La dinámica social es constante, irreversible e irrepetible, sobre todo para los que creemos en la construcción del día a día, dejando de lado (con el beneficio de la duda) a la pre destinación. Además, es compleja, tal como lo diría Morín, resaltando que dicha complejidad no es equivalente a ser difícil o imposible, sino más bien equivalente a “lo que está tejido junto”, el tejido social está integrado por múltiples y contrastables partes: el bien con el mal, la ciencia con la consciencia, mis demonios y mi inteligencia.
Tal parece que estas cosmovisiones, fueron plasmadas de manera magistral por el gran “Gabo”, en su obra: “El amor en los tiempos del cólera”, en donde a pesar de que las poblaciones afectadas por esta epidemia se estaban acabando y desapareciendo; al mismo tiempo, la vida para otros simplemente sigue y convive el amor con la muerte, el barco de la vida navegando por ese río para siempre…
Al momento de estar escribiendo el presente artículo, el COVID – 19 ha cobrado ya característica de pandemia y reclamado para sí, miles de muertes en todo el mundo, desatando una ola de pánico generalizado y como lo ejemplifica García Márquez en su obra, paralelamente el mundo y la vida sigue.
En el macro contexto, todas las instituciones educativas, tanto las de renombre mundial, hasta las más humildes escuelas rurales; desde los países más poderosos, hasta los subdesarrollados; desde las economías más fortalecidas hasta las subordinadas, todos ellos se han visto impactados por este fenómeno; pero a la par, la vida sigue.
En el micro contexto, los individuos, familias y grupos sociales de las distintas razas, culturas y nacionalidades, han al menos escuchado hablar de este virus y, no obstante estar expuestos a una serie de noticias no siempre certeras, han recibido el impacto psicológico y conjuntamente con el temor y la incertidumbre, en la medida de lo posible, han establecido medidas a tomar para que la vida siga.
Digo en el párrafo anterior: “…en la medida de lo posible…” porque es precisamente en los grupos sociales e individuos del nivel micro contextual en donde se tiene la información más distorsionada de fuentes secundarias y terciarias, producto de una larga cadena de noticias, rumores y hasta “memes”, en donde se genera más incertidumbre y en muchos de los casos en donde se fundamentan las acciones alarmantes, por ejemplo: las compras compulsivas y los fenómenos inflacionarios en productos básicos.
Ya si hablamos de capas sociales mezcladas con el micro contexto, tenemos un panorama en verdad sombrío. Muchas de las personas y familias de niveles socioeconómicos bajos que laboralmente sobreviven “al día” ¿qué efectos les provocan los rumores o verdades a medias sobre un aislamiento social o sobre una cuarentena?
Sin embargo, aún con todo y los impactos hacia estos grupos, es en este nivel en donde reside uno de los valores agregados fundamentales en la educación para la salud y en particular para una acción que resulta ser prioritaria en estos tiempos pandémicos: el lavado de manos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2017) definió a la educación para la salud integral como el “proceso de generación de aprendizajes, no solo para el autocuidado individual, sino para el ejercicio de la ciudadanía, la movilización y la construcción colectiva de la salud en la cual participan las personas y los diferentes sectores del desarrollo…”, promocionando desde el año 2005 las directrices sobre higiene de las manos, como parte relevante de la salud pública.
Por su parte, en todas las escuelas superiores del área de la salud, es un principio y conocimiento básico el realizar la técnica eficiente del lavado de manos; para ello, existen desde manuales, tutoriales, capítulos de libro y hasta unidades académicas establecidas dentro de sus programas de estudio, destinadas para ello.
Ya en el año de 2017, con la irrupción en México del Nuevo Modelo Educativo para la Educación Obligatoria de la Secretaría de Educación Pública, se continuó con una de las tareas fundamentales en la formación de estilos de vida saludables en los planteles escolares, con la estrategia: “Salud en tu escuela”, la cual abarca desde preescolar hasta el nivel medio superior.
Dentro de las múltiples acciones que ésta toma en cuenta, enfatizo: la técnica correcta de lavado de manos y cubrirse la nariz y boca al toser y estornudar; así como el acercamiento que se debe tener con las familias en apoyo a la formación de estilos de vida saludable (SEP, 2017).
Resulta sumamente interesante, que en este recorrido del macro al micro contexto, de las grandes y sólidas instituciones y políticas internacionales y nacionales y su planteamiento técnico científico para evitar de manera institucional y con mucho tiempo de anticipación la propagación de virus y enfermedades, nos encontremos en esta etapa coyuntural del COVID -19 en donde, ante la posibilidad real del confinamiento en los hogares, la educación para la salud regrese a su origen, me refiero a la educación integral en la familia.
En efecto, la seguridad internacional y nacional, en este caso derivada directamente hacia el lavado de manos para el combate contra esta pandemia, es confiada ya no a los grandes bloques de científicos e instituciones, sino a la célula básica de toda sociedad.
Es en este ámbito en donde se tiene el primer contacto con los conocimientos, valores, costumbres y hábitos; es aquí en donde se practican acciones tendientes a formar de manera básica los elementos de salud, higiene personal y social.
¿En qué grupo social, a manera de escuela integral, se sientan las bases para llevar a cabo el lavado de manos?, es en el seno familiar y con las condiciones planteadas de confinamiento social, en este grupo se deposita la responsabilidad para reforzar esta acción de higiene, porque es sin duda una pieza clave en la lucha por detener el avance del coronavirus.
Así pues, tal como ocurrió en la novela de Gabriel García Márquez, aún con todo y la epidemia de cólera, la vida sigue; y en este caso, la vida sigue con la ayuda insustituible del núcleo familiar
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