Contrapesos
La democracia, como sistema de gobierno, es una joya preciada que hemos heredado a lo largo de la historia. En México, como en cualquier otra nación que aspire a la justicia y la equidad, la democracia no es simplemente la capacidad de los ciudadanos para elegir a sus gobernantes. Más allá de la casilla electoral y las campañas políticas, la democracia es un delicado tejido de instituciones y principios que tienen como objetivo principal proteger al ciudadano de los abusos de aquellos a quienes confiamos el poder de representarnos.
En el centro de este sistema de gobierno se encuentran los contrapesos, mecanismos que limitan el daño que un mal gobernante pueda causar. En México, como en cualquier parte del mundo, la existencia de estos contrapesos es esencial, y la ciudadanía no debe quedar arrinconada a tener suerte, a cruzar los dedos para que el gobierno “le salga bueno”.
Uno de los principales contrapesos en cualquier democracia es la división de poderes, que en México se traduce en los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Estos poderes deben operar de manera independiente y autónoma, evitando así la concentración excesiva de poder en manos de un solo individuo o grupo. La división de poderes es un baluarte contra el autoritarismo y un freno contra el abuso del poder.
Sin embargo, en los últimos años, hemos sido testigos de un debilitamiento de estos contrapesos en México. La centralización del poder en la figura presidencial de López Obrador ha erosionado la independencia de los otros poderes.
El desgaste de los contrapesos al presidencialismo ha tenido consecuencias significativas. Hemos visto una disminución de la rendición de cuentas, un recorte en la capacidad de los legisladores para ejercer su función de fiscalización, y un constante y perverso ataque y debilitamiento del poder judicial. Esto no solo afecta a los políticos y sus partidos, sino que tiene un impacto directo en la vida de los ciudadanos. Cuando los contrapesos son debilitados, se crea un terreno fértil para el abuso de poder y la corrupción.
Es esencial que los ciudadanos reconozcamos que no podemos depender únicamente de la buena voluntad de quienes nos gobiernan. Colaborar en el levantamiento de las estructuras institucionales para anclar la democracia es una responsabilidad que debemos abrazar con fervor. Esto implica no solo elegir a nuestros representantes en las urnas, sino también ser vigilantes activos del funcionamiento de las instituciones. La ciudadanía tiene el deber de exigir que el gobierno cumpla y haga cumplir la ley, sin importar quién esté en el poder.
Los contrapesos no son solo una cuestión de principios democráticos, sino que también son un requisito esencial para el desarrollo sostenible y la estabilidad de cualquier nación. Cuando los ciudadanos pueden confiar en que las instituciones funcionan adecuadamente, se crea un ambiente propicio para la inversión, la innovación, el crecimiento económico y el cuidado del medioambiente. Por el contrario, cuando los contrapesos se debilitan, la incertidumbre y la desconfianza se apoderan de la sociedad, y esto tiene un impacto negativo en la inversión y el desarrollo.
En tiempos en los que la polarización y la confrontación política a menudo nublan el panorama, es crucial recordar que los contrapesos no son enemigos de la estabilidad, sino sus guardianes. Son los garantes de que ninguna persona o grupo tenga un poder ilimitado sobre los demás. Son la voz de la razón y la justicia en un sistema democrático.
Delírium trémens.- Los contrapesos del poder en México representan la mejor estrategia para preservar el medio ambiente, ya que permiten la participación de diversos actores en la toma de decisiones relacionadas con este ámbito. Esto garantiza un equilibrio en las políticas ambientales y la consideración de las necesidades de todos los sectores de la sociedad. Lamentablemente, en la actual administración, el Poder Judicial Federal y la participación ciudadana han sido debilitados, por lo que en Cambio de Ruta estamos comprometidos en mantenernos firmes. Actualmente, vivimos ante una ‘CRISIS ÉTICA EN EL GOBIERNO’.
@luisglozano




