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Cámaras en acción

Por Jorge Chessal Palau

Febrero 01, 2021 03:00 a.m.

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Sin duda uno de los grandes temas que la pandemia de SARS-COV-2 ha puesto sobre la mesa de reflexión y debate es la educación, tanto en cuanto a sus contenidos como a su modelo. Dadas las circunstancias, el aula presencial es, cada vez más, una cuestión histórica.

Hace poco menos de cuarenta años, la información residía en libros impresos y bibliotecas; consultábamos enciclopedias para hacer trabajos escolares y las computadoras, apenas incipientemente, comenzaban a entrar en nuestras vidas lenta y sigilosamente. Hoy en día, en un dispositivo móvil, se tiene acceso a toda la información que se quiera, de donde se quiera y a la hora que se quiera. El problema no es conocerla, es saber distinguir la verdadera. Eso será un tema que tocaremos en esta columna en alguna otra ocasión.

Hasta hace un año, nuestro modelo educativo, salvo los ya muy sólidos ejercicios de educación a distancia en educación superior y algunos casos de educación media, como lo fueron las telesecundarias y las prepas abiertas, se basaba en la regla general de aulas presenciales. Un maestro, frente a un grupo de alumnos.

A partir de marzo de dos mil veinte, en nuestro país,  hubo de improvisarse en toda la estructura del sistema el qué hacer para la continuidad de la educación dado que, al suspenderse el contacto personal, so riesgo de contagio, las escuelas y universidades tuvieron que idear nuevas formas para seguir adelante. Y tomaron por la más simple y, por supuesto, la única disponible en ese momento de urgencia: extender el aula hasta los hogares, a través de las cámaras de los teléfonos móviles, tabletas y computadoras personales.

Pero la escuela no solo sirve para dar información, también es formativa. Es en los salones de clase donde se construyen las relaciones interpersonales, se aprende la resolución de problemas y conflictos, se desarrolla la empatía, se vencen miedos y se asimilan hábitos de orden y disciplina.

Y es que, a reserva de que las nuevas tecnologías permiten el uso de herramientas de visualización, intercambio de información y acceso a contenidos inimaginables de manera virtual, se hace necesario modificar el modelo, en el cual el profesor, frente a los alumnos, era el que conducía, informaba, mediaba e imponía las reglas y el conocimiento. Hoy, con alumnos confinados en casa, es el mismo juego, pero con reglas cambiadas.

Un ejemplo, simple y sencillo, de cómo debemos asimilar y trasformar el quehacer educativo: las cámaras encendidas en las clases a distancia.

Parece banal, pero no lo es. Una cámara encendida, que penetra la intimidad del alumno, que permite que se conozca, aun como fondo, su casa, su habitación, ¿genera un efecto positivo en la formación del estudiante? ¿Qué pasa si al alumno le incomoda que se pueda ver el lugar desde donde atiende a su maestro? ¿Es necesario que todos tengan que ver la cara de todos, al momento de estar en esas aulas virtuales, para asegurar que la formación va y marcha como debe? 

Hemos reconocido en la sociedad el sentido de privacidad como un derecho fundamental, ¿cómo lo hacemos compatible con una cámara encendida en la que el profesor y los compañeros pueden ver de cada uno su refugio, su rincón de seguridad, su habitación? La ley obliga a que cualquier información personal sensible, como es la que captura el lente de una cámara, se sujete a un aviso de privacidad. Pensemos que las instituciones educativas cuenten con ese aviso de privacidad, ¿cada maestro y cada alumno que recibe la trasmisión, está obligado a su vez, a dar un aviso similar al resto? ¿Y las capturas de pantalla, que pasa con ellas? ¿Cómo se trata esa información?

Hay quienes sostienen la creencia de que el aula virtual funciona igual que la virtual. Nada más lejano de la realidad. El tema de las cámaras es solo uno de tantos. ¿Qué hay de los audios o de la propia imagen de cada alumno? ¿Qué de los derechos autorales de contenidos que de difunden al margen de las leyes de protección de la propiedad intelectual en clases virtuales?

Muchas preguntas de las que espero, haya quienes estén buscando respuestas.

@jchessal