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Delito y Drogas

Por Carlos A. Hernández Rivera

Enero 19, 2024 03:00 a.m.

A

“Los programas penitenciarios para el control 

de adicciones han sido diseñados pensando 

en los hombres, y eso es discriminación” 

C. Pérez

Continuando con la seriación de la primera columna de este año, centrando la atención en una problemática, hasta cierto punto invisibilizada, sobre la posible relación existente entre el consumo de drogas por mujeres y la comisión del delito en San Luis Potosí. Se trata de una investigación que coordino a lado de Ulindey Ruíz, a quien agradezco el apoyo en esta colaboración.

[“”] Derivado del sexenio de Felipe Calderón y su guerra contra el narcotráfico se generó una presión sobre el sistema penal, durante este periodo personas consumidoras de sustancias fueron encarceladas y juzgadas por la comisión de delitos en relación contra la salud. Es por esto que el Estado mexicano creo por primera vez en el año del 2009 un modelo denominado “Tribunales para el Tratamiento de Adicciones”, el cual tenía como objetivo ofrecer vías alternas para aquellas personas que presentaban alguna adicción y que se encontraban en conflicto con la ley. La autora Ana Paula Hernández expresó que la mayoría de la población carcelaria está compuesta por hombres. Aunque las mujeres sólo representan un 5 por ciento de esta población, el 50 por ciento de ella se encuentra allí por delitos contra la salud. 

Los Tribunales de Tratamiento de Adicciones (TTA), manejan que el rol de la mujer es de suma importancia como una red de apoyo para aquellos usuarios que ingresan a los mismos, porque son las responsables de brindar acompañamiento, promover un sustento emocional y psicológico a los usuarios y de la misma manera actúan como cuidadoras de los hijos o hijas.

En nuestro país la mayor parte de la población penitenciaria está constituida por personas del sexo masculino. Las mujeres siguen representando el rol de cuidadoras, las cuales acuden y están al pendiente de las necesidades de los individuos, por lo que cuando son ellas las que se encuentran privadas de la libertad y tienen un problema de drogadicción, se genera la incógnita de quién o quienes cumplen con el rol de cuidar de ellas.

La autora Catalina Pérez Correa en su investigación denominada “Las mujeres Invisibles: los costos de prisión y los efectos indirectos en las mujeres”, habla acerca de cómo el contar con redes de apoyo afecta de manera alarmante a las mujeres, esto derivado de diversas razones como lo son: que la mujer al cubrir el rol de cuidadoras se dejan de lado que ellas también requieren el cuidado y la atención que los varones necesitan, por lo cual ellas no cuentan con ese apoyo de protección que requieren sobre todo si en el rol familiar se encuentran como jefas de familia.

Una mujer que presenta adicción a sustancias psicoactivas suele generar codependencia a estas sustancias por el hecho de no recibir el tratamiento o ayuda que pudieran obtener, desde la perspectiva de algunos autores esto se debe a la falta de redes de apoyo. Para Romero Mendoza las mujeres tienen vínculos afectivos que determinan en gran medida el no buscar ayuda, como lo es el miedo a no ser aceptada por sus parejas, amigos, y el temor de perder a los hijos, por lo cual obedece al mandato de género de las mujeres de «vivir para los otros» a fin de poseer pertenencia e identidad, aun a costa de su bienestar. 

De manera general se aprecia que las mujeres aparecen normalmente como las redes de apoyo de aquellos varones que participan en las TTA, principalmente siendo esposas, 12 madres y hermanas, las cuales llevan y aportan el rol de cuidadoras de los usuarios dejando de lado y discriminando a la mujer la cual no entran en el rol de ser cuidada.

Las y los espero con el gusto de siempre el próximo viernes.

carloshernandezyabogados@gmail.com