Globo sonda

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La columna del periodista Salvador García Soto publicada el pasado miércoles 15 en El Universal, en la que afirma que existen buenas posibilidades de que Esteban Moctezuma Barragán sea el candidato de Morena a gobernador del Estado en el 2021, tiene todas las trazas de ser un globo sonda para medir el parecer del electorado potosino al respecto. Los autores de la idea ya habrán tomado debida nota de que no se produjeron estruendosas manifestaciones de simpatía, pero tampoco expresiones significativas de rechazo.

En todo caso, la actualización de esa posibilidad hace pertinente plantear una cuestión que (me) parece relevante: Si quienes tendrán a su cargo la decisión correspondiente no quieren que la eventual candidatura del hoy secretario de Educación Pública del gobierno federal inicie mal o con tropiezos legales, Moctezuma Barragán debería estar viviendo en San Luis Potosí -en esta capital o en cualquier lugar dentro del territorio estatal- a más tardar en los últimos días de mayo próximo.

Conforme lo dispone la Constitución Política del Estado, EMB tiene la calidad de potosino por nacimiento, aun sin haber nacido en la entidad, por el hecho de ser hijo de padre o madre potosinos por nacimiento. Su progenitor, el arquitecto Pedro Carlos Moctezuma Díaz Infante, nació en esta ciudad en 1923.

La propia Constitución local establece, entre los requisitos para ser gobernador, que “si se tiene la calidad de potosino por nacimiento, contar con una residencia efectiva no menor de un año inmediato anterior al día de la elección…” 

En otro apartado del mismo ordenamiento legal, se indica que “Se entenderá por residencia efectiva el hecho de tener dentro del Estado o municipio que corresponda, un domicilio fijo en que se habite permanentemente”. Este requisito a ojos vistas no lo cumple Moctezuma Barragán, pero dado que las elecciones del 2021 se realizarán el primer domingo de junio, para cumplirlo bastaría con que se venga a vivir aquí en mayo próximo. Es decir, dentro de cuatro meses, días más días menos.

Sobre este punto en particular, nuestra Carta Magna precisa que “La residencia efectiva y la calidad de potosino por vecindad no se pierde por ausentarse del Estado o del municipio correspondiente, siempre que en ellos se conserva el domicilio fijo y sea con motivo del desempeño de un cargo público o de elección popular, de comisiones oficiales o por razones de trabajo o estudios, a condición de que no tengan carácter permanente y de que se mantengan los vínculos y relaciones en el Estado o municipio correspondiente y no se adquiera otra vecindad o residencia”.

Es obvio, creo, que Moctezuma Barragán no encaja en la excepción establecida en el párrafo anterior. Para empezar, porque nadie puede ausentarse de un lugar en donde nunca ha estado. Dicho de otra forma, Esteban no puede ser considerado un ausente de su residencia potosina porque nunca la ha tenido. Adicionalmente, no habría manera lógica de acreditar que “conserva” aquí “el domicilio fijo”. Por su dilatada trayectoria político/administrativa al paso de los años nunca ha dejado de estar presente en los medios de comunicación, incluso cuando laboró en el sector privado, y nadie medianamente informado ha sabido nunca de que alguna vez haya residido en San Luis Potosí con un domicilio fijo.

La ventaja para EMB, reitero, es que basta que se venga a vivir y convivir con sus posibles futuros electores dentro de unos cuantos meses, y el requisito constitucional quedará satisfecho.

Me he detenido en este tópico porque las cuestiones de vecindad y residencia han sido materia de no pocos litigios legales, algunos electorales y otros no, y hay fallos judiciales tanto federales como locales que no siempre han sido en el mismo sentido. A lo que voy es a otra cosa: Si finalmente Moctezuma Barragán fuera candidato de Morena y sus aliados y se apareciese por estas tierras en diciembre próximo, acreditando que no ha perdido su “residencia efectiva” con algún recibo de la luz a su nombre o con una carta de residencia expedida por algún Ayuntamiento de los confines estatales, estaría inaugurando su andadura rumbo a Palacio de Gobierno con el pie izquierdo. No habría manera de que se sacudiera el calificativo de “chapucero”.

Más allá de consideraciones que puedan parecer legalistas o hasta moralinas, estoy convencido de que este es un asunto de la mayor importancia política, si recordamos que Moctezuma Barragán sería aquí el abanderado de un partido y, sobre todo, de una gran fuerza política (el lopezobradorismo) que presume hasta la saciedad que “no somos iguales”, “nosotros no hacemos esas cosas”, y que postula como sus principios esenciales “no mentir, no robar, no traicionar”. 

Salir hacía finales de año, si tal fuera el caso, con que Esteban Moctezuma Barragán acredita satisfactoriamente todos los requisitos que establece la Constitución local para ser gobernador del Estado, sin haberse trasladado a vivir aquí en mayo, sería una incongruencia monumental con esos postulados. Sería una movida al más puro viejo estilo priista. 

Y como nadie puede garantizar que no hubiera alguna impugnación ante las autoridades electorales, una candidatura que arranca con litigios para acreditar su plena legalidad es indeseable. Sobre todo, perdón la insistencia, cuando las cosas se pueden hacer legal y pulcramente.

