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Depende de nosotros

Por Marco Iván Vargas Cuéllar

Marzo 11, 2021 03:00 a.m.

A

¿Ha pensado cómo podemos hacer para mejorar la calidad de las candidaturas, las campañas proselitistas y de los gobiernos que emanan de los procesos electorales?. Advierto que este es un problema que ha sido ampliamente abordado por las ciencias políticas, de la administración pública y de las políticas públicas; entiendo que un texto de 716 palabras no vendrá a resolver este problema añejo en un jueves de marzo cualquiera, pero es mi intención presentar esto como un problema en clave democrática. Vamos a ello. 

Nuestra democracia no solo sirve para tomar decisiones colectivas de manera pacífica –como lo puede ser elegir a una persona para gobernar-, sino que además puede mejorar el perfil y calidad del desempeño gubernamental en la medida en que vincula de manera distinta a gobierno y sociedad. Nuestra democracia funciona mejor cuando abandonamos una postura de ciudadanía pasiva que solo recibe y escucha, para pasar a una posición activa de voto y exigencia. Voto y exigencia. Verá Usted: el inicio de las campañas proselitistas en un contexto tan peculiar como el que enfrenta nuestro país –y el mundo- en estos momentos, representa una oportunidad magnífica para discutir las distintas maneras que tenemos todos –la democracia es y la hacemos todos, no solo candidatas (os) y partidos- para enriquecer la calidad de los procesos que relacionan a las personas en los espacios de participación política. 

Como lo hemos discutido ampliamente en este espacio, el ejercicio de la ciudadanía en democracia no se reduce a la participación durante la jornada electoral, sino que puede formar parte de un continuo que vincula a las personas –Usted y yo- con las(os) contendientes desde las campañas proselitistas, luego a través del voto y después en una nueva relación de gobierno-ciudadanía.

¿Qué le parece si convertimos a la Exigencia en el vínculo que nos relaciona con candidatas(os) y gobernantes? Si lo pensamos como un asunto de oferta y demanda, la calidad de la oferta política que recibimos de candidatas(os) y partidos no depende de lo que ellos nos quieran proporcionar, sino de lo que nosotros exigimos como bueno, importante, necesario y urgente. Otra vez: la calidad de las campañas proselitistas no depende de lo que los contendientes ofrecen, sino de lo que el electorado demanda. 

No me corresponde cuestionar si las campañas en donde hay cumbia y baile, bombo y platillo, caricaturas y memes, dichos, chistes y pícaras cuchufletas; zacahuil, asado de boda, payasos que hacen globos con formas de animales, proporcionan o no elementos de valoración sobre el perfil, habilitación y cualidades de las personas que aspiran a desempeñar la compleja labor de gobernar. De lo que estamos hablando que todas esas cosas no son ni deben ser la forma y contenido de la campaña. En alguna entrega anterior me referí a las Plataformas Electorales como esos documentos guía que, bien hechos, pueden representar una magnífica herramienta para valorar de manera seria e informada –y esto no tiene por qué ser aburrido en la forma-, al planteamiento de gobierno que los contendientes ponen a consideración del electorado. Corresponde a las(os) contendientes construir una campaña donde se discutan esos planteamientos. Corresponde a la ciudadanía –Usted, yo- exigir esas discusiones.

Y así como existe una clara diferencia entre candidata(o) y gobernante. Nos toca a nosotros establecer rutas de exigencia para que lo que se ha discutido y prometido en campaña, se materialice en programas robustos de gobierno y no en acciones aisladas. Pocas cosas hacen tanto daño a una sociedad como reducirse a la idea que gobernar es ejecutar acciones aisladas –¡y certificadas ante notario!. Ya hay cursos de políticas públicas, para quien quiera interesarse en ello.

Hace unos cinco años, el Instituto Nacional Electoral aprobó la “Estrategia Nacional de Cultura Cívica 2017-2023”, en donde se establece como un eje estratégico fundamental a la Exigencia, y, como línea de acción particular, la exigencia en el cumplimiento de la palabra empeñada. ¿Qué le parecería si como ciudadanía, además de informarnos, votar, exigir y vigilar, también nos dedicamos a desarrollar herramientas que nos permitan garantizar que los compromisos asumidos por quienes ostentan cargos de elección popular, los gobiernos y las propias instituciones electorales sean cumplidos o explicados en todos los casos? 

Que las campañas tengan otro contenido, depende de nosotros.

Twitter: @marcoivanvargas