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LA FRIVOLIDAD Y SUS COMPINCHES

Por Juan José Rodríguez

Mayo 12, 2022 03:00 a.m.

Si cualquiera de los años por venir alguien escribe la historia de la demagogia en San Luis Potosí, ya tiene un título insuperable: A la Raza lo que Quiera, aportado por el gobernador Ricardo Gallardo Cardona, quien el pasado fin de semana se superó a sí mismo en su historial de dislates, al plantear la posibilidad de que su administración pague cirugías estéticas conocidas como liposucciones. El despropósito generó tal cantidad de críticas y burlas que un día después se retractó y quiso salvar la cara afirmando que se había tratado de una broma.

No es creíble que se haya tratado de una broma, por una razón principal: por disparatada que parezca la oferta, embona perfectamente en el muy extraño orden de prioridades que aplica el gobierno gallardista. Frente a serios y graves problemas, nuevos y ancestrales, que lastiman a amplios sectores de la población, RGC ha optado por gastar centenares de millones de pesos en arreglar los parques públicos, en demoler y reconstruir la entrada de la FeNaPo y el arco de bienvenida a la entrada de Ciudad Valles. Hace un par de semanas en Rioverde comprometió ¡300 millones de pesos! para arreglos en la Media Luna. Yo no diría que son obras o inversiones inútiles o innecesarias, pero sí que no son prioritarias ni urgentes comparadas con muchas otras.

Entre 200 y 225 millones gastados (es la versión oficial) en el Tangamanga I, un presupuesto probablemente algo menor para el Tangamanga II; 300 millones para la Media Luna; decenas de millones en tumbar y reconstruir las entradas ya mencionadas, son gastos que perfectamente pudieron tener un mejor destino. Por ejemplo, para sostener las escuelas de tiempo completo que dejó sin presupuesto la federación; para paliar los efectos de la sequía y/o de la contaminación ambiental en diversas zonas de la entidad, para rehabilitar caminos o ampliar los servicios de salud en el medio rural, ya que allí donde no faltan instalaciones, faltan médicos, etcétera.

Los absurdos saltan a la vista. El lunes anterior, horas después de que Gallardo Cardona difundiera su video donde habla de las liposucciones, la secretaria de Turismo, Patricia Véliz, declaró a los medios que nuestro estado no pudo acudir al Primer Tianguis Internacional de Pueblos Mágicos celebrado en Barcelona el mes pasado. Y explicó por qué: no hubo presupuesto. Los viáticos de varios enviados y el montaje de un pabellón decoroso, no habría costado más de uno o dos millones de pesos, en calidad de inversión y no de gasto a fondo perdido. Así, los cuatro pueblos mágicos potosinos se quedaron sin promoción internacional.

El video de un minuto en el que Gallardo Cardona habla de este tema, contiene un elemento de juicio muy interesante. Dice, dirigiéndose “a la raza que solicita las lipos”, que “pues ahí sométanlo a votación”. ¿Someterlo a votación? ¿Cómo, cuándo, dónde? ¿Una consulta organizada por el INE o el Ceepac? ¿Con urnas o a mano alzada en asambleas multitudinarias? Evidentemente el titular del Ejecutivo potosino necesita una conexión más eficiente entre el cerebro y la lengua. He calificado de “muy interesante” este elemento, porque creo que en alguna medida revela una mente poco ordenada, propensa a dar brincos por impulsos erráticos, intempestivos. Y así, con pulsiones caóticas se gasta el presupuesto estatal.

En esta misma línea de reflexión, resulta fácil entender por qué en los primeros meses de este gobierno se ha incrementado tanto la deuda pública, sobre todo la pagadera a corto plazo. Hay que recordar que en octubre anterior se gestionó un crédito quirografario por mil 500 millones de pesos y está en proceso otro por una suma superior que al parecer irá al apartado de deuda de largo plazo.

Y pues sí, como dice la nueva embestida propagandística del gallardismo ¡Ya se nota! Ya se nota que las prioridades estatales están torcidas; que la deuda pública se está inflando como globo, que en las alturas se dicen, graban y difunden disparates, que o son mentiras o son extravíos de una mente acelerada. Ya se nota, y mucho, que el criterio rector del gasto público es privilegiar todo aquello donde haya moches.

Otra de las razones por las que resulta difícil admitir que todo esto de las lipos haya sido una broma simplona, es porque cuando efectivamente se trata de eso, la precisión correspondiente se hace de inmediato y no se dejan pasar días. En este caso ¿Cuántas “chavas” (así las llamó Gallardo) se ilusionaron con un arreglo estético sin costo para enterarse después que era una vacilada de un gobernador que no tiene nada mejor qué hacer que pitorrearse de sus gobernadas.

Por último, ayer estuvo genial el padre Priego. “Seamos serios”, fue demoledor, y “a ese paso yo voy a pedir un trasplante de pelo para tratarme la calvicie”, fue como una patada en los destos. 

HABRÁ QUE VER

Entre las numerosas iniciativas de reformas y adiciones a nuestra legislación electoral que están siendo procesadas en el Congreso del Estado, además de la supresión de las Alianzas Partidarias a que nos referimos la semana pasada, hay otra que nos parece interesante. Se trata de la encaminada a “encarecer” las diputaciones de representación proporcional o plurinominales.

