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Instituciones y políticas

Por Marco Iván Vargas Cuéllar

Mayo 19, 2022 03:00 a.m.

La labor de gobernar no es sencilla. Desde hace años -o quizás siglos- se tiene bastante claro que existen diferencias significativas entre administrar y gobernar. De la misma forma en que se entiende -o se debería entender- que hacer campaña es una cosa y gobernar es otra.

Gobernar se relaciona con una actividad que escapa, por mucho, al alcance de una sola persona o incluso al modelo o impronta que aduce un partido político. Gobernar tiene que ver con esa compleja labor de leer una realidad de la forma más objetiva posible, establecer fines públicos que sean pertinentes y realizables, desarrollar recursos -sí, desarrollar- para hacer viables distintas alternativas de política que permitan transformar una realidad en la dirección del fin público definido y contar con capacidad de implementación de todo aquello que se pretende lograr. No hacer, lograr.

Otra cosa distinta en quien piensa que se gobierna con propaganda o a billetazos. De eso no nos ocuparemos por mínima seriedad y decoro.

Hace un par de días el Instituto Mexicano para la Competitividad publicó su -ya tradicional- Índice de Competitividad Estatal 2022, que mide esencialmente, “la capacidad de las entidades para generar, atraer y retener talento e inversiones. Un estado competitivo es aquel que logra las condiciones y capacidades para el desarrollo sostenible tanto del capital humano como físico”. De tal suerte que el estudio permite identificar fortalezas y debilidades en cada una de las entidades federativas desde una definición muy clara: la competitividad genera condiciones “para elevar la calidad de vida, propiciar un ambiente sano de negocios y dotar a la economía de un dinamismo que se traduzca en desarrollo”.

Las noticias no parecen ser buenas para San Luis Potosí. Con respecto al último estudio publicado (2021), el estado retrocedió tres lugares para ubicarse en la posición 17 de entre las 32 entidades federativas que forman parte de nuestro país. Este dato debe ser leído con sumo cuidado. Desde ya sugiero abandonar las interpretaciones que busquen señalar a culpables inmediatos de este retroceso -por cierto, tampoco se gobierna ni se hace análisis repartiendo culpas-. El índice de competitividad es en realidad un indicador compuesto de varios subíndices: sistema de derecho confiable y objetivo, manejo sostenible del medio ambiente, sistema político estable y funcional, sociedad incluyente, preparada y sana; gobiernos eficaces y eficientes, economía estable, mercado laboral eficiente, comunicaciones, relaciones internacionales e innovación. Si a Usted le interesa conocer a detalle este estudio, le sugiero ingresar a la página web del IMCO y revisar esta información.

Dicen que el diablo está en los detalles. Las evidencias de este estudio señalan que los mayores problemas de competitividad en nuestro estado se relacionan con el manejo sostenible del medio ambiente (lugar 19 de 32), inclusión, educación y saludo (19/32) y la eficacia y eficiencia gubernamental (30/32). El aprovechamiento del enorme potencial económico y social de nuestro estado requiere capacidad política y administrativa para que las cosas ocurran. Mancur Olson lo expresaba de esta forma: “Cuando se pregunta uno ¿por qué algunas naciones son ricas mientras que otras son pobres? La idea clave es que las naciones producen dentro de sus fronteras no aquello que la dotación de recursos permite, sino aquello que las instituciones y las políticas públicas permiten”.

Gobernar no es una labor sencilla. Aquí hay una agenda que pide a gritos ser atendida.

Twitter. @marcoivanvargas