Extorsionadores sistémicos

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“La diferencia entre el capitalismo del libre mercado y el capitalismo de estado 

es precisamente la diferencia entre, por 

una parte, la paz, el intercambio voluntario, 

y por otra parte, la extorsión violenta“. 

Murray Rothbard. 

La delincuencia tiene su propia dinámica, inclusive ante emergencias extraordinarias muta en otras formas de subsistencia y de sustento para épocas aciagas. 

Ya los romanos le daban un peso específico al concussio (obtención de dinero bajo coacción moral) extorsión. Hija del hurto, la extorsión, ocupó una posición autónoma y comenzó a vivir su vida propia, hasta nuestros días.

 Hace unos treinta años se popularizo y se conoció el delito, sino nuevo, sí empezó a impactar entre la población. Empezaban las tarjetas telefónicas recargables para los teléfonos celulares de $100 y hasta $500 pesos, no había todavía planes para celulares y si había eran carísimos, una vez utilizado el crédito la tarjera era descartada. Iniciaron las llamadas extorsivas a ciudadanos para comprar tarjetas y pasar los números, sino habría consecuencias, era un medio de supervivencia de los internos en las cárceles mexicanas y así dio inicio a la famosa “extorsión telefónica”.

Pues al día de hoy, los integrantes de Consejo Nacional de Seguridad Pública reconocen que la extorsión telefónica sigue representando uno de los delitos prioritarios a atender por parte de las instituciones de seguridad pública federales y estatales; tanto por su alta incidencia, como por el impacto que tienen en los ciudadanos. 

Todos tenemos “lapsus brutus” y máxime al contestar una llamada de celular o de línea fija, es cómico ver como se excita la gente al sonar su teléfono y de la urgencia de contestar, conozca o no el número. La celulitis y telefonitis, llegó para quedarse y ante la insistente necedad de usar el buzón, pues la gente simple y sencillamente habla con quien sea y lo peor, facilita información.  

Los romanos le daban a la extorsión una connotación de abuso de autoridad de los servidores públicos, que incluía la amenaza de acusar de algún delito a alguien. Con el paso del tiempo, quedó en obligar a una persona, a través de la intimidación o violencia, a realizar un acto con ánimo de lucro y con la intención de producir un perjuicio de carácter patrimonial del sujeto pasivo o de un tercero. Tiene mucho que ver con el patrimonio de la gente y contra algo que siempre se pasa de largo, atenta contra el orden socioeconómico.  

En otros países, la extorsión sigue la tradición romana y su aspecto socioeconómico, incluye un poco más en su persecución penal: quien con intimidación o simulando autoridad pública o falsa orden de la misma, obligue a otro a entregar, enviar, depositar o poner a su disposición o a la de un tercero, cosas, dinero o documentos que produzcan efectos jurídicos; y también el que por los mismos medios o con violencia, obligue a otro a suscribir o destruir documentos de obligación o de crédito.  

Estimado lector, ¿de qué tamaño es el problema? el delito de extorsión es la segunda conducta ilícita que más se presenta a nivel nacional, se incrementó un 28% entre 2018 y 2019, generó aproximadamente 12 mil millones de pesos en pérdidas para los ciudadanos durante el 2018, de acuerdo con ENVIPE. O sea, casi los recursos federales que otorga el propio SNSP a entidades y municipios para la seguridad.

TAPANCO: La extorsión telefónica es el principal delito en la mitad del territorio mexicano, afectando principalmente a los grupos más vulnerables, lo que genera un impacto social y aumenta la percepción de inseguridad en el país.

Ahora suponga la extorsión presencial, para el cobro de piso y renta congelada con iguala para la maña. La extorsión en México es sistémica, no es ocasional ni ocurrente.

Los delitos de extorsión y de secuestro, factible que vayan a la alza en el próximo semestre.

Francisco.soni@uaslp.mx 

Twitter: @franciscosoni