de serpientes, arañas y escorpiones. Animales que más bien les sirven de alimento. Son inofensivos para perros y gatos, aunque amenazan mostrando sus numerosos y afilados dientes para defenderse. Pero cuando se aterrorizan realmente y ven todo perdido, su último recurso es desmayarse y fingir estar muertos, al tiempo que despiden un olor a carne descompuesta, lo que desanima al supuesto depredador.
Nuestro querido marsupial mexicano sobrevive en los parques grandes de la ciudad, pero en sus caminatas nocturnas atraviesa calles y carreteras; tristemente, se encandila fácilmente con la luz de los coches. Por su larga cola prensil, que la utiliza para agarrarse de las ramas, a muchos les parece una rata gigante y la apedrean o balacean. Se le calumnia, de atacar aves y mamíferos de zoológicos y ranchos, pero olvidan a perros ferales y humanos descuidados. Afortunadamente, en otros países más desarrollados en cultura biológica, la Zarigüeya es apreciada y comprendida apareciendo en cientos de videos familiares por internet.
A los Tlacuaches, nunca les da, ni trasmiten la rabia. (Enfermedad ya casi erradicada de México) Calumnias de este tipo son difundidas por personas que quieren llamar la atención o empresas atemorizando a sus potenciales clientes para ofrecerles deshonestamente, un costoso servicio de eliminación del supuesto animal invasor. Tristemente, aun en pleno siglo veintiuno, existen falsas creencias y supersticiones que conducen a crueldades terribles contra los Tlacuaches y muchos otros mamíferos. La Cd. de San Luis, con su rápido crecimiento industrial y urbanístico, debe prestar mucha atención a la urgente necesidad de áreas verdes y bosques naturales que contrasten con el frio y triste paisaje urbano de congestiones de tráfico, cemento y asfalto.
Las instituciones responsables de proteger la vida silvestre, así como las universidades y centros educativos, deberían comunicar y concientizar al público sobre nuestro patrimonio ecológico. Informar sobre el conocimiento biológico actual, para eliminar la paranoia causante de tantos abusos y crueldades a las flora y fauna. Ignorancia e indiferencia ya han ocasionado una terrible y costosa destrucción de la ecología en regiones enteras del país.
El Consejo Nal. de Ciencia y Tecnología y el Sistema Nal. de Investigadores; promueven que todos sus miembros, investigadores o aspirantes a serlo, a modo de justa retribución social, acorde a la ley, efectúen o presenten proyectos de divulgación científica en los medios; resúmenes simplificados para todo público sobre la investigación que se lleva a cabo en cada rama científica en México, como beneficio social. Transparencia pues. Al fin, los ciudadanos pagamos con impuestos la mayoría de la actividad científica en el país y tenemos derecho a estar informados del conocimiento que se genera. De igual manera, en la UASLP desde hace más de diez años existe la carrera de biología. Es importante que sus alumnos o egresados, propongan, asesoren o participen en las decisiones gubernamentales relacionadas a la ecología. Así mismo, los ciudadanos tenemos la obligación de informarnos para cuidar y hacer cuidar correctamente nuestra riqueza ecológica, tan diversa y tan olvidada.
gonzalez7063hotmail.com
no te pierdas estas noticias