Hace 25 años
El 15 de diciembre de este año, mi papá hubiera cumplido 100 años.
Muchos para vivir y otros muchos extrañándolo
Murió 13 años antes que mi mamá
A ratos pienso que, aunque era joven, el cáncer no perdona y la muerte tampoco
A mi mamá se la llevó otra enfermedad a una edad que, si bien me puede parecer conveniente -88 años- siempre se extraña no tener papás.
También pienso que a mi papá se lo llevó un cambio de época -además de su pulmón enfermo- y que le ganaron las desilusiones.
Yo eso imagino porque entre más pasan los años, más entiende lo que los papás pasaron antes de irse definitivamente.
Y hoy me parece que vivo un cambio de época en la que lo que yo conocía como "el mundo, la gente, lo que importa" tienen un significado muy diferente y los esquemas del bien y el mal se desdibujan cada día más.
Nos hemos acostumbrado a una sociedad mal educada, informal, cínica y violenta. Hoy no importa si plagiaste tu tesis porque puedes anular la investigación y callar a las instituciones si eres una ministra o tienes parentesco con eso que, vaya si ha sido una Transformación.
Es cierto que las sociedades están en decadencia, pero a nosotros nos arrebataron México en seis años, en nuestras narices y como consecuencia de una oposición por decir lo menos, débil y que cojea del mismo pie de los que se llaman "transformadores" o "ecologistas".
Nos estamos quedando sin instituciones y no es asunto menor, aunque la cotidianidad de las malas noticias nos tiene acostumbrados a pasar por alto cada uno de los pasos que estos señores y señoras -con A-, dan cada día hacia la concentración de poder y el arrebato de derechos y garantías individuales.
Me duele México y el mundo: EL Salvador, Venezuela, Cuba; Centroamérica, el Caribe y más al Sur. Pero también me duelen las grandes potencias y sus gobernantes. Creo que todo este clima enferma. Creo que por eso desarrollas enfermedades que te llevan a la tumba más temprano que tarde o que tu corazón se niega a seguir latiendo en un lugar tan inhóspito.
Sé que es Navidad casi pasado mañana y yo estoy aquí de grinch, verde de rabia de no poder hacer nada con tanto y tanto abuso y violencia, mientras los que están en sus sillas no piensan más que en marear al pueblo, hacer conciertos gratis, dar migajas en tarjetas de bienestar, patrocinadas por los miles y miles de pesos que obtienen de los contribuyentes en sus diferentes maneras.
¡Me das pena México, me da pena San Luis, Sinaloa, Guanajuato, Oaxaca, Chiapas...! Me avergüenza formar parte de esta sociedad que opta por la decadencia en lugar de elegir la superación a través del estudio y el trabajo. Me da pena que prefieran la fiesta, sus narco corridos tumbados y su reguetón diseñados en "puentes escolares" sacados de la manga para asistir a pachangas globeras que traen como beneficio el voto en las urnas. Al cabo que entre menos vayan los niños a la escuela, más burros y manipulables para seguir votando por más de lo mismo, o más de lo peor.
Que la Navidad nos traiga cordura, coherencia, consciencia, compasión y mucho valor para atrevernos a romper esta inercia que nos está llevando a un lugar que no queremos conocer.
Mi papá cumpliría 100 años antier, pero creo que se volvería morir de ver cómo estamos en México.