logo pulso
PSL Logo

Los filos de la lengua

Por Alexandro Roque

Enero 10, 2021 03:00 a.m.

A

Se ha vuelto un lugar común decir que con todo lo que pasó en 2020 nada puede sorprendernos, pero siempre hay alguna escena o actuar humano que nos lleva a preguntarnos qué clase de especie somos. Como en las buenas historias, a veces es una acción pero también lo son los diálogos y las elipsis. 

«El pez por su boca muere», dicen, pero también que «verbo mata carita y dinero mata verbo» o que «el que tiene más saliva traga más pinole». El episodio casi cinematográfico del asalto al Capitolio de Estados Unidos, con sus disfraces y violencia, es lo más notorio en estos días, y casi ha opacado las recientes cifras récord en contagios y muertes por la COVID-19. De quienes irrumpieron en el Capitolio lo mismo se dijo que eran «patriotas» que de «extrema derecha» o «fanáticos», y hay quien coloca a Trump casi como mártir de la «libertad de expresión».  

Tras el episodio, Twitter y otras empresas de comunicación (léase redes sociales) suspendieron las cuentas del aún presidente de EU, Donald Trump, y se habló de «censura». Pareciera que apenas se supo todo el poder que tienen las redes de Marck Zuckerberg, como si no hubiera desde siempre suspensión de cuentas, desaparición o aparición sospechosas de temas tendencia (trending topics), comercialización de datos personales o uso de bots y trolls. 

Se habló de «censura» sin tomar en cuenta que Trump es casi expresidente, pero también excandidato (perdedor), es empresario, y tiene medios incondicionales y presupuesto a su servicio. Fue público que azuzó a sus hordas a entrar al Capitolio y al parecer hasta les facilitó la entrada, pues hubo policías que los escoltaron. El dueño de «las benditas redes» decidió cuándo y cómo suspender la transmisión de los gritos de Trump, seguramente porque ya estaba de acuerdo con otros personajes que actuaron detrás de bambalinas. Antes no hubiera sido negocio. Cada ‘click’ cuenta.

Twitter no tiene tantos usuarios como otras redes, pero encuentra uno información interesante (ciencia, arte, literatura, datos y opiniones valiosas) entre tanta paja y permite tomarle el pulso a ciertos personajes que escriben desde el hígado y no desde el cerebro. La inmediatez nos deja verlos tal cual. Y de los que se muestran más papistas que el papa, ni se diga. De ahí a creer que Twitter concentra toda la opinión pública hay un mar de diferencia. 

Hablar de «censura» y de «libertad de expresión» cuando el mensaje es una directa incitación al odio y puede desencadenar violencia es por lo menos exagerado. Nadie debería defender las expresiones de discriminación ni las cuentas que solo se dedican a amenazar, insultar, revictimizar, hostigar, y promover noticias falsas, por intereses o paranoia. Y se sabe que en todas partes hay reglas, sean redes, medios, empresas o gobiernos. Que las reglas o leyes sean justas o injustas, es otro cantar. Casi nadie lee las letras pequeñas al suscribirse a una red, bajar una app o conectarse a un dispositivo.  

El discurso de «Nosotros los buenos» requiere un «ustedes los malos», adversarios reales o hasta inventados para desquitarnos o defender «nuestros derechos» (que a veces son privilegios), y requiere también argumentar a favor de «los nuestros» aunque sea con falacias. Defender el documento apócrifo de Bartlett, la escapada de López-Gatell o la candidatura de Salgado Macedonio es por lo menos incongruente, como los padres que defienden a su hijo asesino o violador. 

Igual denota ignorancia el creer que el INAI no sirve y las dependencias darán alegremente información; con todo y sus errores, que los ha habido, y sus presupuestos (a discusión, pero menores a otros rubros que son prioritarios por decisión del Ejecutivo), mucha de la labor periodística de a de veras no hubiera sido posible. Lo escribió Lilia Saúl en Twitter: «Si no existiera el INAI todas nuestras solicitudes se volverían amparos».

Aquí en los lares potosinos no cantamos tan mal las rancheras. Con pactos o sin pactos públicos, se han dado hasta con la cubeta. Solo el PRI ha dado muestras de que la disciplina es lo suyo, y que eso les ha valido seguir con vida electoral. En Morena hubo amago de rebelión ante la decisión de que fuer mujer la candidata, impuesta desde el centro. En el PAN el jueves tuvieron «debate» (es un eufemismo, como indican las comillas) y el viernes amanecieron con pintas en su sede estatal. Los tres se declararon ganadores, los tres se echaron la pelotita de las pintas.

Por medio de Jesús Ramírez Cuevas, su coordinador de comunicación social, el presidente mandó su mensaje: «El Ayuntamiento de San Luis Potosí quiere autorizar la depredación de la Sierra de San Miguelito y su Cañada del Lobo, desconociendo su estatus de zona de reserva y los esfuerzos para su protección del gobierno federal. Sería un ilegal golpe al patrimonio natural de los mexicanos». 

Esta semana se definen las cartas. Mientras ellos se pelean, negocian o están atentos al teléfono rojo, en San Luis Potosí ya van tres feminicidios y más de 40 mil contagios de COVID-19, con 3500 decesos, de los que 40 han sido de trabajadores de la salud. La ocupación hospitalaria se incrementó 15 % en la última semana y hay 85 personas intubadas.

Apenas estamos a 10 de enero. No gastemos la pólvora en infiernitos. Todavía falta.

http://alexandroroque.blogspot.com    Correo: debajodelagua@gmail.com

Posdata: Las inscripciones al taller de Creación Literaria del Ceart SLP siguen abiertas hasta el 20 de enero. Arrancamos el jueves 21. Y hay otros proyectos y publicaciones en corto, de las que ya les contaré aquí y en mi blog.