La lucha de la memoria contra el olvido
Milán Kundera, el gran escritor checo recientemente fallecido, narra en su obra “La inmortalidad”, el caso de aquel gobernante que, cada que tenía oportunidad, dormía dentro de un ataúd que guardaba, presto para ese efecto, en algún rincón de su morada, con el propósito de soñar, o por lo menos imaginar, que de esa manera sería por fin vitoreado por la multitud que aspiraba a mandar. El episodio de marras bien pudiera servir, guardadas las proporciones, para ilustrar el caso de cada personaje de la clase política que hemos padecido en nuestro país, que ávido de sentirse amado, o por lo menos temido (según la conseja de Maquiavelo), termina por hacer cada desfiguro, no tanto para hacerse el occiso, sino para jugarle al vivo, metafóricamente hablando.
Nomás como botón de amplia muestra, está el caso de un Vicente Fox que, ya casi convertido en momia de Guanajuato, sigue queriendo estar en el ánimo de la gente y no para mientes para persuadir que es un simple ciudadano que, de puro milagro, no se ha muerto de hambre porque, según él, padece grave pobreza inexplicable. Fox quiso inmortalizarse hasta en una estatua colocada en algún lugar de Veracruz, donde el pueblo enojado la echó abajo. Ahora busca seguir metiendo ruido en la sucesión presidencial pero, como cuando dizque era titular del ejecutivo federal, sigue naufragando. Hasta una señora que vendía gelatinas lo niega como influencia que le pueda sumar simpatías, a pesar de que fue su jefe inmediato.
Pero es, precisamente, uno de los legados que deja la obra de Kundera, de acuerdo con Maciek Wisniewski (en “La Jornada”, 22 de julio de 2023), esto es, la idea fuerza que subyace en varios de sus textos: “la lucha de la memoria contra el olvido”, recordando que, aunque tal vez tardía su expresión contra el tipo de socialismo real que se vivió en su propia nación, padeció la represión personal y de su obra. Vaclav Havel, uno de los artífices de la Primavera de Praga de 1968, con quien tuvo diferencias de apreciación filosófico-política, no dudó en avalar su honestidad y trayectoria intelectual e ideológica. En fin, la lucha de la memoria contra el olvido es una idea fuerza que, por acá, en nuestro peculiar medio político, también se mantiene, afortunadamente, viva.
Aquí lo hemos planteado antes. La victoria del pueblo mexicano en 2018 fue un triunfo de la memoria contra el olvido, porque tantos años de abuso del poder económico y político de una minoría no podía ya sostenerse más, apelando a la desmemoria de la gente, porque la resistencia de los pueblos siempre permanece latente y se precipita cuando el memorial de agravios se vuelve material y moralmente insoportable. Porque el motor que revoluciona las conciencias no es tanto la promesa de un mundo mejor (de promesas siempre estuvo empedrado el camino del tradicional sistema político mexicano) sino la insoportable, parafraseando a Kundera, materialidad de vida del ser humano, la precariedad de sus condiciones de subsistencia digna.
Por lo anterior, la oposición partidista mexicana puede ofrecer hasta “las perlas de la Virgen”y hablar de un futuro que, cuando tuvieron oportunidad de construir no lo hicieron, así como de muchas promesas más, pero lo que importa son las realidades que la mayoría de la gente reclama como derechos ya ganados y usufructuados en el presente; por eso, se ve muy complicado que la oposición gane algo más que la risa… por tanto desfiguro que hacen sus posibles abanderados a la presidencia de México, y que no es más que la expresión de un peculiar poder kafkiano, ese tipo de poder absurdo que en el fondo, se cuestiona en la variada obra de Kundera.
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