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Más berrinches

Por Óscar G. Chávez

Febrero 25, 2023 03:00 a.m.

A

De nueva cuenta se le hizo notar al gobernador que su poder no es absoluto por mucho que se sienta dueño de San Luis Potosí. Un tribunal colegiado en materia de trabajo ordenó la suspensión provisional de la disposición del propio ejecutivo estatal de privar a los trabajadores estatales de los servicios médicos del IMSS. 

La realidad es que este fallo beneficia a un gran número de burócratas estatales, pero el gobernador y su secretario de Gobierno lo toman como una afrenta a su incuestionable autoridad, mientras que en la opinión pública buscan crear la idea del abuso descarado de los trabajadores. ¿A quién se le ocurre tener dos servicios médicos?, vaya atrevimiento; pero ¿no es lo mismo que el propio gobernador había propuesto luego de anunciar la suspensión del IMSS?   

De inmediato, el general de gobierno indicó que aunque se respetará el fallo y se harán de nueva cuenta las aportaciones al IMSS (de forma gradual), a los trabajadores que se ampararon se les retirará la atención médica particular. Por su parte, el gobernador, amenazante como en la mayoría de las ocasiones que se desafía su voluntad, dijo que los trabajadores amparados cavaron su tumba política y laboral. Irónico, pensar que él alcanzó la libertad cuando estuvo preso en un penal federal, gracias al recurso del amparo.

Con sus dichos, a lo que le apuesta es al impacto social, no es la primera ocasión, ni será la última, en que sus ponzoñosos señalamientos busquen estigmatizar a cualquiera que vaya en contra de sus intereses. El asunto de fondo es el dinero, no hay más; que se atiendan con un servicio particular es lo de menos, pero que no hagan uso de los servicios médicos que pretende poner en funcionamiento sería catastrófico para sus proyectos; se le puede ir un negocio.

Cuando dice que “no vamos a permitir tampoco que se lapide [sic] el dinero de los potosinos”, en realidad debemos interpretarlo como un “no voy a soltar mi dinero a cualquiera, ni tampoco voy a permitir que se interpongan en mis negocios” menos en vísperas del año electoral. Quizá el dinero no compra salud ni felicidad, pero sí impunidad a través de alianzas.

Pero, por otro lado, no es una rabieta sin justificación, recordemos que apenas la semana pasada un banco le recordó que no hay nada que puedan hacer ni él ni su secretario de Finanzas contra acuerdos y contratos en los que intervienen empresas serias y bancos. Con todo y que diga el secretario de esa dependencia que la planta tratadora de agua se ha pagado muchas veces; quizá lo sea, pero que mejor convenza de eso a los bancos. 

Como sea, el ejemplo es bastante idiota, es como cuando cualquiera solicita un préstamo o un crédito a largo plazo: primero se ponen a salvo los intereses acumulados por el adeudo. ¿Qué nunca habrá comprado un carro por ese medio?  Es claro que no sabe y piensa que los demás tampoco. 

Nada podrán hacer, ni él ni su iracundo jefe contra contratos que se blindan a la perfección; y como muy pronto se darán cuenta que nada podrán hacer, el tema quedará olvidado. Lo importante era el escándalo mediático.

De ahí que sus berrinches hicieran catarsis en la posibilidad de arremeter de nueva cuenta contra Marcelo de los Santos tras la resolución del jurado estadounidense en el asunto de García Luna. Y aunque aquel fue un sexenio en que los demonios se alebrestaron y ni las capillas respetaron, ahora resulta que es su culpa la ola de violencia que actualmente nos fustiga.  

Decir que “fue quien le abrió la puerta al crimen organizado” no sólo es un poco infame sino también bastante infantil; es decir, si esto es tan viejo (me refiero a la violencia desatada) pues habría que preguntarle por qué desde que fue diputado federal y después candidato, no pensó en una estrategia eficiente para cerrarla. ¿O será que por improvisados ni él ni su secretario de Seguridad Pública le saben a llaves y cerraduras? 

Lo más curioso de esto es que tanto Gallardo  como el flamante contador, hasta hace poco eran bien cuates, no hasta lo invitó a su informe (y el cándido contador se hizo presente) ¿será que lo ataca algún problema de bipolaridad?

Mientras, la dirigente estatal del PAN, Verónica Rodríguez Hernández, señala que  “la cuatro te sólo le echa culpas al pasado”, es decir, se lo dice al amoroso presidente, pero no se atreve a decir lo mismo del gobernador potosino ni para defender a don Marce. Salió más entrón el diputado Juan Francisco Aguilar.

Gracias por la lectura. Si va a la marcha de mañana no olvide aplicarse una agradable loción, llevar zapatos cómodos y aplicarse filtro solar; esperemos que en esta ocasión ningún farsante que se sienta reivindicador se apropie del micrófono para hablar de sus supuestas glorias.