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Inseguridad estrictamente quejumbrosa

Por Francisco Salazar Soni

Abril 07, 2022 03:00 a.m.

“Más se queja quien se caga 

en la manta que quien la lava”.

Charlando con unos empresarios potosinos, éstos se quejaban amargamente de la inseguridad. Les dije que los potosinos, lo único que saben es quejarse y por lo bajito, desde los Industriales, las Cámaras, las Universidades, los Medios de Comunicación, las ONG, etc. En otras regiones los poderes económicos, empresariales, académicos y de información tienen gran influencia en las políticas de seguridad que se instauran en sus Estados.

Acá, no pasan de invitaciones a reuniones de cafés, uno que otro desayuno, unas citas en Palacio, unas láminas en power point de incidencia delictiva conveniente, un, -¡Ahí te mando unas patrullas!-, a la ZI, a los alrededores de las Universidades, unas platicas con los dueños de los medios de comunicación, y “san se acabó”.

He sido testigo, nadie me lo ha contado, de como en otros Estados, los titulares o candidatos a ocupar puestos relevantes en seguridad pública o en justicia, tienen que presentar sus proyectos de trabajo y credenciales que los avalen como profesionales en sus ramos, ante Comités de ciudadanos representativos de todos los sectores de la sociedad.

Acá, basta la frase prodigiosa: “Hay que darles un voto de confianza”, como si la seguridad de dos millones ochocientas mil personas, fuera una cuestión de -confiancitas o desconfiancitas- y no de efectividad y profesionalismo.

Cuando los titulares de seguridad a nivel Estado y Municipal son actores generadores de control y violencia informales que cumplen un rol estrictamente para el mundo criminal, jamás habrá cambios estructurales en el corto y mediano plazo en la seguridad pública, ni se diga seguridad ciudadana, por el contrario. La llegada de titulares con antecedentes negros de actuación policial al Estado y Municipios geoestratégicos, tienen incentivos claros de “fraternidad” con grupos criminales organizados. 

Y una franca lucha contra delincuentes locales de poca monta, (basura criminal), para emitir comunicados de prensa que envían señales a industriales y medios de comunicación de que se “está trabajando”.

TAPANCO: Cuando un nuevo partido político llega al poder desmantelan la estructura y el aparato de seguridad, justicia y penitenciario, para crear nuevos lazos, pactos y acuerdos, con actores distintos que provoca intencionalmente “choques” entre grupos criminales locales versus foráneos, y de éstos contra el Estado. 

La ola criminal pueda durar bastante tiempo, dependerá de la “gestión” y “dosificación” de la violencia estatal desatada. Políticos locales de la mano de sus jefes de policía traídos exprofeso para lo anterior, se subcontrataran con nuevos actores criminales generadores o no de violencia, todo dependerá, de las “propiedades de facto”, que se les otorguen. Algunas veces son todo el ayuntamiento, otras ciertas áreas de la administración municipal, y las más de las veces el municipio completo.

Después de oírme los empresarios, se pararon y se fueron, mañana será otro día para quejarse.

Francisco.soni@uaslp.mx 

Twitter: @franciscosoni