Mirador

Dice este amigo mío:

“Tres veces he leído el Quijote: cuando joven, cuando adulto y cuando viejo.

La primera vez me hizo reír.

La segunda me hizo pensar.

Ahora me está haciendo llorar.

Discípulo de Sancho Panza,  envidio la bella locura del hidalgo. Nunca he sabido perseguir sueños, sólo realidades. No he luchado contra gigantes sino contra pigmeos, de modo que tanto mis victorias como mis derrotas han sido, si no vergonzosas, sí vergonzantes. Jamás he creído en encantadores, y eso que en el camino he visto varios. No tuve una sola dulcinea: tuve varias, y eso hace que en mi vida no haya habido una Dulcinea.

Espero, eso sí, no morir como el hidalgo de la Mancha, al que mató su padre cuando lo hizo volver a la razón y arrepentirse de sus culpas.  Yo no quiero arrepentirme de las mías. ¡Han sido tan hermosas! Y cuando acabe el sueño de la vida, cuando acabe la vida de estos sueños, espero llegar al otro sueño en brazos de mi única, mi verdadera Dulcinea”.

¡Hasta mañana!...