PARA TENER EN CUENTA

Desde otra perspectiva, la eventual postulación de Esteban Moctezuma Barragán por parte de Morena traería consigo un interesante reacomodo de fichas en el tablero político local, de cara a la sucesión gubernamental. De entrada, dados sus sólidos antecedentes priistas (quizá no muy exitosos pero sólidos sí) pudiera facilitarle al priismo potosino, con su jefe real Juan Manuel Carreras a la cabeza, una alianza electoral con Morena, el PT y quizá también con el PVEM.

Siendo realistas, una alianza de esa naturaleza sería, localmente, de muy alto riesgo para el Revolucionario Institucional: podría desaparecer de ser engullido por el tiburón moreno. Pero no forzosamente. Si la coalición se hiciera exclusivamente para la gubernatura, y en el resto de las candidaturas (diputaciones y ayuntamientos) hubiera negociaciones razonables para que el tricolor mantuviera por lo menos las posiciones legislativas que tiene actualmente y mejorara su presencia en los municipios, ya sería ganancia. 

Con un esquema así o parecido, el PRI tendría oxígeno suficiente para lograr algunos años más de supervivencia y esperanzas de recuperación, tanto por desempeño propio como por el hecho importante de tener en la titularidad del Ejecutivo a un aliado que por lo menos no se empeñara en darle cristiana sepultura.

Cualquier consideración sobre este tipo de expectativas debe tener en cuenta una cuestión esencial: a Juan Manuel Carreras le vendría bien que su sucesor fuera Esteban. No son amigos de piquete de ombligo pero hay un buen trato personal, cordial y respetuoso, además, sobre todo, de que no cargan con agravios entre ellos. Carreras podría irse a su casa el 26 de septiembre del 21 con la confianza de que su séptimo año sería tranquilo, salvo, claro, que dejara cadáveres en el clóset y pistolas humeantes en el escritorio.

Pero al final del día todas estas especulaciones e intentos de análisis servirán de nada si Moctezuma Barragán se mantiene en la posición que dos veces ha externado aquí, en el sentido de que no busca ni quiere ser candidato a gobernador de la tierra de sus ancestros. 

Lo dijo por primera vez en octubre de 2018, cuando vino acompañando al entonces presidente electo Andrés Manuel López Obrador, y lo reiteró la última ocasión que tuvimos el gusto de recibirlo a finales de junio pasado, cuando anduvo en estos lares para inaugurar instalaciones de la Universidad Tecnológica Metropolitana. Esta última vez fue más enfático al reiterar que no buscaba ni deseaba ser candidato a jefe del Ejecutivo Estatal, e incluso añadió un comentario muy curioso. Dijo que le atraía más la idea de continuar el próximo sexenio al frente de la Secretaría de Educación Pública, pues considera que esa dependencia requería de continuidad y estabilidad. O sea que está muy a gusto donde está.

Esto conduce a otra reflexión: ojalá y, llegado el caso, no lo manden contra su voluntad; ojalá no venga a huevo porque así no hay manera de que las cosas salgan bien.

Un comentario final: Salvador García Soto, el autor de la columna que buen revuelo armó la semana pasada, es un periodista veterano, serio y con buenas fuentes. El contenido de su texto sugiere que el tema de EMB le llegó mediante una tarjeta informativa con datos muy precisos, incluso de los aspectos jurídicos. No necesariamente salió de las oficinas de la SEP.

COMPRIMIDOS

A raíz de nuestros comentarios de la semana anterior sobre la incompetencia debidamente acreditada del secretario de Seguridad Pública del Estado y la infame tolerancia de sus jefes que le garantiza inamovilidad e impunidad, recibimos un comentario que vale la pena publicar. Nada hay, nos dicen, que aliente más los estragos causados por un mal servidor público que saberse intocable; tener la certeza de que por muchas que sean sus pendejadas y pillerías ahí seguirá hasta el fin de los tiempos. Es cierto.

Durante la reunión del secretario general del Comité Nacional del PAN, Héctor Larios, con la dirigencia estatal y cinco de los aspirantes a la candidatura gubernamental, celebrada hace dos semanas y de la cual ya algo comentamos, hubo un hecho interesante. El visitante les dijo a los presuntos que más adelante convendría que firmaran todos ellos un pacto de unidad, comprometiéndose a que quien quiera que fuese el postulado, los otros lo respaldarían. Cuatro de los interpelados dijeron que sí, que cómo no, pero hubo un quinto que dijo algo así como que si sabían contar con él no contaran para eso. Raro, muy raro.

Toda vez que no hubo contienda por la dirigencia estatal del PRI al haberse registrado una sola fórmula, la Comisión de Procesos Internos ya expidió una constancia de “planilla única” en favor de Elías Pesina y Yolanda Cepeda. Lo que sigue es celebrar, en principio sería el 8 de febrero, una asamblea de consejeros en la que se ratifique ese dictamen y se proceda a tomarles protesta. Están viendo si viene el líder nacional, Alejandro Alito Moreno, pero ni falta que hace.

Después del fiasco que fue el primer Foro Legislativo sobre la Reforma Electoral convocado el viernes 10 en Matehuala, el de una semana después en Rioverde estuvo algo mejor. Con todo, las cosas apuntan en el sentido de que finalmente el principal documento de trabajo será el aportado por el Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana, donde además de su profesionalismo cuenta con la representación letrada de todos los partidos políticos.

Hasta el próximo jueves.