IXTEPEC, México (AP) — El tren conocido como “La Bestia” otra vez retumba durante la noche cargado de gente que se dirige hacia la frontera con Estados Unidos luego de que una redada contra una caravana migrante pusiera en riesgo el extenso desplazamiento de personas por las carreteras que atraviesan México.
Un largo tren de carga con entre 300 y 400 migrantes salió el martes de la ciudad sureña de Ixtepec. Los migrantes se sentaron sobre los agitados vagones y se colgaron precariamente de las escaleras junto a los enganches tintineantes. La mayoría eran hombres jóvenes, junto con algunas decenas de mujeres y niños. Las madres subieron por las barandillas con sus infantes. Unos migrantes ondearon una bandera hondureña desde arriba del tren.
“La Bestia”, que corre del estado fronterizo de Chiapas, pasando por el estado vecino de Oaxaca y rumbo al norte hacia el estado de Veracruz en la costa del Golfo de México, ha llevado a migrantes al norte durante décadas a pesar de sus evidentes peligros: personas han muerto o perdido extremidades al caerse del coloso. Las autoridades mexicanas comenzaron a registrar los trenes para bajar a los migrantes a mediados de 2014 y la cantidad de centroamericanos a bordo se redujo a casi nada.
Sin embargo, hace como una semana el defensor de los derechos de migrantes, el reverendo Alejandro Solalinde, notó el cambio: grandes cantidades de migrantes comenzaron a subirse al tren en Ixetpec, el pueblo oaxaqueño en donde se ubica su albergue Hermanos en el Camino.
Muchos esperaron durante semanas las visas mexicanas que nunca se materializaron y simplemente decidieron dirigirse al norte sin papeles. Otros eran parte de una caravana de 3 mil personas que policías federales y agentes migratorios desintegró el lunes en una redada en una carretera al este de Ixtepec.
Aunque decenas de puntos de revisión migratorios y policiales se extienden a lo largo de las carreteras, muchos migrantes ya consideran que la forma más segura, aunque riesgosa, para llegar a la frontera con Estados Unidos es en el tren.
“Otra vez están volviendo a subir al tren, éste es un hecho”, dijo Solalinde, quien ahora alberga a unos 300 migrantes. “Otra vez va a volver a ser como era antes, el gobierno (mexicano) no quiere que se vean. Si los migrantes van como una hilera de hormiguitas, en silencio, los van a permitir, pero no los van a dejar si es en forma masiva ni muy pública” como lo hicieron con las grandes caravanas que comenzaron en octubre. De hecho, pronostica Solalinde, “ya no van a permitir las caravanas”.