“La Edad Media no ha terminado”. Eugenio R. Zaffaroni.
La criminología en México se quedó al parecer, en un limbo de nostalgia del legado del gran maestro Alfonso Quiroz Cuarón, sin duda un referente importantísimo en la materia, pero tendrían que inventar y actualizar los criminólogos de hoy el conocimiento, en formar y estructurar libres pensadores de la criminología moderna. Diría un amigo mío, “menos Lombroso y más Baratta”.
Nos encontramos con una criminalidad fuera de toda lógica comprensible, el criminólogo moderno debe de dejar ser percibida como aquella persona torva, rara, compleja, oscura, que se dedica a ver escenas de sangre, restos humanos, conversador con criminales seriales y apuntar su mira a las complicaciones criminológicas actuales que sobrepasan a la ficción y en las aulas de enseñanza de las licenciaturas de criminología. La romántica idea de una enseñanza meramente básica, que tiene o busca como finalidad que el alumno asimile “algunos” conocimientos fundamentales de la criminología, y que sea competente de investigar de forma crítica a la respuesta rigurosamente penal de las conductas delictivas y pueda descubrir otras posibles intervenciones diferentes de la respuesta penal, para la prevención y el tratamiento de la criminalidad, es una quimera.
Preguntemos a la sociedad ¿Qué es un criminólogo?, y veremos las variedad de definiciones que da la gente de a pie, no se conocen en la sociedad, se han vuelto invisibles y grises. Más allá de Congresos Nacionales en los que he tenido el honor de participar, se han convertido en algo meramente académico y nada en los frentes de batalla, “soldados de papel”, inmersos en teorías y corrientes criminológicas del siglo pasado y antepasado. El maestro Eugenio Zaffaroni, lo dice y lo dice bien, “Arremangamos la toga y el birrete y salir al campo en que nos desafían”, “Sí no lo comprendemos y nos quedamos en nuestros guetos académicos, muy pobre será el servicio que hagamos”.
Y lo peor que lo puede pasar a los criminólogos de hoy, y que en algunos casos sucede, es que le jueguen el papel que los medios de comunicación masiva que están ocupando al día de hoy, en “su” criminología ficticia. En una escandalosa ola de crímenes, sangre y odio que pueden ser vistos por millares de espectadores en la televisión y leer en la nota roja, en donde para sustentar sus imágenes y videos, invitan y entrevistan a “criminólogos de profesión”, a dar su opinión de tal o cual suceso y caen dócilmente en la criminología mediática sin sustento teórico, ni científico de ningún tipo. Ejemplo: -Encuentran a una mujer asesinada en una barranca. Noticia, se habla de un posible asesino serial en la zona, ya que vecinos del lugar han dicho que ya son varias las mujeres encontradas, solo que la autoridad no lo quiere decir. Le preguntan al criminólogo: Creo que es muy factible que un asesino serial de mujeres esté operando en la zona por la forma en que se encontró el cadáver, ya que la criminología los clasifica en organizados y desorganizados y bueno, esto claramente se ve que es un asesino organizado, un psicópata sádico sexual-.
Les están haciendo el caldo y menudo favor a la sociedad, urgen criminólogos serios y prácticos, que sean tomados en cuenta por las autoridades y la sociedad. Tiempo hace, que no se escucha una voz mexicana criminóloga en una función relevante de la administración pública de cualquier nivel. Dejen el Club de Toby, por salud mental.
TAPANCO: El “boom” de la criminología actual es irreal, ¿En verdad coexisten los criminólogos profesionalmente? En la clasificación mexicana de ocupaciones y empleo del INEGI, en su clasificación de ocupaciones, los criminólogos y los criminalistas (otro tema por cierto pendiente), se encuadran en el numero 1160 Abogados, Profesionistas en Ciencias Sociales. Y en Psicólogos, en el numero 1164 como Psicólogo en Criminología.
Un criminólogo en cualquier otro país, aparece, lo parece y lo hace.
Francisco.soni@uaslp.mx twitter: @franciscosoni