Fracaso

“Después de 40 años de neoliberalismo en Estados Unidos y en otras economías avanzadas, sabemos lo que no funciona”, es a la conclusión que llegó Joseph Stiglitz, premio nobel de Economía en 2001. En su texto “Después del neoliberalismo”, argumenta que el modelo económico sustentado en bajos impuestos a los ricos, desregulación de la economía y la disminución de las funciones del Estado, han sido un fracaso; en México, la economía tuvo su nivel de crecimiento más bajo en los años después de la segunda guerra mundial (véase grafica).

Stiglitz argumenta que el crecimiento obtenido se concentró en quienes perciben mayores ingresos, por lo que después de décadas de ingresos estancados o inclusive en caída para quienes están por debajo de la línea de bienestar, el neoliberalismo debe decretarse muerto y enterrado. Para que esto suceda se necesita no solo un cambio político sino también un cambio de régimen de gobierno; un cambio en las prioridades en la agenda del gobierno y en la forma de tomar las decisiones de política pública.

Las tres alternativas que la sociedad tiene para el cambio político son: el nacionalismo de derecha, el reformismo de centroizquierda y la izquierda progresista; sin embargo, con excepción de la izquierda progresista, estas alternativas cuando han gobernado han quedado en deuda con los más necesitados, con los pobres, con quienes se encuentran en situación de desigualdad social y económica, de ello provienen los bajos niveles de credibilidad de la sociedad en las acciones del gobierno.

Según Stiglitz, la centroizquierda como estilo de gobierno, representa al neoliberalismo con un rostro humano; quienes han gobernado con este modelo se han inspirado en las políticas públicas de Bill Clinton y Tony Blair; por su parte la derecha nacionalista en el diseño de sus políticas públicas rechaza la globalización de la economía y considera a los migrantes como la causa de todos sus problemas económicos y sociales, tal como lo ha hecho Donald Trump desde que es presidente de los Estados Unidos.

La tercera alternativa política, se define así misma como capitalismo progresista, su agenda de gobierno se sustenta en cuatro prioridades: equilibrio entre mercado, estado y sociedad civil. Considera que el bajo crecimiento económico, desigualdad social, inestabilidad financiera y crisis ambiental, son problemas públicos generados por el mercado; pero su solución involucra a actores del gobierno y la sociedad; la responsabilidad del gobierno es regular la actividad del mercado y hacerse responsable de los bienes públicos, que el mercado no quiere atender. 

La segunda prioridad es la agenda científica, ya que consideran que es la base del bienestar económico, social y político de la sociedad; sus decisiones de política pública están sustentadas en información generada mediante el método científico; consideran que se aprende del mundo que nos rodea y de la capacidad de organización social que permite la cooperación para alcanzar el bien común; buscar estas respuestas y modelos se hace mediante la generación de conocimiento local, que responda a las necesidades que demanda cada situación social, que busca atender el gobierno con sus políticas públicas. 

Para Stiglitz la tercera prioridad en la agenda gubernamental es enfrentar los monopolios existentes en el mercado; los instrumentos disponibles para ello es generar información para los consumidores e impulsar la competencia e innovación entre las empresas; por ello se debe fortalecer la capacidad de regulación del gobierno para que tenga una función más activa de la que tuvo en el neoliberalismo, en donde fue desmantelado bajo el argumento de su incapacidad y actos de corrupción.

El cuarto punto en la agenda gubernamental progresista es separar el poder económico del poder político. Los actores económicos buscan a toda costa controlar a los actores gubernamentales y para que sus decisiones de política pública sean en su beneficio, o mínimo, no les afecte en su acumulación de riqueza; las reformas en este sentido inician por limitar la influencia del dinero en los procesos electorales; ejercer la política social de manera centralizada para evitar a los gobiernos locales que son más susceptibles de la captura de las elites económicas particulares. 

El neoliberalismo ha generado una captura institucional en todos los ámbitos de la vida económica, social y política, los cuales están capturados por unos cuantos actores, son grupos cerrados que se reproducen entre ellos, cerrados a la entrada de cualquier extraño, contarios a cualquier decisión de política pública que vaya en contra de sus intereses; los gobiernos surgidos de la izquierda progresista no la tienen fácil, se enfrentan a sus propios errores, pero sobre todo a las trampas e información sesgada de los actores protegidos por el neoliberalismo.

Las políticas públicas que busquen hacer frente a los problemas del neoliberalismo son el fortalecimiento del Estado, incrementar la calidad de la educación, promover la investigación socialmente útil; su objetivo central es disminuir la desigualdad social; por lo que debe ofrecer programas gubernamentales que garanticen seguridad económica, acceso al trabajo y salario digno, atención médica de calidad, vivienda adecuada; pero sobre todo, hacer frente a los caciques que controlan la vida política local.

Los gobiernos de la izquierda progresista tienen un pilar fundamental, la confianza de la sociedad en situación de desigualdad, de los más pobres, de los ninis, de quienes el neoliberalismo etiquetó como flojos, sin tomar en cuenta la situación de vulnerabilidad y exclusión en la que han vivido; pero también tienen el rechazo de empresarios, intelectuales y actores de la sociedad que han vivido del presupuesto neoliberal, son quienes por todos los medios buscarán que la estructura económica y política no se transforme. 

En resumen, el capitalismo progresista y el gobierno de izquierda progresista no es una visión política de los problemas públicos, sino un modelo de organización económica, política y social alternativa al neoliberalismo, que tiene como prioridad enfrentar la captura de las instituciones que ha generado concentración de riqueza e incremento de la desigualdad con políticas públicas que impulsen el pluralismo político, enfrenten el monopolio económico e incrementen la calidad de vida de la sociedad. 

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