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CAMINOS SEPARADOS

Por Juan José Rodríguez

Noviembre 11, 2021 03:00 a.m.

Una vez que la fotogénica cordialidad, con sus cálidos abrazos, las palmaditas en la espalda y los apretones de mano, hubo de ceder el paso a la fría realidad de la política, una cosa (creo) nos queda clara a los potosinos: Ricardo Gallardo Cardona no tiene ningún interés en ayudar al éxito del alcalde Enrique Galindo Ceballos. Es altamente improbable que ambos compitan alguna vez en la misma contienda electoral, pero me parece que el gobernador tiene claro que eventualmente Galindo puede encabezar la oposición más robusta a su personal y familiar proyecto político de continuidad, y debe haberse preguntado ¿para qué ayudarlo a crecer? Lo contrario debió parecerle lo mejor.

La negativa del Ejecutivo estatal a respaldar, o por lo menos a mostrarse neutral respecto del intento municipal de conseguir en el Congreso autorización para un incremento moderado de las tarifas del agua potable que permitiera aliviar un poco la crítica situación financiera del Interapas, se produce en términos que es imposible pasar por alto: frente a la posibilidad de decir algo así como “ese es un tema de los señores diputados en el que debo abstenerme de opinar”, o incluso una declaración con línea sutil tipo “eso lo resolverán los señores legisladores, pero estoy seguro de que cuidarán el interés popular”, se optó por una claridosa contundencia anunciando sin rubor alguno que ya se habían “dado instrucciones” al presidente de la Jucopo y líder de la fracción Verde (en realidad también de la del PT), para que se rechazara la solicitud.

Bien dice la canónica frase de Jesús Reyes Heroles: “En política la forma es fondo”. La forma personalista y autoritaria como operó Gallardo Cardona para frenar la posibilidad del incremento tarifario exhibe el fondo: que se sepa quién manda aquí. Si eso dejó por los suelos el siempre escaso decoro de la legislatura, nos tiene sin cuidado. Si esto fuera un partido de futbol americano, ya habrían volado los pañuelos amarillos por la obvia rudeza innecesaria.

No tengo idea de cómo vaya a evolucionar el tema del Interapas. Lo mismo se habla de un crédito que de apretar las tuercas a los grandes deudores o de un aumento que aplicaría únicamente para las clases de mayor capacidad económica. Dijo hace un par de días Galindo que no se estaba contemplando un “Borrón y cuenta nueva” -una medida que, ciertamente, siempre resulta injusta para los consumidores cumplidos- lo que me hizo recordar el ingenioso retruécano utilizado por Pedro Aspe recién que asumió la Secretaría de Hacienda. Anunció “primero cuenta nueva y después el borrón”.

Tampoco tengo claro cómo evolucionará la relación política-institucional entre Gallardo y Galindo, pues igual sigue la fotogénica cordialidad como si nada hubiera pasado o se asumen posiciones más acordes con la realidad; podrán ser amigos, compadres si quieren, pero aliados políticos nunca van a ser. Y no es que esa alianza la imposibilite solo la circunstancia de que pertenezcan a partidos y corrientes políticas distintas, sino que son dos personalidades contrastantes, difícil, muy difícil de lograr que caminen juntas. Tendrían que operarse mutaciones de carácter imposibles. 

Gallardo Cardona es de suyo mandón, autoritario, no titubea en maltratar y sobajar subordinados, le gusta que se vea y se sepa quién manda. Lo haga bien o lo haga mal, eso es irrelevante, lo que lo embelesa es que se sepa que él es quien tiene las riendas del poder en sus manos.

Puedo, por supuesto, estar equivocado, pero luego de tantos años de conocerlo, de haber coincidido un par de ocasiones en espacios comunes de trabajo y de saber de dónde viene, cómo se ha hecho a sí mismo y qué rudos caminos ha transitado, no logro imaginar un Galindo sumiso, dejado, obsequioso, apagado, agachón. No lo veo convertido en un yes man.

Ambos, gobernador y alcalde, pueden lograr una convivencia civilizada, razonablemente armónica, sin nada de rupturas, sin zancadillas inecesarias, sin estridencias ni plañideras, pero lo que no pueden es seguir engañándose ni queriendo proyectar la muy falsa imagen de que son aliados políticos y que participan del mismo proyecto. Uno quiere dejarle el cargo a su papá, a su esposa, a un incondicional o hasta a un mandadero (¿verdad, Hernández Villafuerte?) y el otro quiere ser el sucesor pero por su lado, por sus propios medios y con sus propios recursos.

En esa lógica, Enrique debe cuidar su partido, su fracción legislativa, sus alianzas, su desempeño y su equipo. No tiene más.

DOS VISIONES DEL MISMO PAISAJE

Sobre la boda en Guatemala de Santiago Nieto y Carla Humphrey, y sobre sus múltiples y muy mediáticas consecuencias se han escrito ya millones de palabras. Al final del día me quedo con dos opiniones que de alguna manera se complementan en el análisis de lo sucedido, y por sus propias vías llegan a conclusiones similares. La primera es de la politóloga Viridiana Ríos y la segunda del columnista Salvador Camarena. Reproduzco párrafos seleccionados de ambas colaboraciones, publicadas el martes en El País.

Viridiana dice que “Líderes de opinión y primeras planas en todo México sugieren que Santiago Nieto, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, tuvo que renunciar a su cargo porque su boda fue demasiado suntuosa. La forma de vida que mostró, dicen, fue una afrenta a la marca de austeridad que quiere mantener su jefe, López Obrador, y le costó su carrera al frente de la UIF. La realidad, sin embargo, parece ser mucho más política y compleja.