Conforme las normas vigentes, para tener derecho a participar en la asignación de ese tipo de diputaciones los partidos deben obtener mínimo el tres por ciento de la votación efectiva, que es la que resulta de restar al total de votos depositados en las urnas los nulos, los de candidatos no registrados y los de aquellos partidos que no hayan alcanzado el tres por ciento.

Conforme las estimaciones para las elecciones del 2024, la votación efectiva en lo que a diputaciones locales se refiere, será de aproximadamente un millón 200 mil sufragios. Con las leyes como están, con 36 mil sería suficiente para recibir en automático una curul plurinominal. El año pasado hubo varios partidos que no los alcanzaron, entre ellos el PRD, Encuentro Solidario y Fuerza México. Conciencia Popular los logró por su alianza con PAN y PRI que le “regalaron” varios miles de votos.

Las principales iniciativas que se discuten en el Congreso son en el sentido de aumentar el mínimo al 3.7 o al 4.0 por ciento. Según avanzan las discusiones, la primera es la que tiene mayor sustento y sería más fácil de defender si se abren litigios.

El sustento es en el fondo simple: nuestro Congreso se compone de 27 diputados, por lo que cada uno de ellos representa el 3.7 por ciento del total. Así, un porcentaje de votos idéntico para tener derecho a una curul plurinominal tiene sentido. No sucede lo mismo con la idea de elevar el requisito al 4 por ciento, pues no hay ninguna razón sólida que la apoye.

En la expectativa de que en el 2024 la votación efectiva sea la que ya mencionamos de un millón 200 mil votos, si se introduce el aumento al 3.7 por ciento, en vez de 36 mil los partidos deberán acumular un mínimo de 44 mil 400. No la tienen fácil. 

Esta modificación legal, complementada con la desaparición de las Alianzas Partidarias -las que permiten convenios para el reparto de votos previo a las elecciones entre los partidos- muy bien podrían significar dentro de dos años que formaciones políticas como Conciencia Popular, Nueva Alianza y Redes Sociales Progresistas se queden sin ninguna posición en el Congreso.

Es probable que a estas alturas algunos de nuestros lectores se estén preguntando por qué no meterle mano también al 3 por ciento de la votación que necesitan los partidos para conservar su registro estatal. Ese número no se puede tocar localmente porque es una norma federal.

Otra propuesta de modificación que tienen sobre la mesa nuestros ínclitos legisladores es la que se refiere a la reducción de los tiempos de campañas. Actualmente la de gobernador es de 90 días y las de alcaldes y diputados locales de 60. La iniciativa enviada por el Ejecutivo a través de su fracción es que bajen a 45 y 30 días, respectivamente. Según se han dado las negociaciones, lo más factible es que se convenga en un punto intermedio.

COMPRIMIDOS

Dicen por ahí “no está usted para saberlo ni yo para contárselo”, pero si no fuera porque se trata del aparato de gobierno que al menos teóricamente debe velar por nuestra seguridad, bienestar y progreso, el chisme podría ser intrascendente. Pues no lo es. Sucede que de un tiempo para acá el Gabinete legal y ampliado de Ricardo Gallardo Cardona está peor que patio de vecindad, lo que en buena medida explica que cometan tantas burradas.

Sin que sea un recuento exhaustivo, ocurre que el Secretario de Finanzas no se habla con la muy guanajuatense Contralora General del Estado ni con el titular de la Sedesore. Las señoras secretarias de Turismo y Cultura no se dirigen la palabra ni aunque estén sentadas una frente a otra; Uñas Largas tampoco saluda a la Contralora ,y hasta antes de que lo corrieran el director del Instituto de Capacitación para el Trabajo (ICAT) no se dignaba contestarle el teléfono a su superior el Secretario de Trabajo y Previsión Social.

Ojalá haya alguien capaz de ofrecer una explicación razonable, pues hay ratos en que uno ya no sabe si se está volviendo loco o tonto: traemos fiesta en grande porque pronto entrará formalmente en funciones nuestra flamante Guardia Civil, con nuevo marco legal, nuevos uniformes, nuevos vehículos y, supongo, nuevo armamento. Pero sin nuevos elementos, salvo que el gobierno gallardista los vaya a traer de otras latitudes y lo primero que les entregue sea un mapa de la entidad y planos de las principales ciudades para que no se pierdan. Lo digo porque la Academia Estatal de Policía tiene sus aulas vacías:  Es decir, no hay ninguna nueva generación de cadetes en formación y los cursos completos son de un año. Se pueden hacer intensivos y ajustarlos a siete u ocho meses. Ahí lo único que hay, o había, son 40 agentes veteranos tomando cursos de actualización. ¿Y entonces? Una supercorporación deficitaria de personal humano, con los mismos elementos de hace ya muchos años.

Cada día se ve más complicado que la jefa de gobierno de la Ciudad de México se convierta en la candidata presidencial de Morena y asociados. Podrá tener todo el respaldo y afecto de Andrés Manuel y familia, pero si el Presidente no ha perdido el toque, pronto se va a dar cuenta de que la candidatura de doña Claudia Sheinbaum puede significar el derrumbe de su proyecto transexenal.

Hace tiempo me daba vueltas en la cabeza, de forma imprecisa, una frase de Octavio Paz. Recién la encontré: “El espíritu cortesano ha invadido toda la vida pública de México”. Nada más cambie usted “México” por San Luis Potosí. ¿Estamos?

Hasta el próximo jueves.