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COMO LOS CANGREJOS

Por Juan José Rodríguez

Julio 07, 2022 03:00 a.m.

A

En 2003, al concluir el sexenio de Fernando Silva Nieto, la entonces Dirección General de Seguridad Pública contaba con 2 mil 700 elementos (el estado tenía 2 millones 350 mil habitantes); en 2009, al término del mandato de Marcelo de los Santos, eran 2 mil 850, sólo 150 más. Seis años más tarde, al despedirse de la gubernatura Fernando Toranzo, el total de efectivos era de 2 mil 900, prácticamente los mismos. A finales del sexenio de Juan Manuel Carreras, la cifra aumentó únicamente en cien, para llegar a 3 mil (la población aumentó a 2 millones 855 mil). En números cerrados, los elementos estatales a cargo de la seguridad pública aumentaron un 11 por ciento mientras que el número de potosinos creció el doble. Vamos para atrás en términos absolutos y proporcionales. Las cifras de personal, en todos los casos, incluyen efectivos policiacos, personal auxiliar y administrativo.  

La última novedad en la materia, la Guardia Civil gallardista, que como ya es sabido mejora equipamiento y cambia nombres y uniformes, pero no aumenta efectivos, recién concluyó el reclutamiento de 328 jóvenes (211 hombres y 117 mujeres) para una nueva generación de cadetes, pero entrarán en servicio hasta dentro de seis meses, cuando concluyan el curso intensivo de capacitación. Si el total o la gran mayoría de quienes la inicien la terminan y son incorporados, éste será el incremento más importante de elementos en la principal corporación estatal de seguridad en los últimos 20 años.

Por lo que hace a la antigua Policía Judicial del Estado, hoy convertida en Dirección de Métodos de Investigación, Marcelo la recibió en 2003 con 800 agentes. A mediados de su sexenio, cuando la inseguridad le explotó en las manos y tuvo que pedir ayuda federal, le enviaron para hacerse cargo de esa corporación a Víctor Hugo Ramos, quien decidió achicarla a 400. Su argumento fue que era preferible una policía con menos agentes pero mejor capacitada y equipada. 

Así continuó en los seis años de Toranzo, hasta que a mediados de su sexenio Carreras autorizó un incremento de 100 plazas, para alcanzar la suma de 500, que supongo es la misma con la que opera ahora. En este caso ocurre también que mientras el número de elementos disminuye el de la población se incrementa, por lo que la insuficiencia se agudiza. Por otra parte, como lo comentamos en nuestra colaboración de la semana anterior, actualmente el mando de esta importante corporación de seguridad está en manos de alguien sin la formación adecuada. 

Otro día hablaremos de la problemática que representan por sí mismas las policías municipales. Por ahora solo diremos que debiendo ser la primera línea de contención de la delincuencia, en cualquiera de sus expresiones, simple y sencillamente no lo son. En la inmensa mayoría de los casos son totalmente inútiles, sobre todo tratándose de enfrentar al crimen organizado. Y eso cuando no están de plano sometidas, por la plata o el plomo.

(Y sí, el incendio de un helicóptero y el asesinato de cuatro individuos que al parecer lo vigilaban, en Tamasopo, igual que el hallazgo de fosas clandestinas en diversos lugares, son expresiones de la guerra entre grupos del crimen organizado de la que hablamos hace una semana). 

Antes de cambiar de tema, ojalá alguien pueda sacarnos de una duda atroz que no nos deja ni dormir: ¿Qué habrá querido decir el gobernador Gallardo Cardona el lunes, durante el cambio de mando en la XII Zona Militar, al afirmar en su discurso que con la llegada del nuevo comandante va a “rejuvenecer” la seguridad pública en San Luis Potosí?

Por las fotografías no se ve que el general Mario Arturo Fuentes Guevara sea un veinteañero; más bien parece ser un cincuentón. Así las cosas,, de qué manera su arribo al cargo puede suponer un rejuvenecimiento de nuestra seguridad pública. En espera de que algún día se aclare el misterio, por ahora yo supondría que el mandatario potosino quiso hablar de “reforzar”, “fortalecer” o algo así, porque lo otro no tiene ningún sentido.

EL EFECTO ALITO

Los escándalos que envuelven al “líder” nacional del Partido Revolucionario Institucional, Alejandro Alito Moreno Cárdenas, han comenzado a tener repercusiones entre el de por sí atribulado priismo potosino. La primera, un tanto soterrada, es que la permanencia de Elías Pesina y Yolanda Cepeda en la dirigencia estatal va a durar más de lo que se estimaba. En esa misma medida, se retrasa la posibilidad de elegir una nueva directiva que traiga nuevos bríos al tricolor. 

Elías y Yolanda están cumpliendo un mandato de cuatro años que concluye en febrero del 2024, pero como en esas fechas ya habrá iniciado el proceso electoral, los estatutos partidistas permiten que se suspendan las renovaciones de dirigencias hasta que termine, lo cual ocurre en septiembre. Es decir, los mencionados pueden legalmente quedarse en sus cargos dos años y dos meses más, hasta el noveno mes del 2024.

