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Ideologías y patologías

Por Óscar G. Chávez

Febrero 13, 2021 03:00 a.m.

A

Durante algunos años de manera periódica me reuní con un muy querido amigo, para escuchar sus vivencias y anécdotas en el entorno potosino. Extraño aquellas sobremesas y pláticas cafeteras en las que yo siempre acababa con nuevos datos en mi repertorio, y él pagando la cuenta. Hoy, para su fortuna, la pandemia lo ha liberado de ese compromiso, y yo he logrado rebajar algunos kilos. 

En una de esas reuniones de medio día, me relató cómo un exgobernador le había confiado a propósito de su renuncia al cargo: “todo lo que soy, todo lo que tengo se lo debo al sistema, esta vez el sistema me pidió un sacrificio y no dudé ni diez segundo en decir que sí”. El recuerdo viene muy a propósito de estos tiempos en que entre los políticos no hay, cara a sus partidos, ni agradecimiento, ni disciplina, ni lealtades; aberrante pensar en sacrificios. 

La mejor muestra de lo que es un político mal agradecido, resentido, indisciplinado, y desleal, la aportó al inicio de semana Sonia Mendoza, quien al saberse fuera del programa de becas panistas en el que ha parasitado por más de 20 años (porque no le daban la plurinominal que ella quería, sino que le ofrecieron un distrito de mayoría), no dudó en correr a arroparse bajo las cálidas alas de Ricardo Gallardo. Queda claro que no hay en ella, porque nunca la tuvo, un ápice de ideología panista, hoy muestra su patológica adicción al dinero, al poder.      

Más tardó en salir por la puerta de servicio del PAN y correr a incorporarse al Verde, que la maledicencia potosina en bautizarla como la Pollera, y el presidente local del PAN, Juan Francisco Aguilar, en dar a entender que allí fue donde obtuvo sus centavitos y la enseñaron a vestir y calzar; flaco favor se hacen, pues como decía mi recordado amigo Álvaro Muñoz de la Peña (refiriéndose a la esposa de un gobernador), “aprendió a hacerlo tarde, costoso y mal”.  

Casi al mismo tiempo, un indisciplinado grupo de panistas abajofirmantes publicó un desplegado de enérgico apoyo al maestro  Xavier Nava, en el que pugnaban por su reelección en la alcaldía, bajo la tutela del PAN. El desinterés de los que lo apoyan es evidente, sólo los motiva la buena voluntad; destacan entre ellos: Alejandro Zapata, asesor jurídico del Interapas; Marcelo de los Santos, padre e hijo, dos de los principales beneficiados con el Plan de Desarrollo Municipal; Alfredo Lujambio, padre del alcalde interino; César Malibrán, director de Comercialización de Interapas; Josefina Salazar, la diputada federal, cuya hermana trabaja en el Ayuntamiento, y donde también laboran: Lidia Argüello, directora de la secretaría general; Jaime Galván, director de área; Alfredo Sánchez Azúa, en la dirección de Ecología; se suman los delegados de Bocas y La Pila, Pedro Pablo Cepeda, y Rosendo Guardiola. Aparecen también dentro la memorable abajofirmancia: Zaira Rivera Hervert, suplente de la diputada Salazar, arriba mencionada, y el empresario Miguel Maya Romero, casi suegro de Pablo Zendejas, secretario particular de Xavier Nava. Se confirma, lo de ellos es calidad moral, que no los mueve el interés, ni el interés por aparecer en una boleta electoral, o la querencia a una la nómina o las igualas. 

Por cierto, mañana o en estos días que el alcalde con licencia se registre en Morena como precandidato a la Alcaldía, no sé qué dirán en su defensa todas las plumas de la derecha que, casi en una guerra santa, apoyaban rabiosamente al xavierismo –que no navismo–, denostando todo lo que olía a Morena; seguro justificarán su incongruencia, así como su patológica y degenerada ambición por el poder.  Ahora el camaleón fifí será chairo.

En este sentido, el periodista Armando Acosta dejó entrever en su Bitácora, de ayer viernes, que Nava no hallará ningún impedimento en el INE para contender por la reelección bajo las siglas de otro partido; sin embargo, recordemos que la decisión no radica en la instancia federal, sino está en manos del Ceepac, y si llegara a  judicializarse, tendrá que repartir mucho dinero, más del que ya ha repartido. ¿Acabará vendiendo los refrigeradores?

