Enrique Dussel
Cuando el Presidente AMLO planteó la necesidad de hacerse de una suerte de pedagogía para conducirse de una manera distinta en el servicio público, se refirió como antecedente a la Cartilla Moral de Alfonso Reyes; tal iniciativa sería retomada por el Dr. Enrique Dussel, el extraordinario pensador que, lamentablemente, falleció hace algunos días pero cuyo legado intelectual es de enorme trascendencia social, sobre todo para llevar adelante los postulados de una izquierda progresista que, representada por Morena en el caso mexicano, constituyen la posibilidad cierta de generar esperanza y expectativas en la mayoría del pueblo mexicano.
En su carácter de responsable del Instituto de Formación Política de Morena, en su primera etapa, el Dr. Dussel planteó, entre muchos temas y documentos que preparó para una militancia ávida de conocimiento y reflexión de la política y lo político, un trabajo que, como decíamos líneas arriba, re-modelaría la célebre Cartilla Moral de Alfonso Reyes para pronunciarse por “Una nueva ética política” que, al mismo tiempo, sirviera para dotar de sustento axiológico concreto a la Cuarta Transformación como proyecto de cambio verdadero.
Reorientando los planteamientos abstractos contenidos en la obra referida de Reyes, el Dr. Dussel reivindicó la ética política de origen semita, abrevando en antecedentes muy lejanos, como en el caso del Libro de los Muertos, de hace más de cuatro mil años, donde se hace referencia al juicio de los muertos con respecto a sus actos en vida y que no son otros que “dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, dotar de una barca al peregrino para procurarse el sustento” (ya que en el antiguo Egipto la vida toda giraba en torno al río Nilo). También, nos recordaría el Dr. Dussel, cómo en el Código del rey Hammurabi, de hace 3,600 años, ya se disponía: “que el fuerte no oprima a los pobres, para hacer justicia a la huérfana y a la viuda”. Igualmente, en una de las obras emblemáticas de Engels, titulada “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”, así como en los primeros requerimientos del EZLN para una paz con dignidad en los Altos de Chiapas en 1994.
Y tampoco se trataba, llegó a observar el estimado maestro, de tomar a pie juntillas el dicho popular que reza: “primero comer que ser cristianos”, porque no hay oposición en los postulados del cristianismo y comunismo primitivos, como lo dejó en claro en otro de sus textos titulado “Las metáforas religiosas de Marx” y, a mayor abundamiento, se puede encontrar el punto de contacto de los extremos que se tocan, en este caso en Mateo 25.
En suma, y aquí lo hemos planteado desde hace rato, ir más allá de la moral típica que, en el medio político nuestro, se llegó a formular con cinismo y desparpajo como “un árbol que da moras”, para pasar a una ética como visión del deber ser desde el lado de los oprimidos, de las víctimas, de los históricamente olvidados y empobrecidos, no solamente de espíritu, sino de una materialidad de vida que rayaba en lo indigno. Esto es apenas un esbozo de lo que el Dr. Dussel dejó para la reflexión política, pero su obra es monumental, universal y de invaluable aporte a la construcción de un hombre y sociedad nuevos, siempre conflictiva y nunca acabada, pero siempre éticamente comprometida y deseada.




