Hasta la médula

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“No creo que el Estado italiano tenga verdadera 

intención de combatir a la Mafia”.

Tommaso Buscetta. 

-El capo de los dos mundos-.

¿Qué tanto pueden ser cooptadas las instituciones de un Estado por delincuentes organizados? ¿Quién, es quién en seguridad y justicia?

Déjeme hacerle una ruta o mapa, del “mar de oportunidades”, que tienen las bandas criminales para arrimarse al Estado. “Vivir fuera del presupuesto, es vivir en el error”, dicho veracruzano que pintó y pinta de cuerpo entero a la burocracia mexicana, lo tocante a seguridad y justicia no es la excepción. 

Antes que nada, conectar elementos de “ellos” a nivel administrativo. Los recomendados llegan no a puestos claves ni sensibles de información, pero son ese eslabón pequeño que escucha todo lo que se dice en baños, comedores, pasillos, fiestas navideñas, cumpleaños, etc. Son los “Cotorros oficinistas”.

A la par, establecen “empresas de seguridad” legalmente constituidas ante Notario con registro Federal o Local, que igual ofrece vigilantes a negocios o empresas, que vende drones, chalecos, botas, y toda suerte de parafernalia en seguridad y justicia. Son los “Zopilotes satélites”. Casualmente, un alto porcentaje de las empresas de seguridad están en manos de políticos, exmilitares y ex policías, otras, en las actas constitutivas de las mismas vienen “testaferros”, se ignora a quienes pertenecen realmente.

Indistintamente, tienen empresas de la construcción e inmobiliarias, que igual erigen una cárcel, que las oficinas de las Fiscalías, Secretarias de Seguridad, Juzgados, Centros Integrales de Justicia, C4, y todo aquello de infraestructura que Usted se imagine. Son los “Halcones de altos vuelos”.

Existen otros, las “Gaviotas cibernéticas”, están dentro de la estructura criminal y en lavado de dinero, que ofrecen y venden -softwares de inteligencia-, desde celulares, hasta complejos sistemas de intervención telefónica, de espionaje, CCTV y satelital, que son adquiridos por Fiscalías y Secretarías de Seguridad, al igual que las Fuerzas Armadas.   

Nota: Estos cuatro pajarracos criminales (Cotorros, zopilotes, halcones y gaviotas), siempre por lo regular vienen “apadrinados” por políticos: Diputados, Senadores, Alcaldes, Gobernadores, etc., mismos que igual alcanzaron sus cargos por financiamiento de sus campañas (salvo honrosas excepciones). 

Vienen otros, los que ocupan literalmente ya los puestos claves.  En municipalidades, obras, comercio, así como tesorerías. Direcciones Generales como Compras, Transito y Seguridad. 

En los Estados a nivel del Poder Ejecutivo, fiscalías, ministerios públicos y policías de investigación. Secretarías de Seguridad, centros de readaptación social, consejos estatales de seguridad, centros de control de confianza, secretarías de Gobierno y subsecretarías (en algunos Estados ellos son los responsables directos de las políticas de seguridad). Sin dejar de lado, los Poderes Legislativo y Judicial. 

Si añadimos en esa ruta de posicionamiento de la Delincuencia Organizada a la malograda Guardia Nacional y a las Fuerzas Armadas, la ecuación se complica. Añádale, servidores públicos omisos por genética que navegan de pechito, los más apreciados por los criminales (siempre están acobardados).

En un sexenio, es destinado por el Congreso de la Unión al Fondo de Aportaciones para la Seguridad Pública FASP, un promedio de 49 mil millones de pesos, únicamente lo que se les entrega a los Estados, súmele lo que se otorga para el Fortalecimiento de los Municipios FORTASEG, unos 35 mil millones de pesos. Dineros seductores, que se han convertido en botín de “unos” y “otros”.  

TAPANCO: Se ha limitado folklóricamente el concepto de delincuentes organizados. La realidad, es que los patrones delictivos se han institucionalizado en un espectro muy amplio dentro de la vida pública mexicana. Un enquistamiento, vinculado y articulado de tipologías organizacionales criminales que maman del erario público. 

Lo que Usted cree saber de bandidos, no es más que la punta del iceberg.

Francisco.soni@uaslp.mx 

twitter: @franciscosoni