A raíz de que Juan Manuel Carreras dejó la gubernatura en septiembre pasado, hubo varios interesados en apresurar la salida de los actuales directivos para sustituirlos, sobre todo Oscar El Cochiloco Bautista y Sara Rocha. El consenso entre Alito y el alcalde Enrique Galindo fue no apresurar las cosas. Hasta últimamente, digamos de unas semanas a la fecha, comenzó a valorarse con seriedad la conveniencia de que la actual dirigencia anticipara su salida, para convocar a un proceso de elección que sacara al priismo local del marasmo en que se encuentra.

Con la debacle de Moreno Cárdenas, quien si no decide pronto rescatar algo de dignidad y renunciar, lo más seguro es que sea la policía la que lo saque, orden de aprehensión de por medio.

Ante la natural incertidumbre y descontrol que tales circunstancias nacionales plantean, aquí se ha adoptado la idea de que sería poco sensato agitar las aguas con un eventual relevo. No hay tanta urgencia, y aunque no es algo que pueda dejarse para dentro de un año o más, el riesgo de hacerlo estos días es muy superior al eventual beneficio. Así las cosas, Elías y Yolanda pueden tomar con calma lo de ir haciendo maletas.

Y a propósito de los chiquihuites, Andrés Manuel López Obrador no deja de hacer alarde de  mañas políticas. Un día anuncia Alito que viajará al extranjero para denunciar en foros internacionales la persecución de que es víctima por parte del Presidente, y al día siguiente la fiscalía de Campeche catea aparatosamente la residencia privada del todavía dirigente nacional tricolor. Hasta ahí todo “normalito”.

Menos de 24 horas después, AMLO expresa su total desaprobación al proceder de las autoridades campechanas, encabezadas por su vieja amiga y aliada Layda Sansores, reprochándoles además que hayan “humillado la dignidad” de Alito. Eso es exactamente lo que en el futbol se llama “una jugada prefabricada”.

¿Cómo podrá ahora Moreno Cárdenas propalar por todo el mundo que es un perseguido político del presidente mexicano si éste puede demostrar contundentemente que al contrario, hasta lo defiende de quienes lo maltratan. Después del “regaño” presidencial la gobernadora tabasqueña y su fiscal deben haberse estado muriendo de la risa.

COMPRIMIDOS

Pues se acabó junio y comenzó julio y nada que se concreta la renovación de dirigencia estatal del Partido Movimiento Ciudadano. Se anda haciendo desde principios de año y nada. De acuerdo a nuestras fuentes mejor informadas, el retraso se ha debido principalmente a dos razones: una, el irreductible emperramiento de Eugenio Govea en quedarse hasta el 2025 para cumplir 15 años en su cargo (y de paso ligar otra diputación pluri), sin que lo haya podido convencer ni el propio Dante Delgado. Y dos, que con el paso de los días se fue debilitando la opción de Mauricio Ramírez Konishi y aparecieron nuevos tiradores, como Salvador Nava III, Sebastián Pérez, Marvelly Costanzo, Marco Gama y algún otro. Que a lo mejor para agosto ya plancharon lo necesario.

Por efectos de actualización, repetiré algo que he dicho en varias ocasiones: salvo unas cuantas excepciones, las autoridades estatales prácticamente no son última instancia en nada. Sea en materia judicial, fiscal, administrativa, electoral y lo demás que a usted se le ocurra, las decisiones definitivas e inapelables emanan de instancias federales, sean juzgados, tribunales, la Suprema Corte, el INE y demás. Lo de la actualización lo digo por lo que acaba de suceder con el frustrado derribo o traslado de árboles de la avenida Himno Nacional. Aunque ya las autoridades habían reculado, un juez federal, por demanda de la organización ecologista Cambio de Ruta, concedió el amparo para que en definitiva no se lleve a cabo esa acción o cualquier otra que se le parezca.

En este mismo tema hay algo interesante: Si los informes oficiales que las autoridades ya rindieron o están por rendir al juzgado de Distrito niegan el acto reclamado, es decir, que digan que nunca han tenido ni tienen la intención de remover los árboles, lo más probable es que el juez declare concluido el juicio por falta de materia. Si eventualmente, cosa que dudo mucho, el gobierno o el Ayuntamiento quisieran litigar para revertir la suspensión definitiva ya concedida, el abogado Luis González Lozano, cabeza de Cambio de Ruta, tiene a su alcance recursos legales suficientes para prolongar el pleito varios años.

La norma no falla; el sello de la casa siempre aparece: Hace unas semanas se convocó a los interesados para que participaran en la licitación pública de las obras de remodelación de la Casa de Gobierno. Los trabajos ya comenzaron pero el gobierno se niega en redondo a informar quiénes concursaron, quiénes fueron eliminados y por qué; quién ganó el contrato y de a cómo fue el tiro. No faltará quien piense que al haberse hecho pública una convocatoria el proceso necesariamente fue abierto y competido. Lamentablemente no es así. La ley permite al convocante declarar desierto el concurso (por cualquiera de quinientos ochenta mil pretextos disfrazados de razones) y luego proceder a hacer la adjudicación directa, a dedo, para cualquiera de los favoritos, que lo son porque se mochan alegremente no por eficaces o baratos.

Vaya un sincero abrazo de condolencia a la familia de Margarita Basáñez, entrañable compañera de profesión. Margarita fue lo que mi abuela llamaba “una mujer luchona”, y sí, como ya se ha recordado estos días, fue pionera del periodismo de opinión practicado por mujeres. Descanse en paz.

Hasta el próximo jueves.