“El miedo de la mujer a la violencia
del hombre es el espejo del miedo
del hombre a la mujer sin miedo”.
Eduardo Galeano.
Estimado lector, ¿Se imagina lo que tienen que lidiar y soportar sus hijas, esposas o mamás con el Acoso sexual? Y los tiempos se están poniendo cada vez más espinosos para la generación del Milenio, los llamados “millennials”, en materia de inseguridad o de seguridad juvenil. El flagelo de la criminalidad ya sea como víctimas o victimarios, los jóvenes son intérpretes, la violencia está a la vuelta de la esquina para muchos de ellos. Pero aparte de su situación de vulnerabilidad, existe al día de hoy un tema del cual poco se comenta o por lo menos no se ha estructurado un andamiaje preventivo, más allá del espacio penal, el Acoso Sexual.
Una conducta que es vinculante con otros delitos de mayor impacto (feminicidio), y que cada día va más en aumento, la vía pública es campo propicio para su perpetración y a la vez una inmensa ventana para su impunidad. El Acosos sexual callejero es al día de hoy una constante con la que tienen que lidiar los jóvenes en México y que está ya alcanzando a los menores de edad.
Sin tener aún el SNSP un desagregado de la conducta de Hostigamiento y de Acoso sexual, ya que el primero implica la presencia de una correlación de subordinación real de la víctima con su agresor, en el Acoso no existe dicha subordinación, los agrega para efectos de estadística y los refiere como incidentes: “Conducta donde una persona se aprovecha de tener una posición jerárquica superior respecto a otra, así como en el caso que la posición jerárquica es igual, para privarla de su libertad y seguridad sexual, asediándola reiteradamente para la realización de un acto sexual”.
Se han recibido a nivel nacional llamadas de emergencia al 911, por los delitos antes mencionados del 2016 a marzo del 2019 (15,324). La ENVIPE 2017 de INEGI permite estimar que a nivel nacional, la cifra negra asciende a 93.2% de los delitos cometidos en los cuales no hubo denuncia o no se inició carpeta de investigación, en San Luis Potosí es de 93.1%. Las llamadas de emergencia relacionadas con acosos y hostigamiento sexual por cada 100 mil mujeres a nivel nacional son de 2.6 en San Luis Potosí 2.5.
Son datos, pero me parece que no reflejan la realidad que se vive actualmente en materia de violencia de género, más allá del ámbito laboral al que lo circunscribe: No hacer comentarios sobre el cuerpo de una persona; no enviar fotos íntimas; no tocar a nadie sin su consentimiento; no justificar comportamientos obscenos; dejar de usar la posición de poder; no enviar textos, cartas o mails sin autorización; no hacer bromas sexistas; no decir o usar piropos para socializar; no asumir como una oportunidad cuando alguien está bajo la influencia del alcohol para intimar; no asumir que una persona quiere tener relaciones sexuales contigo; no preguntar sobre la vida sexual de otras personas; no compartir fotos de desnudo que te envíen; si alguien es acosado intercede y difunde la situación y si alguien te dice que es acosada sexualmente no asumas que está exagerando o que fue su culpa.
TAPANCO: Me explicaba un catedrático de la Pontificia Universidad Católica de Chile, que ellos le están entrando duro al tema, por ejemplo: Sancionar penalmente: La captación y/o difusión de imágenes de los genitales u otra parte íntima del cuerpo de otra persona con fines de significación sexual en un lugar público y sin su consentimiento. Quien difunda dichos registros. Si quien capte y difunda es la misma persona. Acoso sexual en lugares públicos o de libre acceso al público, sin el consentimiento de la víctima, cuando el autor realiza un acto de significación sexual capaz de provocar una situación objetivamente intimidatoria, hostil o humillante contra la víctima, la cual puede consistir en: Acercamientos o persecuciones, actos de exhibicionismo obsceno o de contenido sexual explícito o actos de carácter verbal o ejecutados por medio de gestos.
Algo hay que hacer, e ir más allá del ámbito penal.
Francisco.soni@uaslp.mx
twitter: @franciscosoni