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Familia y escuela Capítulo 219: La mejor técnica para enseñar: el ejemplo

Por Gustavo Ibarra Hurtado

Junio 19, 2024 03:00 a.m.

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Para la educación general de los individuos, bien sea de manera formal en escuelas de los diferentes niveles educativos o, en procesos de interacción y comunicación entre los distintos grupos sociales, como es el caso de las familias y amigos pertenecientes a diversos estratos y culturas, se tiene ya establecida una estructura educativa, la cual se ha visto incrementada con todo el flujo de información vía las autopistas virtuales en internet, en páginas, aplicaciones y redes sociales.

Para llevar a cabo dicho proceso educativo, se han estudiado, creado e implementado múltiples teorías, enfoques, técnicas e instrumentos que facilitan y enrutan de manera científica esta actividad; las tenemos desde las más antiguas y rudimentarias basadas en castigos o premios, hasta las más integrales, con el desarrollo de todas las facultades del ser humano; desde aquellas que se apoyan de material didáctico básico, hasta las que usan los mejores adelantos tecnológicos, cibernéticos, digitales y hasta virtuales.

En efecto, para educar, teorías y técnicas se crean, van y vienen, se implantan y no todas permanecen, hasta que llegan otras más novedosas a ocupar su lugar; sin embargo, desde mi perspectiva, una de las formas más efectivas en cualquier sistema educativo escolar y grupo social para desarrollar la enseñanza de contenidos, acciones, actitudes, valores, virtudes y muchas cosas más, sin duda que el observar “al otro” e imitar o poner en práctica lo que realizó, sigue siendo una de las más simples y exitosas que existen.

Me refiero a enseñar desde y con el ejemplo y a aprender desde la observación, la reflexión y el autoaprendizaje de lo observado, bien sea imaginando sus resultados o llevándolo a cabo por experiencia propia.

Ya desde el siglo pasado Albert Bandura hablaba del “Aprendizaje Vicario” como esa vía de acceder a conocimientos, conductas, habilidades y costumbres que acontecen y que de cierta forma, bien sea con la imitación de lo observado o con la reproducción de lo que los demás efectuaban, se tenía un tipo de aprendizaje mediado socialmente.

Debemos estar conscientes que la enseñanza desde el ejemplo, nos lleva a diferentes situaciones por demás interesantes e importantes:

La mayor parte de las ocasiones no somos conscientes de que lo estamos haciendo; es decir, no nos damos cuenta que nuestras propias acciones cotidianas forman parte del repertorio de contenidos y enseñanzas que en todo momento transmitimos a los demás, cada palabra mencionada, cada actitud asumida, cada solución que damos a las diferentes situaciones y muchas cosas más que brindamos como lecciones magistrales.

Estas lecciones bien pueden reproducir enseñanzas positivas o negativas, saludables o no y, aunque no todo lo enseñado se reproduce fielmente y pasa por el filtro del sentido común y la lógica de cada alumno, hijo o individuo en general, aún así, su nivel de efectividad es muy alto.

Otro aspecto a tomar en consideración para la enseñanza desde el ejemplo, consiste en la congruencia y la honestidad: ¿cómo enseñar lo que no soy capaz de demostrar con mis acciones? ¿cómo recomendar y hasta obligar lo contrario a lo que yo mismo practico?

El padre o madre de familia que amonesta a sus hijos por el consumo de sustancias nocivas, teniendo el ejemplo en su propio hogar; el maestro o maestra que habla de alimentación saludable y lo dañino del consumo de ciertas sustancias, cuando el mismo alumno lo sorprende alimentándose con ellas en la hora del receso o, lo encuentra en lugares en donde se consume sustancias prohibidas; de igual manera, el político hablando de honestidad y discursos en donde se critica a la corrupción y es puesto bajo la lupa de sus actos.

En el mismo sentido, esos contenidos audiovisuales, generados para diferentes producciones y series transmitidas en televisión, cine, plataformas de streaming y redes sociales, en donde se practica la apología hacia los grupos de criminales con el ejemplo del machismo empoderado o el feminismo vilipendiado, con el acceso a dinero, automóviles y toda serie de lujos de manera fácil y a muy corta edad.

En el lado contrario, tenemos esas acciones que demuestran la práctica de valores, habilidades y costumbres propositivas, que, desde familias, escuelas y algunos medios de comunicación fomentan, con el cuidado a la vida, la naturaleza, el bienestar común y las prácticas de justicia, honestidad e inclusión.

Soy un convencido que el ejemplo es la técnica de enseñanza más poderosa que existe, por lo que debemos tener cuidado y tomar consciencia de ello, porque somos nosotros mismos y nuestras acciones las que se convierten en las clases magistrales para quienes nos rodean.

Comentarios: gibarra@uaslp.mx