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Borrón y cuenta nueva

Por Alexandro Roque

Enero 02, 2023 03:00 a.m.

A

Por fin se terminó 2022, año difícil para muchas personas (y me incluyo). Hoy se reinicia el mundo, nomás porque sí, porque así son las cosas en este lado del planeta. Con horas de diferencia buena parte de la humanidad diremos existir en el año 2023. 

En China, en cambio, empezará el año nuevo el 22 de enero, para los judios el 25 de septiembre y para los mexicas sería el 12 de marzo. Cuentas diversas que vienen a cuento, como en un rosario.

Igual que aceptamos ceñir nuestra vida al transitar de lo que llamamos horas (colgadas del teléfono o de la muñeca, junto a esos latidos) y esas horas a lo que llamamos días, arrancamos la última hoja del calendario y comemos 12 uvas con un dejo de alivio. Hora de poner el cronómetro en cero o de darle vuelta al reloj de arena. 

Como cuando pedimos un corte a la cuenta de la cantina para seguir brindando a gusto, así podemos sentir que empezamos lo que en realidad continúa.

‘Año’, como en ‘español’ o en ‘añoranza’.

Anoche brindé, sí, pero pensé en todas las familias que (como a la mía) les faltó alguien en la mesa. Brindé por ellas. Mi padre y otros padres y otros hermanos y amigos cercanos fallecieron en 2022. En lo personal, fue un año difícil en cuanto a lo que más se desea en año nuevo: salud, dinero y amor; hubo satisfacciones pero en la balanza hubo más dificultades. Y así mucha gente. A ver qué pasa de hoy en adelante. Crucemos los dedos, toquemos madera u otro ritual cercano a nuestro corazón.

El panorama no es muy alentador pero aquí seguimos, donde nos tocó vivir, donde queremos o donde podemos sobrevivir. En lo político, siguen los plagios, los desfiguros y las descalificaciones a contentillo; lo ambiental parece no importarle a casi nadie.    

Se acabó el mundo y empezó otro exactamente igual, como dijo “Dios” en el programa chileno 31 Minutos.  Y sin embargo, dice Neruda, «aunque / sólo / seas / un día, / un pobre / día humano, / tu aureola / palpita / sobre tantos / cansados / corazones, / y eres, / oh día / nuevo, / oh nube venidera, / pan nunca visto, / torre / permanente!»  

Ojalá que vivamos más años nuevos, no solo el 31 de diciembre. Un texto atribuido a Antonio Gramsci lo explica bien, va un fragmento:

«Quiero que cada mañana para mí sea año nuevo. Cada día quiero echar cuentas conmigo mismo, y renovarme cada día. Ningún día previamente establecido para el descanso. Las paradas las escojo yo mismo, cuando me siente borracho de vida intensa y quiera sumergirme en la animalidad para regresar con más vigor. Ningún disfraz espiritual. Cada hora de mi vida quisiera que fuera nueva, aunque ligada a las pasadas...»

En estas primeras horas de un nuevo ciclo, al que ya también le encontraremos coincidencias para darle sentido, también comparto estos versos del español Rafael Fombellida:

Busca también la compañía que te absuelva 

de abrir el año nuevo mordido y lacerado 

como duelen las horas sin el roce

feliz de un semejante. Sé leal

al terror de existir. Todavía el arte

no ha logrado el reintegro de lo ido

y es frívolo, ligero, casi broma

ante el fantasma real de la experiencia.

Que nos vaya bien, que haya salud, dinero y amor (y lectura y arte) y con quien compartirlos. 

http://alexandroroque.blogspot.com

Correo: debajodelagua@gmail.com

Twitter: @corazontodito 

Posdata: este 3 de enero se reinician las inscripciones para el taller de narrativa y creación de personajes en el Centro de las Artes, que empieza el sábado 14. Doce sesiones, de 11 a 2, para escribir en colectivo. En la Casa López Velarde comenzamos el lunes 16 (ahí es cooperacha por cada sesión).