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¿Acéfalos o anencéfalos?

Por Óscar G. Chávez

Abril 15, 2023 03:00 a.m.

A

Concluyó la  Semana Santa, época del año en la que por lo común, y por su propia dinámica de claustro, como no sea la agenda cultural (tan decadente en los últimos años),  pocos temas de interés se generan. Ésta, sin embargo, quizá permanezca en la memoria porque a diferencia de otras, todavía no concluía y dio mucho de qué hablar.     

Tres aspectos la marcaron: la amenaza real de que no se realizara la Procesión del silencio, el escabroso y poco transparente (como todo en esta administración) asunto de los migrantes secuestrados  y las muy notorias ausencias del gobernador, su secretario general de Gobierno y el fiscal del estado.

Del primer tema ya en éste y otros espacios se escribió y habló desde muy diversas ópticas que ya resulta innecesario detenerse a explicar los hechos o a responsabilizar  a los diversos actores que pusieron en riesgo el magno evento. Quedó la mala experiencia y el cuestionable desenlace; guerra de egos que evidenció carencias y miserias, capacidades e incapacidades, orgullos, servilismos, y cierto dejo de orgullo en la sociedad civil medianamente organizada frente a los embates del aparato estatal. Ninguno de las partes sale bien librada pero por fortuna el evento llegó a buen término, y aunque para los de casa fueron evidentes algunos detalles logísticos, para aquellos que la vieron por primera vez quizá pasaron desapercibidos. 

De los migrantes secuestrados por el crimen ya tampoco hay mucho qué decir, al menos hasta ahora; quizá conforme avancen las investigaciones (en caso que las hubiera) comenzarán a aparecer nuevos datos que contribuirán no sólo a reconstruir los hechos, sino también a conocer a los involucrados intelectuales, pero sobre todo a conocer la aparentemente desconocida cartografía del crimen existente a lo largo de la geografía del estado potosino. 

Aunque con todo y que las autoridades digan que desconocen del tema (y quizá sí, si no vean la de barbaridades que ha dicho el fiscal potosino) es claro que el gobernador Ricardo Gallardo la sabe un poco más al asunto, de otra forma no se explica que sostenga con autoridad pontifical que las agencias de transporte y turismo del vecino estado de Guanajuato, se dedican a la trata de migrantes. Aunque también se puede dar el caso, siempre presente, que la incontinencia verbal que padece (y que al parecer es progresiva y galopante) le haga externar una más de sus mariguanadas.

De nueva cuenta resulta curioso que una persona que estudio Derecho y que se tituló como licenciado en la misma disciplina, se atreva a opinar con tal ligereza en un tema tan complicado como éste. Pero como nadie lo cuestiona porque todo se lo creen, o porque piensa que todos los potosinos somos idiotas (que seguramente lo somos) y nadie se lo refutará, o quizá porque de plano se le tiene miedo, el gobernador continuará diciendo lo primero que se le venga a la mente mientras todos asienten y lo observan embelesados. 

La cosa va un poco más allá y ésta quedó evidenciada precisamente por lo anterior. La ausencia del gobernado y de su segundo fue muy notoria porque mientras el estado era noticia a nivel nacional, nadie salía a dar la cara ni mucho menos a dar una explicación dentro de los parámetros de lo creíble. Es posible suponer que Ricardo Gallardo andaba de retiro espiritual y aunque del inefable Lupe Torres quisiéramos decir lo mismo, es por todos sabido que aletargado por los efluvios del amor se dedica en cuerpo y alma  a planear su boda en San Miguel de Allende.  Claro que se vale  y un grupo de insolentes migrantes no tienen derecho a interrumpir sus planes. 

El problema de fondo es que no existe dentro del gabinete, frente a un gobernador omnímodo como éste, una figura de peso capacitada, intelectual y verbalmente, para saber cómo reaccionar en momentos críticos como el anterior; porque si bien él es quién decide qué decir, para nadie es un secreto que Lupe es quien lo asesora. Del fiscal ni qué decir, el pobre no conjuga tres verbos ni en presente simple.   

La oposición mientras tanto sigue de vacaciones o de plano se hace como el conejo. Ahí está el caso de la dirigente estatal del PAN, indignada ante la tragedia de los migrantes en Ciudad Juárez (según se aprecia en sus redes sociales) pero nada dice de los aquí secuestrados, ni de la ausencia del gobernador y su secretario. Juega a hacer videítos donde se siente “oposición a ultranza”; ya la veremos cantando en la arena San Luis. Del PRI ni qué decir, porque no sabemos si su dirigencia aún exista.