“Cada mentira que decimos incurre en una deuda con la verdad. Tarde o temprano, esa deuda se paga”. Frase del científico Valery Legasov en la serie de HBO llamada “Chernobyl”, que nos acerca a la tragedia que sucedió en la planta nuclear ucraniana en 1986. En la trama se representa la explosión del reactor, la alta incidencia de cáncer por la exposición a la radiación, los muertos, un sitio que no será habitable en miles de años, así como la lucha del científico contra el gobierno soviético que pretendía encubrir la verdad, una verdad que, según ellos, los haría ver débiles frente al mundo. Sorprende cuando afirma: “Alguna vez me aterraba saber cuál era el costo de la verdad. Ahora solo me pregunto: ¿Cuál es el costo de las mentiras?”.
Compadezco lo miserable que debe sentirse recorrer las áreas altas de la ciudad y observar la nata que la cubre, junto con la invariable humareda de las ladrilleras que ensucian el aire que todos respiramos, y paralelamente tener que asegurar, a todos los que aquí vivimos, que sí se mide eficazmente la calidad del aire, que ésta es buena y que se comunica adecuada y oportunamente para cuidar la salud.
Mentirnos a nosotros mismos es peligroso, negar la realidad no la cambia y solamente empeora la situación. ¿Y qué pasa con nuestro gobierno? ¿Permitimos que nos mientan? ¿Por qué somos indiferentes? dejamos de preocuparnos y ¿evitamos nuestras responsabilidades como ciudadanos? No hay, ni puede haber “otros datos”, son los mismos para todos y debemos exigir que las autoridades digan la verdad.
Desde abril del 2016 iniciamos una fuerte campaña para que se establezca aquí un Sistema Eficaz de Medición de la Calidad del Aire. Para ello hemos recurrido al activismo jurídico, científico y social, además de echar mano de cualquier medio que concientice a la SEGAM decir la verdad y la importancia que tiene respetar el derecho humano a la información medioambiental para cuidar nuestra salud y el entorno.
El pasado martes 18 de febrero inició en todo el país la Norma Oficial Mexicana NOM-172-SEMARNAT-2019, referente a los “Lineamientos para la obtención y comunicación del Índice de Calidad del Aire y Riesgos a la Salud”. Esta normativa estandariza la obtención y comunicación de la calidad del aire y los riesgos a la salud, con el fin de informarlo de manera clara, oportuna y continua, los probables daños a la salud que ocasiona y las medidas que se pueden tomar para reducir la exposición.
En una entrega anterior dijimos que la importancia y relevancia de este nuevo Índice de Calidad del Aire y Riesgos a la Salud reside en que la población conociera el estado de la calidad del aire (buena, aceptable, mala, muy mala y extremadamente mala) y además el nivel de riesgo asociado (probables daños a la salud, dependiendo si el riesgo es bajo, moderado, alto, muy alto o extremadamente alto). Dentro de los lineamientos se establece que las autoridades responsables deberán difundir el Índice de Calidad del Aire y Riesgos a la Salud de forma continua y horaria, a través de una plataforma electrónica y preferentemente en tantos medios como sea posible.
¿Cuál es la realidad? Pues genuinamente esperaba que por fin la SEGAM y el Gobierno del Estado aprovecharan esta oportunidad para cumplir lo prometido en el Plan Estatal de Desarrollo 2015 – 2021, pero el escenario confirma lo que todos sabemos: no existe el ánimo de hacerlo. Aun con el inicio de la NOM, simplemente no hay cambio, es lo mismo que ya teníamos, pero ahora “colorido” y con la promesa de que algún día habrá una App para dispositivos móviles.
Recordemos que la ZM de San Luis Potosí requiere de un Sistema Eficaz de Monitoreo de la Calidad del Aire, con equipo/casetas suficientes (transparentando y publicando el mantenimiento periódico y calibración que se les da conforme a la normativa 156 y en los manuales del INECC) para garantizar su correcto funcionamiento y precisión en las mediciones, que abarquen los 6 contaminantes criterio que establece la NOM 156 para los sistemas de monitoreo, que los equipos estén colocados estratégicamente (Pozos, Soledad y zona Poniente de la ciudad no cuentan con ellos, por lo que ante la insuficiencia, efectuar estudios técnicos serios, por personas competentes, para determinar cuántas son necesarias y dónde deben colocarse), que los datos estén efectivamente validados y que la información se comunique claramente a la población para que cuide su salud, como lo refiere el índice; que dicha comunicación sea masiva (sin discriminar a los que no tienen acceso a una computadora, internet, teléfono inteligente, etc., por ello la norma dice: “preferentemente en tantos medios como sea posible”), contando finalmente con protocolos de actuación cuando la situación es grave.
Hemos exhortado a SEGAM cumpla a la perfección todas las normas oficiales mexicanas referentes a la contaminación atmosférica, pero su soberbia es infinita y no ha entendido las bondades de hacerlo. Cumpliendo a cabalidad se permitiría evaluar correctamente la calidad del aire y sus tendencias, desarrollar estrategias de prevención y control, generar políticas ambientales integrales, y por añadidura, el respeto continuo a nuestros derechos humanos.
La simple omisión de medir eficazmente la calidad del aire y la falta de difusión de la información medioambiental, atenta contra la salud de la población, principalmente de los más vulnerables (niños, adultos mayores, etc…) ya que existe evidencia científica en todo el mundo de los severos daños que este problema produce a la salud e impide tomar medidas preventivas para cuidarnos.
¿Cuál es el costo de las mentiras? Es altísimo. Las mentiras, además de su costo, nos llevan a otro problema: el verdadero peligro de las mentiras es que dejamos de reconocer la verdad.
Delírium trémens.- La SEGAM se ha burlado constantemente de todos los potosinos, no solo por el mediocre cumplimiento a sus obligaciones legales, sino ahora también al negarse medir las Partículas PM 2.5, las más dañinas para la salud. El Juzgado Primero de Distrito recién nos concedió a varios ciudadanos y a Cambio de Ruta, A.C., el amparo y protección de la justicia federal, que obliga a la SEGAM atender la problemática de dichas partículas, sin embargo impugnó bajo dos argumentos sin sentido: a) Los ciudadanos no somos nadie para solicitar se monitoree las partículas PM2.5, y b) No tiene obligación de medirlas, por no estar presentes en la zona. Así de grave. SEGAM 6 – Medioambiente 2.
@luisglozano