Derecho al Duelo
Más de cien mil mexicanas y mexicanos, -según cifras oficiales- han perdido la vida a causa del COVID-19, es decir, que cuando menos un número igual de familias se han vestido de luto a causa de esta mortal pandemia. Durante la semana pasada, con atención escuchaba y leía los argumentos críticos hacia quien encabeza de manera visible los esfuerzos del Gobierno de México para enfrentar la pandemia, muchos columnistas coinciden en la falta de claridad en los mensajes que, -no en pocas ocasiones- resultan confusos, verbi gracia respecto al uso del cubrebocas. Sin embargo, con independencia y al margen de las voces críticas respecto al manejo de la crisis sanitaria en la que podemos o no estar de acuerdo, estas líneas las quiero dedicar a un hecho objetivo, que hoy desde marzo en México hay más de cien mil personas que han perdido la vida, personas con nombre y apellido, que dejaron hijos, nietos, que eran cabeza de famila, cónyuges, amigos, esas más de cien mil personas hoy ya no están con nosotros. La pandemia vino a cambiar nuestras vidas, pero también modificó la forma en que se despiden a los seres queridos, la muerte en la vida de los mexicanos es un evento de los más relevante, tanto o más que el nacimiento; dicta la tradición que hay un homenaje con el cuerpo del difunto presente, hay plegarias y oraciones, al cuerpo se le viste de gala, se le despide como la persona que fue en vida, pues si bien fenece el individuo en su plano físico, inicia con su entierro o cremación su recuerdo. Así, se sucedían las ceremionias fúnebres antes de la pandemia, las famililas tenían esos dolorosos pero también valiosos momentos con el ser querido, en esta realidad que experimentamos, este tipo de exequias fúnebres ya no son posibles, lo que ha dejado en evidencia la importancia que tiene un derecho del que casi nadie habla: el Derecho al Duelo.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha realizado un llamado a los Estados miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA), incluído México, a respetar y garantizar los derechos de familiares de las personas fallecidas en el marco de la pandemia de la COVID-19, permitir los ritos mortuorios de manera adecuada a las circunstancias y, con ello, contribuir a la preservación de su memoria y homenaje. Pero más allá en un sentido amplio, el derecho al duelo puede ser materializable, si y sólo si en los ámbitos laborales sea en espacios públicos o privados, los patrones otorgen el goce de días inmediatos a las y los trabajadores que hayan sufrido la pérdida de un ser querido, para que pueda llorar, orar y efectuar al lado de la familia todos y cada uno de los ritos apropiados a su pérdida, es decir, que no quede al arbitrio de la parte patronal la permisibilidad con goce de sueldo para realizar estas ceremonias y recuperarse en la medida de lo posible de la partida del ser querido. De esta manera es importante que desde la armonización de la ley doméstica se reconozca este derecho humano, sin duda será uno de los temas en las agendas legislativas por venir, aunque ya existe una iniciativa interesante sobre este tema, planteada en el vecino Estado de Nuevo León por el Diputado Local Luis Donaldo Colosio Riojas, iniciativa innovadora y digna de aplauso, pues el duelo de cada persona, de cada famiia merece un reconocimiento aparejado de un trato digno, pues con la muerte de un familiar el mundo personal se detiene, honrar al que parte estará presente en todas las civilizaciones y el Estado como en otros temas, sólo debe facilitar se cumpla sin perjuicio de la persona esta prerrogativa. Una de las lecciones de esta pandemia. En memoria de los fallecidos en México y en el mundo por COVID-19. Hasta el próximo lunes.
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