La devolución del saque
Dicen que dos de los más grandes tenistas de todos los tiempos, Jimmy Connors y Andre Agassi tenían algo en común: dominaban una técnica muy depurada para devolver los saques y colocar así una presión al sacador (el jugador que inicia la disputa de los puntos). En un sentido ortodoxo, en deportes como el tennis o el volleyball se considera que el saque tiene una ventaja: se obliga al jugador de enfrente a establecer un juego en función de las condiciones que uno establece en el saque. Pero el dominio de la devolución del saque plantea algo distinto: no se busca responder sino atacar. David Nalbandian es, quizás uno de los tenistas con la devolución más agresiva en este oficio. Hay quien cree que en el ajedrez ocurre igual con las piezas negras y las blancas. Algo se aprende de los deportes.
Quiero referirme nuevamente a la manera en que la opinión pública coloca -o devuelve- pelotas en las que se plantea la discusión de ciertos asuntos públicos. En otro momento hemos discutido ya sobre los distintos mecanismos que existen para que “se coloquen” temas de discusión en la agenda pública. Esto es, en la arena de la discusión en donde la opinión pública contribuye a formar nociones, conceptos e ideas que podrían tener consecuencias o reacciones humanas (políticas, financieras, electorales, jurídicas, etc).
Si usted leyó el texto que se publicó en este espacio la semana pasada (como todos los jueves, el pasado domingo -parafraseando a Les Luthiers-), externé alguna preocupación por el fenómeno del dominio de la discusión de la campaña de la presidencia de la república por sobre otras discusiones políticas igualmente importantes: la conformación del Congreso y los efectos políticos de la existencia -o no- de mayorías parlamentarias, la posibilidad de gobiernos divididos (situación política de división de poderes donde la persona titular del Poder Ejecutivo proviene de un partido político, pero la mayoría párlamentaria en el Congreso proviene de otro) o gobiernos yuxtapuestos (similar al caso anterior, pero se refiere a que el titular del ejecutivo federal proviene de un partido y la persona que ostenta la gubernatura proviene de otro partido político distinto). Sería igualmente importante discutir la manera en que una candidatura local plantea compromisos y rutas diferenciadoras que se conectan mejor con los problemas, necesidades y demandas de la población. Que los procesos políticos locales se hagan valer por sí mismos y no en función de una discusión nacional.
Regreso a la idea inicial. Del lado de la ciudadanía, hay algo en el debate público que está perdiendo fuerza y eficacia. Sí. Así como existe el riesgo de que el debate sobre la presidencia invisibilice otras discusiones importantes, es igualmente riesgoso que los tiempos electorales terminen sepultando otros temas que son tanto o más relevantes para la sociedad. Sea por condiciones del contexto o del mercado político, la ciudadanía no debería adoptar una postura pasiva para reaccionar y posicionarse sobre los temas -o los saques- que colocan los partidos políticos o sus equipos de campaña. Soy de la idea de que la ciudadanía tiene la capacidad de formar bloques de opinión pública que colocan temas y, por tanto, los límites y términos en los que se establecen discusiones públicas.
¿Qué es lo contrario? Usted ya lo ha visto. Si en tiempos electorales se cuestiona una determinada conducta de un funcionario público o una decisión gubernamerntal, de inmediato se habla de “golpeteo” político o de intenciones electoreras. ¿No será que a estos personajes no se les ha ocurrido pensar que la ciudadanía tiene intereses legítimos de señalar o discutir sobre unos u otros temas?. ¿Cómo podría mejorar el contenido de una campaña o la discusión sobre la misma si es la propia ciudadanía la que coloca los temas y los términos en que habrá de discutirse?.
Difícilmente existirán personas que estén en contra de algunos planteamientos y compromisos que hoy ya parecen lugares comunes: Vamos a construir escuelas y hospitales, vamos a otorgar apoyos ecomómicos a adultos mayores o a sectores de la población en situación de vulnerabildad. Vamos a combatir la inseguridad y abatir la pobreza. ¿Nota lo que quiero decir?.
Soy de la idea de que el debate público se perfecciona si y solo si la ciudadanía logra apropiarse de la discusión pública. Difícilmente los actores políticos abandonarán la postura de saque para tratar de plantear y controlar los temas en la agenda pública, pero corresponde a la ciudadanía dominar la devolución del saque y plantear la calidad del debate público en otros términos.
No es la oferta, sino la demanda. No es el saque, sino la devolución. Así se plantea el juego.
X (antes twitter).
@marcoivanvargas