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Faltas de respeto

Por Óscar G. Chávez

Marzo 25, 2023 03:00 a.m.

A

Existen ciertas similitudes, todas muy perceptibles, entre el alcalde de la ciudad de San Luis Potosí y el gobernador del estado. Sobresalen el desmedido culto a la personalidad, la falta de transparencia en ciertas dependencias, las fallas en algunas estrategias (principalmente de seguridad y abastecimiento de agua) y la elaboración de encuestas a modo que aunque les otorguen cierta aceptación y popularidad se contraponen notablemente con la percepción ciudadana.  

Pero dentro de estas empatías deben observarse algunas diferencias que pueden ser contrastantes, como la base social sólida, el trabajo en calle, y la experiencia en el manejo de elecciones que tiene el gobernador, en tanto que el perfil del alcalde se acerca más al de un oportunista que supo utilizar a un  candidato, a una coalición y a un partido, que en algún momento posiblemente lo deje solo. Es decir, aunque el alcalde no lo quiera reconocer tarde que temprano deberá darse cuenta que es desechable, mientras que el gobernador sigue construyendo su proyecto con aliados políticos de altura y con trabajadores que desde diversas bases lo apoyarán dentro de cualquier proyecto político.

Esto es lógico, mientras que Ricardo Gallardo le cumple (en cierta forma) a su electorado a través de apoyos clientelares, rehabilitación de parques, espectáculos y todo tipo de festivales placebo, Enrique Galindo está distanciado de su base social amplia. No se puede pasar por alto que los panistas (salvo los acogidos en la nómina municipal) se sienten traicionados y no representados por el alcalde. Agreguemos a esto el desencanto generalizado por la inseguridad  y los problemas de abastecimiento hídrico, el estado de descuido de la ciudad, en general, y del centro histórico, en particular. En resumen: ambos tienen desgaste pero en alcalde es mayor.

Dentro de las similitudes también está la descalificación ad hominem hacia quienes critican, manifiestan, oponen o protestan a sus políticas y acciones de gobierno. Dentro de estos parámetros el gobernador supera a cualquiera; lo de él es descalificar a partir del escandaloso denuesto y del acoso mediático, achacando cualquier señalamiento adverso a los resabios de la herencia maldita o a quien, de no ser tan pagado de sí, bien podría ser el líder de una verdadera oposición, Xavier Nava. Sin embargo, aunque se le escuche y se le lea, ya nadie cree en las infamantes acusaciones del gobernador.   

En el alcalde, normalmente mesurado al grado de soportar hasta humillaciones del gobernador,  esa característica no era conocida, pero hay un reciente ejemplo como fue la descalificación hacia mujeres de pueblos originarios (mazahuas, nahuas, otomíes, téneks y wixáricas)  que se manifestaron durante la conferencia de la actriz Yalitza Aparicio (en el ciclo de conferencias Juntas somos más fuertes) contra el alcalde y el gobernador por la ausencia de políticas reales que beneficien a sus etnias. El dicho del alcalde lo describe entero: “Le faltaron el respeto a Yalitza, que sí es indígena, más de la mitad de ellas y ellos no eran indígenas. Sabemos que unos sí se pusieron el atuendo y otros no se lo pusieron…”

El llamarlas no indígenas, como si estuvieran al nivel de Rolando Hervert (el vividor aquel que se denominó indígena para encaramarse en una curul) fue tan patético como  invitar a  mujeres llenas de peróxido a entregar artesanías a la conferencista, ¿qué no pudo conseguir alguna representante étnica (verdadera, como él las llama)?, ¿en qué análisis  antropológico se basó para calificarlas como ajenas a las comunidades?, ¿habrá leído a Armillas, Bonfil, Comas o Warman?; de los mencionados atuendos ni qué opinar, ahí está el simili del alcalde disfrazado de policía o viceversa. 

Sale sobrando mencionar “la sororidad” de la conferencista que todavía no sabemos cuánto cobró por venir; el servil actuar de Francisco Irám Dávila Morán, empleado municipal; la campaña masiva en redes sociales (en la que obligaron a participar a trabajadores municipales) para contrarrestar el desaguisado; la selección de la concurrencia para asistir a  eventos financiados con recursos públicos. El doble discurso del alcalde.

Nota al margen: se confirma que el exdirigente estatal del PAN, Héctor Mendizábal, sostuvo una breve reunión con el senador Ricardo Monreal durante su pasada visita a San Luis Potosí. El encuentro no debería sorprender, recordemos que allá por 2008 fueron compañeros en el senado y –por otro lado–  Mendizábal se encuentra completamente desaprovechado por el actual propietario estatal del partido. Da también mucho qué pensar esa invitación a la presentación de El camino de México, el libro de Marcelo Ebrard; ¿será que anda en tratos con los morenos?      

Gracias por la lectura. Valdría la pena preguntar a Interapas por qué en plena crisis de agua se autorizaron 1,500 tomas de agua por el rumbo de La Florida.