“De hecho, si la suntuosidad fuera razón para destituir a personas de cargos, muchas personas afines al Gobierno de López Obrador ya hubieran perdido sus posiciones. Destaca Manuel Bartlett, a cuya familia se le atribuye tener un “imperio inmobiliario” de 800 millones de pesos… 

“Más aún, una boda en Guatemala no es un gasto que Santiago Nieto y su ahora esposa, Carla Humphrey, no pudieran realizar…

“Es por ello que la renuncia de Nieto me parece un síntoma de algo más grave que una boda cara: veo en ella la radicalización política de la coalición de López Obrador.

“Al interior del obradorismo radical Santiago Nieto estaba dando muestras de ‘promiscuidad ideológica’, es decir, de ser demasiado cercano a personas no gratas para el Morenismo. Ello no gustaba nada…

“Así, la boda supuestamente suntuosa de Nieto supuso la coyuntura perfecta para que los puros dentro de la coalición morenista (o quien fuera que se sintiera potencialmente afectado por el trabajo de Nieto) encontraron una excusa para hacer que su carrera implosionara. O en palabras de una de mis fuentes, ‘no fue la suntuosidad, fue la promiscuidad’ lo que lo tumbó. Tal parece que en el obradorismo no se vale ser neutral.

“Esto es preocupante. Si una supuesta incremental falta de pureza ideológica le costó el puesto, el principal perdedor no es Santiago, es México. Por décadas nuestro país ha estado sumergido en amiguismos. El caso de Nieto muestra que no podemos dejarlos atrás. Que para permanecer en un puesto hay que tener las amistades adecuadas, so pena de perderlo todo”.

Por su parte, Camarena sostiene algo más simple pero que embona en la tesis de fondo de Viridiana: “Santiago Nieto perdió la chamba y dispensa presidencial por un pecado capital. Su falta fue desatender el credo mañanero y tener como invitado a su boda al dueño de un diario que son considerados -ambos, periódico y publisher- enemigos de la causa de Andrés Manuel López Obrador. El presidente no habla en vano, es el mensaje de la defenestración…

“Juan Francisco Ealy Ortiz, director general y dueño de El Universal, fue excomulgado en 2018 de los ritos presidenciales. Primera vez que le pasa en sus más de cinco décadas de ser un referente de la prensa mexicana. Su nombre o el de su periódico han sido pronunciados tantas veces en la mañanera que cualquiera sabe que el timón del ‘gran diario de México’ es un anatema, un ángel caído.

“Santiago Nieto y su hoy esposa Carla Humphrey sabían eso, pero subestimaron el mandamiento de no te juntarás con mis enemigos, o igual creyeron que se pagaría con una penitencia venial. Están oyendo y no ven.

“El mismo presidente que ha dicho que prohibirá que le pongan su nombre a calles o plazas es el que con el despido de Nieto a propios y extraños muestra que no está pintado. Que el credo mañanero no son campanadas que uno decide si atiende o no.

“Quien ya solo se quiera escuchar a sí mismo, quien crea que puede estar en el Gobierno federal y al mismo tiempo gozar de libertad de acción y de reunión, quien ande en esos pasos no ha entendido al presidente, ni al movimiento, ni a las mañaneras, vaya”.

COMPRIMIDOS

Confirmado, serán tres las contendientes en la elección de nueva dirigencia estatal del PAN, quienes ya andan en una campaña interna que concluirá dentro de un mes. Lidia Arguello, Josefina Salazar y Verónica Rodríguez han hecho sus primeras declaraciones ya como candidatas. Las de Lidia me parecieron certeras y de la mayor actualidad: erradicar la corrupción del seno de su partido. Vaya que se ha enquistado mucha en los últimos años.

Si la remoción de la chilanga Vania Moreno Solano de su cargo de directora de los parques Tangamanga se dispuso realmente porque comenzó causando más problemas que resolviéndolos, confrontándose con medio mundo y ausentándose los fines de semana que es cuando más se hacía necesaria su presencia, es una buena señal de parte de la administración gallardista: no aferrarse al estilo diazordacista de no remover a nadie “para no dar muestras de debilidad o equivocación”.

Leí en algún lado unas declaraciones de Eduardo Kasis Chevaile, presidente de la Canirac, echándole porras al programa estatal de Becas Alimentarias. Imposible no recordar su intervención en la tristemente célebre y mal recordada reunión de “dirigentes empresariales” con el entonces gobernador impugnado en casa de Teófilo Torres Corzo. Cito de memoria: “Y cuando te quieras aventar un tiro de lo que sea, nomás nos dices y de inmediato te damos el espaldarazo”. Así cómo tomar en serio sus porras oficialistas.

Me quedo con la idea de que el primer encuentro cara a cara entre Gallardo y Nina fue básicamente de reconocimiento, para “medirse” mutuamente, para ver que armas portaban. Desde luego que siempre será saludable que dos partes en conflicto puedan sentarse a platicar civilizadamente. Si quieren alcanzar soluciones, se van a tener que reunir muchas veces. No necesariamente ellos dos, pueden mandar representantes con atribuciones.

Personal con antigüedad en dependencias estatales se muestran pesimistas sobre el rendimiento que las mismas podrán alcanzar en el corto y mediano plazo. Sucede, nos dicen, que los nuevos mandos medios y altos designados por el gallardismo combinan dos características negativas: son incompetentes y soberbios. No saben lo que deben hacer pero tampoco preguntan. Y como adivinos no son, quién sabe cómo y para cuando aprenderán lo necesario.

Hasta el próximo jueves.