Para la indisciplina panista no hubo ni un día de tregua, ayer el senador Marco Gama, cuestionaba el cierre de puertas en su partido, y la falta de oportunidades para otros (como su hermana Laura Gama, a quien le busca una diputación plurinominal). Reforzando una nada velada amenaza de migración, puntualizó que ha estado en pláticas con Ricardo Gallardo; y sí, un día antes almorzaron a puerta cerrada en un restaurante del poniente de la ciudad. ¿A qué razón social saldría la factura? 

Algo debe tener Ricardo Gallardo,  este seductor personaje que en los últimos días ha logrado captar una gran cantidad de tránsfugas en su franquicia verde. Difícil sería precisar si quienes ahora se le suman para buscar un cargo de elección popular han sido amenazados de muerte, “extorsionados, levantados, atosigados, o cercaron sus libertades”, incluso es posible, que como hace tiempo en un incendiario discurso indicaba el notario Leonel Serrato, de la manera más vil, explotaron sus necesidades, o quizá les ofrecieron oportunidades para “enriquecerse en forma ofensiva, insultante.” Por fortuna para ellos, hoy el mismo orador, después de un patriota abrazo, como en Acatempan, puede anunciar de nueva cuenta: “¡Ya llegamos!, ¡aquí estamos!, ¡no tengan miedo!; ¡vamos a poner el pecho, la cara, la fuerza, la entrega!, ¡vamos a ser su valladar, hasta que los echemos!”… para arriba, hasta la gubernatura. Y cómo no, si cuentan con el apoyo de la estructura morenista de los servidores de la Nación.

Muchos podrán decir con buena o interesada voluntad, apelando al sentido común, o argumentando jurídicamente lo que se les antoje, crean, gusten, y piensen en defensa de Gallardo. Sí, quizá no sea cierto todo lo que de él se dice (y en mucho contribuyó la leyenda negra que le fue construyendo el propio Xavier Nava), pero una cosa es cierta: Morena prefirió apuntalar en Guerrero a un violador, que apoyar su candidatura en San Luis Potosí.

Fue al parecer, la imposición de la espuria candidatura de Mónica Liliana Rangel por el partido Morena, el pretexto para que Leonel Serrato migrara, con el estandarte de la Cuarta Transformación en la diestra, y en la siniestra el fuego libertador de Prometeo, al partido del pollo y el tucán. Esto es un auténtico chiquero, ahora resulta que el movimiento que encabeza el presidente de la República será representado desde un partido satélite, y no desde el oficial, por un candidato a la gubernatura que en el pasado ha robado, traicionado, mentido y defraudado al pueblo.  

Así también, que la candidata del partido oficial, lleve la encomienda de representar a un abúlico e indolente gobernador priísta, y que al igual que su verde homólogo ha robado, traicionado, mentido, y defraudado al pueblo. Pero más curioso resulta, que la base militante del partido oficial, por un lado realiza una nueva marcha de la dignidad a la Ciudad de México, y por el otro bloquea carreteras, tratando de echar al suelo, la candidatura de su candidata. Ésta, mientras tanto, contrita, mustia, y casi emulando a una Dolorosa, se presta a participar en el nuevo proyecto que encabeza Mario Delgado,  en el cual la izquierda mexicana, de ser sectaria se convierte en  sicaria. Pudiera parecer que la candidatura de la doctora Rangel, es desde su origen, una batalla perdida, pero pronto echará mano de lo transado en Salud.  

Miren ustedes si no trastorna y embrutece a todos este proceso, mientras el gobernador piensa en declarar semáforo naranja, cuando contagios y defunciones siguen a la alza, Gabriel Andrade Córdova, director de Comercio Municipal dice que no se puede hacer nada contra los comerciantes de las vías, por estar en zona federal. Encomendémonos a San Alejo. 

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Hace unos días mi amigo Gabriel Gómez, que parece empeñado en convertirse en mi nuevo proveedor de lecturas (y quien involuntariamente me sugirió el título de estas líneas), me obsequio del libro “Cómo mueren las democracias”, de Steven Levitsky y Daniel Ziblatt. Vale la pena leerlo, especialmente el capítulo “Alianzas fatídicas”; algo de aquí, y mucho de allá, entenderemos.

Gracias por su lectura; ignoren el semáforo naranja del gobernador, seguimos en rojo.