¡De la que nos salvamos!
Con justeza podríamos bautizar este 2020 con el título de aquella película ochentera “El año que vivimos en peligro”. Todavía la tarde del jueves pasado el gobernador Juan Manuel Carreras confió a un grupo de 25 conspicuos priistas que estaba convencido de que Ricardo Gallardo Cardona sería el candidato a gobernador de la Coalición integrada por Morena-PT-PVEM-PNASLP. Exactamente lo mismo dijo a varios de sus interlocutores en esta ciudad el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, durante su visita de jueves y viernes. Estaban muy seguros porque ambos sabían que como parte del arreglo nacional que se está procesando entre Morena y el PVEM para ir juntos en todos o gran parte de los 300 distritos electorales federales y en las 15 gubernaturas, el Verde había pedido, y en principio se le había dicho que sí, una de las candidaturas a gobernador en donde tuviera un precandidato competitivo.
Desde hace dos años que Manuel Velasco Coello concluyó su sexenio en Chiapas, el Verde no tiene ningún gobernador emanado de sus filas. Pero necesitamos entender algo: al PVEM no le urge una gubernatura propia por razones de fortaleza o prestigio político sino para disponer de una caja chica, en realidad no tan chica. Poner el foco en San Luis Potosí fue fácil dada la presencia de un prospecto competitivo, empeñoso, con bastantes recursos propios y nada remilgoso para acuerdos oscuros. Las cosas como son: el Verde quería o todavía quiere una fuente de financiamiento -como lo fue seis años Chiapas- de dónde sustraer algunos cientos de millones de pesos cada año. Mientras fue su principal financista, Velasco Coello fungió como jefe de facto del PVEM. Lógico suponer que RGC se veía a sí mismo en ese papel, partiendo y repartiendo el queso a nivel nacional.
El entendimiento fue rápido y sin complicaciones. Gallardo Cardona es un político de esos que los norteamericanos llaman one natural (nosotros diríamos de nacimiento). Sus desventuras él se las buscó cuando antepuso la codicia a su ambición política. No olvidemos, porque es fundamental, que durante los dos años que duró como alcalde de Soledad dispuso de un presupuesto total de unos mil 400 millones de pesos, de los cuales casi 220 millones (15 por ciento) los desvió, mediante el esquema de la Clínica Wong, a cuentas de empresas de las que él era el socio mayoritario y apoderado jurídico, y a partir de ahí dispuso de esa suma como si fuera propia. O sea, dirían en el barrio, en la primera oportunidad que se le presentó “se chingó” más de 200 millones de las arcas publicas. No lo digo yo, lo dice el expediente del proceso penal que lo tuvo casi un año tras las rejas, de las que lo liberó un magistrado que nunca dijo que fuera inocente sino que el Ministerio Público se equivocó de delitos. Y hay fundadas sospechas de que fue un fallo comprado.
Para efectos de perspectiva: Durante los tres años que fue alcalde de la capital, Ricardo Gallardo Juárez manejó tres presupuestos anuales que sumaron 8 mil millones de pesos. Las denuncias presentadas tanto en la Fiscalía General de la República como en la Estatal, documentan desvíos y otras irregularidades por más de mil 200 millones de pesos (15 por ciento). ¿Se imagina usted a la gallardía con acceso a los 50 mil millones de pesos del presupuesto anual del Gobierno del Estado -300 mil millones mínimo en un sexenio-? Dan escalofríos.
Sin entrar al tema de supuestas relaciones peligrosas de las que muchos hablan pero nadie ha comprobado, lo cierto es que con su habilidad, ambiciones políticas sin límite y cartera repleta, la gallardía estaría lustros en el poder: el hijo, el padre, la esposa, la hermana, el cuñado y sígale usted. Ya lo vimos en Soledad con el pelele que pusieron seis años y el proyecto familiar que tienen para sustituirlo.
¿QUÉ SIGUE?
¿Está ya totalmente impedido de ser candidato a gobernador Gallardo Cardona? No, legal, formal y políticamente, no. ¿Puede ir a las elecciones postulado por el Verde? Sí. ¿Lo hará? Pareciera que sí, pero tengo mis dudas.
¿Por qué las dudas? Por tres razones principales: la primera, que como candidato del Verde RGC no sólo combatiría al abanderado de la coalición PAN-PRI-PRD-PCP sino también al candidato de Morena-PT-PNASLP. Dado que el todavía diputado federal conserva buenos niveles de competitividad, bien podría suceder que si crece como amenaza para los intereses morenistas en esta entidad regrese Santiago Nieto, esta vez acompañado de policías y con una orden de aprehensión en el bolsillo. No es remoto.
Segunda, que existe la posibilidad de que el Verde mantenga en lo nacional su entendimiento con Morena, y que como parte del mismo encuentre otra entidad donde competir por la gubernatura, en cuyo caso sin duda le pediría a Gallardo que se aplaque. Y si no lo hace, el partido puede perfectamente cancelarle la precandidatura interna que ya tiene y simplemente no irlo a registrar como su candidato ante el Ceepac. Escenario terrible para RGC, pues podría quedarse sin la opción de reelegirse como diputado federal ni de imponer a alguien en Soledad.
