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Libros, libros

Por Jorge Chessal Palau

Noviembre 23, 2020 03:00 a.m.

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En estos más de treinta años que han transcurrido desde que, por primera vez me coloqué frente a un grupo a impartir una clase, sin duda la materia que me ha resultado el mayor reto, pero también el mayor atractivo desde muchos aspectos, es Teoría del Estado.

No es una materia fácil, pues siempre lleva la carga, incluso atribuida por algunos maestros de la misma, de ser solo para efectos de “cultura general”. Nada más falso. Se trata de una materia formativa, no solo informativa, donde conocer el desarrollo de todo lo que se vincula con el Estado, a lo largo del tiempo, nos permite conocer, pensar y trasformar a nuestra sociedad. Día a día la política forma parte de nuestro hacer y de nuestro discurrir; teorizar permite comprender, evaluar y evolucionar.

En este sentido, la lectura de los textos escritos a lo largo del tiempo sobre la sociedad, el Estado y la política resultan invaluables para poder reflexionar sobre nuestra actualidad y nuestro futuro. Estos textos, muchos de ellos, aun hoy, son de lectura obligada o conveniente para ciudadanos y para la clase política.

Sin embargo, como en todo, hay algunos que gozan de mayor popularidad que otros, además de que muchos “lectores” lo son de resúmenes encontrados en buscadores de internet, pues de posar la vista en las páginas del libro completo, ni hablar.

Así, El Príncipe, de Nicolás Maquiavelo, forma parte de esos volúmenes que todo político moderno dice haber leído, ignorando que no se trata del mejor texto escrito por el italiano (en mi opinión, lo es El Arte de la Guerra) y que, en cuestión política, hay más que aprender del Discurso sobre la Primera Década de Tito Livio, donde reflexiona sobre la república, que de la obra dedicada a César Borgia, que debe en buena medida su fama a que Napoleón Bonaparte fue su principal promotor.

Sobre las sociedades ideales, modelos de perfección imaginaria, siempre la Utopía, de Tomas Moro será mayor éxito editorial que La Ciudad del Sol, de Tommaso Campanella; la Nueva Atlántida, de Francis Bacon o La Ciudad de Dios, de San Agustín.

¿Y qué decir de textos que, sin más, van quedando en el olvido o, por lo menos, fuera del radar de los programas universitarios, no obstante que en mucho pueden aportar a la formación de criterios y de ideas?

Entre estos tenemos, sin duda La Monarquía, de Santo Tomás de Aquino; Sobre la Monarquía, de Dante Alighieri, y, a mi parecer uno de los mejores pero también de los más ignorados, el Tratado acerca del Régimen y Gobierno de la Ciudad de Florencia, de Girolamo Savonarola.

A guisa de ejemplo, de este último autor cito un breve fragmento: “Asimismo, el tirano es pésimo en cuanto al gobierno, respecto del cual principalmente atiende a tres cosas. Primero, que los súbditos no comprendan cosa alguna acerca del gobierno, o poquísimas y de poca importancia, para que no conozcan sus maldades. Segundo, busca crear discordia entre los ciudadanos, […] puesto que el tirano favorece a una de las facciones, que tiene sometida a la otra y fortalece al tirano. Tercero, busca siempre desacreditar a los poderosos, para adquirir seguridad, […], mantiene a los hombres sabios en baja estima y los desprecia para quitarles fama, para que nadie los siga: no quiere tener a los ciudadanos como compañeros sino como siervos…”

Incluso, en la formación del pensamiento sobre política y el Estado, debemos tomar en cuenta obras que, sin ser propiamente textos académicos, llevan a la dura y necesaria reflexión, como son el Ensayo sobre la Lucidez, de José Saramago; Donde mueren los Payasos, de Luis Noriega; Rebelión en la Granja, de George Orwell o ....Ya eres un Enemigo de la Constitución, de Peter Schneider, solo por citar algunos.

De esta última y controversial obra: “Dos colegas de la escuela general realizaron un debate sobre las centrales [nucleares] e iniciativas ciudadanas. Los dos fueron trasladados. ¿Quién de nosotros se atreve a hablar de lo que no esté en los libros de texto?”.

Y podríamos seguir, pero siempre la indagación propia nos llevará a descubrir mejores tesoros. Indague, busque y lea.

@jchessal