logo pulso
PSL Logo

Alternativas lúdicas

Por Carlos A. Hernández Rivera

Julio 23, 2021 03:00 a.m.

A

“Legalizar no es promover” 

L. Amara

El domingo anterior, en su imperdible columna nacional, Lorenzo Meyer lanzaba la retórica pregunta ¿la guerra está por terminar? Aunque, lo decía refiriéndose a los Estados Unidos, dado la propuesta de Chuck Schumer (líder de la bancada demócrata en el Senado), para eliminar el carácter de delito federal a la posesión y consumo de marihuana. Decía el columnista, algo así, como el inicio de la transición de la guerra al narco hacia la firma de la paz (después de 50 años de esta política en el vecino país).

Meyer historiador de cepa, recordaba que precisamente en la presidencia del General Lázaro Cárdenas se había apostado a una acción gubernamental diametralmente diferente, en lugar de hacer la guerra a las drogas administrarlas, y, efectivamente, el encargado del designio del General fue el Médico Leopoldo Salazar (y no un militar a pesar de la formación del entonces presidente. Hoy sucede exactamente lo contrario).

En este mismo sentido nos señala el sociólogo mexicano Luis Astorga (2009), hace 71 años el principal encargado de la política de drogas en México era el médico Leopoldo Salazar del Departamento de Salubridad, su idea clave (bastante avanzada a su época) estaba en crear un monopolio estatal para la venta a los adictos, misma que, debería ser a precio costo (para evitar el mercado negro), al mismo tiempo, sostenía la necesidad de crear una campaña educativa y fundar hospitales para tratamiento de adictos.

El Reglamento de Toxicomanía del presidente Lázaro Cárdenas (1940), establecía la obligación de usar formularios para la venta legal, además, las farmacias deberían llevar un registro de los adictos, también, señalaba que cuando fuera para fines terapéuticos no se cobrarían honorarios por la prescripción de la receta, al mismo tiempo, que se establecían las partidas presupuestales para crear y mantener hospitales, así como, para la adquisición de las drogas.

Como sabemos (véase mis colaboraciones en Pulso durante el mes de junio), la Suprema Corte hizo efectivo su apercibimiento al Poder Legislativo, y declaró inaplicables, por inconstitucionales, los artículos 235, último párrafo, 237, 245, fracción I, 247, último párrafo, y 248 de la Ley General de Salud, al considerar se violentaba el libre desarrollo de la personalidad (realmente era un argumento jurisprudencial desarrollado desde mitades de la década pasada).

Empero, no eso no implica que no existieran propuestas de reforma legislativa al respecto, en absoluto, más bien, como sostiene Castro Sariñana (2009), había una presión moral que enturbiaba la discusión, por lo que la Corte tuvo que hacer efectivo el apercibimiento. 

Señala la Doctora Catalina Pérez (en la revista jurídica “Derechos en Acción”, CIDE, 2016), que un buen intento de la academia y sociedad fue un prototipo de propuesta de ley, que entre sus méritos, sugería (como objetivos) regulaciones legales al respecto. Por mencionar algunos: A- Lograr la despenalización efectiva de los consumidores, para lo cual será menester, i- no criminalizar y estigmatizar, ii- regular el mercado de la cannabis a fin de desplazar el mercado negro del abastecimiento para los consumidores. iii- clarificar las formas de abastecimiento (autocultivo, cooperativas de producción, mercado regulado, y, usos de farmacéuticos).

Así mismo, B- la necesidad de crear el instituto Mexicano del Cannabis, como el órgano regulador del sistema, capaz de emitir reglas de calidad sobre el contenido permitido de THC y CBD (sustancias altamente adictivas -frecuentemente los invernaderos suelen manipular este componente químico alterando su porcentaje natural-), también, sería (el ente público)  el autorizado para adquirirla  y venderla a particulares autorizados.

Además, la propuesta de ley mencionaba algunas políticas de prevención como: a) las de no permitir marcas, b) ni publicidad en los productos, c) restricción en los puntos de venta, d) control de precios, e) restricciones a la cadena de cultivo-producción-venta con la intermediación forzosa del Estado. 

Como vemos, al igual que en la época de Leopoldo Salazar, los mexicanos tienen ideas genuinas que aportar en la solución de la problemática (incluso sin esperar al vecino del norte), sólo que, el moralismo suele invadir el debate social serio.

Las y los espero con el gusto de siempre el próximo viernes.

carloshernandezyabogados@hotmail.com