Y tercera, por la interpretación que hago del antepenúltimo párrafo del boletín oficial expedido por el CEN del PVEM la noche del domingo. Luego de expresar su disgusto porque se estuviera amenazando la coalición con Morena y exigiera respeto a la palabra empeñada, la dirigencia verde señaló: “Independientemente de lo anterior, el Partido Verde ha demostrado con hechos ser un firme aliado de la Cuarta Transformación. Por esta razón, con o sin coalición, seguiremos aportando nuestro trabajo y compromiso a favor de la transformación de la vida pública del país, con el talento, la capacidad y el amor a México de las mujeres y los hombres de San Luis Potosí”. Desde luego que puedo estar equivocado, pero sospecho que ese párrafo es una forma de decir algo así como “nuestro desencuentro en San Luis no nos aparta de nuestro entendimiento con la 4T”.
No hace mucho escribí en este mismo espacio que desde mi perspectiva, el Jefe de la 4T tiene dos maneras de mantener firmemente a su lado a Ricardo Gallardo Cardona: muy contento si lo hacía candidato a gobernador o muy asustado si le mandaba mostrar las carpetas de investigación. Añado hoy que lo mismo vale para el PVEM. El Niño Verde, Carlos Puente y Arturo Escobar no resisten una conversación de 15 minutos con Santiago Nieto o con Gertz Manero.
OTRAS
PERSPECTIVAS
1.- Entre el martes que se oficializó su existencia y el sábado que apareció el ya célebre video de la secretaria general del CEN de Morena, Citlalli Hernández, tanto entre panistas como priístas, perredistas y observadores políticos en general había consenso en el sentido de que la Coalición armada y suscrita de ultima hora entre PAN-PRI-PRD-PCP era muy frágil y podía durar menos que un suspiro. Unos días después la que se deshizo fue la otra, la de Morena-PVEM-PT-PNASLP. Este acontecimiento no se da en el vacío ni se agota en sí mismo: mejora las expectativas en la competencia para aquella alianza y da incentivos a sus integrantes para consolidarla.
Creo recordar que fue Menahem Begin, en su discurso de aceptación del Premio Nobel de la Paz de 1978, quien dijo que la paz era como una mujer embarazada que requería mimos y cuidados especiales. Creo que no les vendría mal a panistas, priistas y perredistas ver a su coalición así, como una futura madre. Tendrían que ser terriblemente incompetentes para no aprovechar el obsequio que les llega de la acera de enfrente.
2.- El jueves 29 de octubre publicamos aquí mismo el siguiente comentario: “Después de largos meses de golpes mediáticos y malas noticias, por fin a Ricardo Gallardo Cardona le llegó una buena: su amigo Mario Delgado (quiero suponer que lo sigue siendo) es el nuevo presidente nacional de Morena. La circunstancia sería inmejorable para sus aspiraciones políticas si no fuera porque en la segunda posición de mando quedó la senadora Citlalli Hernández, del núcleo más radical del morenismo, quien ya recibió informes extensos de lo que es el gallardismo en estas tierras. Bien decía mi abuelita: no hay dicha completa”.
Estoy tentado a emprender una colecta pública para levantar un monumento a doña Citlalli, que a sus 30 años ha hecho más, políticamente hablando, por San Luis Potosí que muchos de nuestros protagonistas de la vida pública. Por cierto, es licenciada en Ciencias de la Comunicación con especialidad en periodismo. Yo propondría “¡Citlalli Gobernadora!”
3.- Una de las jugadas más enigmáticas de estos días es la que tiene como protagonista a Juan Ramiro Robledo. Apenas se había frustrado el plan “A” para que fuera candidato de Morena con el apoyo -por arriba o por debajo de la mesa- del aparato gubernamental priista, cuando el magistrado presidente del Tribunal de Justicia Administrativa se separó del cargo y anunció que buscará la candidatura morenista. ¿Qué pasó? Por hoy el único dato confiable que tengo es que no se trata de una ocurrencia personal sino que está siguiendo la sugerencia de un alto mando de la 4T. Lo mismo exactamente puedo decir de Leonel Serrato, lo que me lleva a suponer que es altamente probable que sean los dos finalistas en la competencia interna del partido guinda. Si no hay cambio de señales, el método de selección -ya registrado ante el Ceepac- será mediante encuestas.
COMPRIMIDOS
El extraño lance de Gerardo Fernández Noroña de venir a promover al excéntrico alcalde vállense Adrián Esper como precandidato del PT a gobernador solo tiene una explicación. Fue cuestión de billetes.
Interesante el planteamiento de Federico Garza Herrera al rendir su tercer informe como Fiscal General del Estado: crear un Consejo Consultivo de la Fiscalía integrado exclusivamente por jóvenes. Es una idea novedosa que puede dar buenos frutos. Destacable también su amplio y sentido reconocimiento al personal operativo y de campo que es el que realmente hace funcionar la dependencia.
A propósito de la crítica recurrente al batidillo político que representan las coaliciones de amplio espectro, no he leído explicación más ingeniosa y certera que la aportada por Octavio Pedroza, en el sentido de que son algo así como la Selección Nacional, donde ve uno luchando juntos a jugadores del América y de las Chivas (y del Cruz Azul, añadiría yo). Es buena.
Que nadie se llame a sorprendido si andando los días nos enteramos de que la muy cuestionada decisión del presidente López Obrador de no felicitar a Joe Biden obedece a un acuerdo o sobreentendido con Trump para conseguir la liberación y retorno a México del general Cienfuegos. Se asume que la presión militar era tremenda y ponía en riesgo ¡todo!
Hasta el próximo jueves.
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